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 Tus escritos: No basta con reformar los Estatutos.- Ottokar

125. Iglesia y Opus Dei
ottokar :

 

No basta con reformar los Estatutos

Ottokar, 28/12/2022

 

Hace pocos días Gervasio se refería a la entrevista al Papa Francisco que el diario español ABC publicó el pasado 18 de diciembre de 2022, en la que, entre otras muchas preguntas, Francisco respondía a dos de ellas sobre el significado del motu proprio “Ad charisma tuendum” y las reacciones al mismo.

Comprendo que en una entrevista en un medio de comunicación el Papa deba utilizar un lenguaje “diplomático” con respecto a una institución que forma parte de la Iglesia de la que él es cabeza visible. Sin embargo, las respuestas del Papa a mi me generan bastante preocupación...



En la primera respuesta el Papa parece alinearse con el mensaje oficial que está transmitiendo el Opus Dei a sus miembros. Dice el Papa: “Se estudió la cosa y se dijo, «que vaya la prelatura a la Congregación del Clero». (…) Ha sido una cosa serena y normal hecha por canonistas, trabajaron incluso canonistas del Opus Dei en el proceso”. Aunque Gervasio en su mensaje intenta mostrar que esto supone una dura corrección para el Opus Dei, (dada la insistencia con que el Opus Dei y sus canonistas han intentado durante cuarenta años presentar a la Prelatura como parte de la estructura jerárquica de la Iglesia), lo cierto es que el mensaje que transmite el Papa, en un medio de información general dirigido a un público general ignorante en cuestiones de derecho canónico, es que el cambio es simplemente una cuestión de reorganización interna dentro de la Curia.

En la segunda afirma el Papa: “Soy muy amigo del Opus Dei, los quiero mucho y trabajan bien en la Iglesia. El bien que hacen es muy grande.” De nuevo, dice Gervasio, intenta modular esas palabras: “Que el Papa reconozca y diga que hacen un bien muy grande, no significa que sean perfectos”. Cierto, pero, sinceramente, después de veinte años de Opuslibros, de miles de testimonios de ex miembros, de denuncias ante el Vaticano, de alguna -que sepamos- corrección del Vaticano a la Prelatura en relación a la dirección espiritual, y, sobre todo, del sufrimiento de tantas personas, pues ¿qué queréis que os diga…? A mi me sabe a poco…

Porque el Papa podía haber transmitido, de una forma positiva, el mensaje de que en el Opus Dei hay cosas que deben cambiar. En el propio documento “Ad charisma tuendum”, se dice: “Art. 4. En el pleno respeto de la naturaleza del carisma específico (…) es necesaria una forma de gobierno basada más en el carisma que en la autoridad jerárquica.”. Quienes pensamos que gran parte del mal que causa el Opus Dei a sus miembros proviene de una forma totalitaria de gobierno que resulta en una praxis perversa, plasmada en documentos internos que imponen obligaciones a los miembros que van mucho más allá de lo que establecen los Estatutos, hubiéramos esperado que el Papa hubiera expresado claramente al pueblo llano que hay aspectos de la praxis del Opus Dei que deben corregirse.

Si toda la reforma que se va a realizar consiste en retocar los Estatutos para adecuarlos a la nueva posición del Opus Dei en el organigrama de la Curia, poco o nada habrá cambiado. Posiblemente, el haber dejado claro, de una vez para siempre, que la potestad del Prelado sobre los miembros del Opus Dei no tiene nada que ver con la que tiene un obispo sobre sus fieles, deba implicar algunos cambios en los Estatutos, pero es que el problema del Opus Dei no son los Estatutos. El verdadero problema, como se ha repetido muchas veces en esta página es otro. Cito de un escrito que publiqué en esta página hace unos años:

“Lo explicó magistralmente Oráculo en uno de sus escritos: "El normativismo acanónico del Opus Dei" (14-Jul-2006), y no debemos dejar que los árboles de la discusión sobre la configuración jurídica (el Opus Dei como parte de la estructura jerárquica de la Iglesia o como fenómeno asociativo) nos impida ver el bosque del fraude y el abuso que constituye el ejercicio de una normativa oculta no respaldada ni aprobada por la Iglesia e incluso contraria a lo aprobado.”

