HOla todos,

Yo era joven, yo era entusiasta. Quería ser generoso. Yo tenía la ambición de hacerlo bien. Escuché, oré, trabajé. Di mi tiempo, mi esfuerzo y mi dinero, sin contar. Viví el espíritu de familia tanto como fue posible. He amado a mis hermanos y he respetado a mis hermanas en los 5000 KM, tanto o más fuerte que mi familia de sangre.

Pero después de algunos años, discerní con mi madurez que yo no era para este tipo de vida.

Después de varios años, escribí una nota amable a uno de mis amigos numerarios felicitándolo por su ordenación. Este candidato a la santidad no respondió: demasiado ocupado, no interesado. Caridad, amor, gratitud por todo un pasado de entrega, es tiempo perdido para el proselitismo y el advenimiento del Reino de Dios.

Me entristece que estas personas que conozco reclamen a Jesucristo. Porque el Jesús que frecuento todos los días de mi vida, tiene un lenguaje de verdad, de caridad para todos. Jesús nos ama sin concesiones, animándonos a hacer el bien ya ser generosos.

Es una gran ofensa a la Iglesia y quizás a Dios.

Es posible que los lectores de este maravilloso sitio tengan los mismos sentimientos.

Un abrazo,

Matthieu