En estos días del Congreso se habla mucho del carisma y del espíritu de la Obra. También de encontrar un cobijo jurídico más adecuado a ese carisma. Pero creo que el meollo de la cuestión es algo más profundo: Yo sí creo que hay un carisma en el Opus Dei, un mensaje propio que intentábamos vivir y desplegar durante nuestro tiempo en la Obra, algo que nos motivaba e ilusionaba: Vivir como cristianos en medio del mundo. Que esto sea posible en un camino especial, que sea una aportación a la vocación común de cristiano y otras cuestiones relacionadas, daría para muchos análisis y debates, requiere análisis, trabajo y aportaciones. Pero "algo tenía" que nos ilusionó durante años.

La aplicación práctica del espíritu de la Obra ha estado ligada siempre a un gran fraude: el camino jurídico tan alabado, finalmente se ha revelado entitativamente inadecuado y, las interpretaciones de los "prelaturianos", sesgadas, engañosas y muy alejadas del significado común de los términos jurídicos y canónicos. Vamos, una pipa tremenda. Finalmente les han dicho con claridad aquello de "de eso nada, monada". Y ese fraude engloba muchos más fraudes que nos fueron colando por el camino: el periodo de discernimiento, en el que nos decían que una vez puesta la mano en el arado no era lícito mirar atrás, y que nos íbamos a condenar si cambiábamos de ruta.

Las incorporaciones parciales de los menores de edad que pretendían que les obligaran como decisiones definitivas en conciencia el resto de su vida. Aspirantes a los que se coaccionaba de manera férrea e ignorando sus disposiciones para que pitasen.... y muchos otros detalles que solo cabe denominar de una manera: una gran estafa.

El Opus Dei fue un lugar donde uno esperaba que se respetara su conciencia y su confidencia. Pero se convirtió en un lugar de esclavitud, donde se soportaban la tiranía y la manipulación espiritual. Y esto se hacía (se hace aún) de manera sistemática y premeditada. El Opus Dei ofrece un modo de vida, e inesperada y paulatinamente lo cambia por otra cosa. El temor mayor en el Opus Dei me temo que es que si deja de manipular a la gente con esos engaños, todos se liberen y desaparezcan. Pues sí, es un riesgo. Pero, si se continúa estafando en temas tan importantes a los que se acercan a la Obra, todos van a terminar destruidos o fugitivos (y algunos, las dos cosas).

El único camino razonable es que los congresistas tengan fe en Dios e intenten salvaguardar el carisma y evitar los fraudes. Todo lo demás es seguir mareando la perdiz y solo puede llevar a un desastre: la extinción del Opus Dei. Lástima por lo bueno que pudo ser y no fue.

Saludos cordiales.

Zuri