La praxis plasmada en esos documentos, no conocidos por los miembros de la Obra ni por la Iglesia, es la clave. Eso lo sabe el Opus Dei, y por eso se tomó la molestia de demandar a Agustina por la publicación de esos documentos en Opuslibros. Por eso, recoger sugerencias de los miembros en un modelo de hoja Excel en la que se pide que se indique el punto de los Estatutos que se sugiere modificar y cual debería ser la nueva redacción, no sirve para nada. Entréguese una copia de la última versión de los Vademecums, Glosas, Reglamentos, etc. (en particular, las más de 300 páginas de las “Experiencias de formación en el ámbito local - 2022”), tanto a la Santa Sede como a cada uno de los miembros. Sobre esos documentos sí que podría hacerse una verdadera reforma que contribuya a lograr “una forma de gobierno basada más en el carisma que en la autoridad jerárquica”.

Desde que en el pasado mes de julio se publicó el motu proprio, hemos podido leer una diversidad de opiniones e interpretaciones del significado que ese documento puede tener para el Opus Dei. Los titulares de prensa generalista han puesto el acento en el “castigo” que supone para el Opus Dei: “el Papa ‘degrada’ al Opus Dei; “el Opus Dei se queda sin privilegios”, “el Opus Dei pierde poder”, etc., los cuales han tenido el efecto de crear una sensación de tristeza y derrota en la mayoría de los miembros de a pie de la Obra que no tienen una idea clara del significado real del motu proprio. Desde las altas instancias del Opus Dei los mensajes hacia los miembros han sido de dos tipos: por un lado, el mensaje de que nada ha cambiado, de que son simples cuestiones jurídico-canónicas que cambian debido a la reorganización de la Curia, pero que, a los efectos prácticos de la vida de cada uno y de la labor, todo sigue igual que siempre; y por otro lado, de modo más discreto y en plan de confidencia, que “el Papa está mal aconsejado”, y que “este Papa no nos quiere”.

Quienes pensamos que el Opus Dei requiere de una reforma en profundidad, hemos querido ver en el motu proprio un primer paso para la liberación de los miembros respecto de un aparato que les tiene sometidos y coaccionados. Querríamos que los miembros de a pie de la Obra, que no saben bien qué significa el cambio, pero a quienes indudablemente  pueden doler titulares como "El Opus Dei, degradado", hubieran entendido que lo que el Papa está pidiendo es la vuelta al carisma (la santificación a través del trabajo ordinario como cristianos corrientes, sin más complicaciones), es decir, lo que todos entendimos que era el Opus Dei cuando pitamos. Querríamos que la gente de dentro entendiera que el motu proprio lo que pretende es liberarles de todas las cargas y obligaciones que les ha impuesto el aparato de la institución y que no tienen nada que ver con las razones por las que pitaron. Creo que eso, a los de dentro, les haría percibir el asunto de una forma mucho más positiva, es decir que el acto del Papa no va contra ellos sino contra el aparato, y que debería liberarles de muchas de las obligaciones que les acogotan y les angustian.

Sin embargo, nadie les está diciendo eso. No es eso lo que les dicen los directores y tampoco es eso lo que les dice el Papa en la entrevista de ABC.

Claro que hay que modificar los Estatutos. Por ejemplo, hay que eliminar el segundo párrafo de la Disposición Final segunda de los actuales Estatutos, que dice:

“Todos ellos (sacerdotes y laicos) están sujetos a las mismas obligaciones y conservan los mismos derechos que tenían en el régimen jurídico anterior, a no ser que las disposiciones de este Código establezcan otra cosa, o se trate de materias que provenían de normas derogadas por este nuevo régimen jurídico.”

Este párrafo habilita al Opus Dei a continuar imponiendo a los miembros la mayoría de las obligaciones que aparecían en las Constituciones de 1950, que eran mucho más numerosas y controladoras que las que aparecen en los Estatutos de 1982. Y de hecho, estas obligaciones han seguido siendo impuestas a los miembros haciéndolas aparecer en Glosas, Vademecums, Experiencias y otros documentos internos, desconocidos por los miembros y por la Iglesia.

Por supuesto que hay que modificar el punto 161.§ 2. sobre los Consejos Locales. Ya en 2011, tras la intervención del Papa Benedicto XVI para corregir la confusión entre gobierno y dirección espiritual que se daba en el Opus Dei, desde Opuslibros se avisaba de la necesidad de modificar los Estatutos. Por su importancia, transcribo completo el escrito “Reforma de los Estatutos” (26-oct-2011), en el que alfonso_pm indicaba:


Según la carta del Prelado del 2 de octubre de 2011, los Directores de la Obra pueden ocuparse de la dirección espiritual de los miembros porque no tienen autoridad sobre ellos:

"En la Obra, la separación entre el ejercicio de la jurisdicción y la dirección espiritual se asegura [porque] quienes reciben charlas de dirección espiritual —los Directores locales (...) — no tienen ninguna potestad de gobierno sobre las personas que atienden."

Parece evidente que este cambio se debe a una intervención de la Santa Sede para corregir la praxis del Opus Dei, institución en la que hasta ahora los superiores inmediatos de los miembros —los Directores de los centros— eran también los directores espirituales de dichos miembros. Lo cual, por cierto, está prohibido por la Iglesia, al menos, desde 1890.

Sin embargo, resulta sorprendente que el Prelado haya elegido quitarles a los Directores la autoridad sobre las personas para que puedan seguir siendo sus directores espirituales. Y es sorprendente porque los Estatutos recogen la función de gobierno de dichos Directores, y sin embargo no recogen su labor de directores espirituales. Es decir, este cambio exige la modificación de los Estatutos, mientras que si el Prelado hubiese elegido la opción alternativa —dejar libertad a los miembros de la Obra para elegir director espiritual— no se necesitaría dicha modificación.

En efecto, los Estatutos 161.§ 2. dicen: “El gobierno local está constituido por el Director con su propio Consejo. Los cargos son para un trienio y son conferidos por el Consiliario, oído su Consejo.”. Y, sin embargo, la carta del Prelado del 2 de octubre de 2011, Echevarría tuvo que decir que "los Directores locales (...) — no tienen ninguna potestad de gobierno sobre las personas que atienden."
Eso mismo que dijo el entonces Prelado se ha tenido que incorporar –sin haber modificado los Estatutos- a las “Experiencias de formación en el ámbito local - 2022”, que en la sección “1.I.b Consejos locales: algunos aspectos de su misión” dice lo siguiente:

"Su tarea no comporta el ejercicio de la potestad de régimen mediante actos de gobierno, ni puede tomar decisiones que cambien la posición jurídica estable de los fieles (por ejemplo, incorporaciones o dimisiones, cambios de centro, destinos a una región, etc.) ya que el Consejo local no tiene potestad de gobierno sobre las personas."

La contradicción entre los Estatutos y las “Experiencias de formación en el ámbito local (2022)” es evidente. Y si se pretende justificar este lío dando distintos sentidos al vocablo “gobierno” en diferentes contextos, habrá que aceptar, al menos, que la confusión está servida.

Lo anterior son simples ejemplos de la necesidad de reformar los Estatutos, pero al mismo tiempo es fundamental entender que reformar los Estatutos no es suficiente, si lo que se pretende desde la Santa Sede es corregir los abusos de poder y de conciencia que se han venido dando a lo largo de la historia del Opus Dei. La praxis interna en el Opus Dei en lo que se refiere al gobierno y al control sobre los miembros y a la labor de proselitismo, no está tanto regulada por lo que se dice en los Estatutos, sino por lo que se plasma en los documentos internos.

Quiero mantener la esperanza que manifiestan E.B.E y Gervasio en sus escritos de que la reforma del Opus Dei que Francisco pretende hacer vaya mucho más allá de lo que afirma en la entrevista en ABC. Amén.

Ottokar




Publicado el Wednesday, 28 December 2022



 
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