Atención Supernumerarios que firmaron cheques en blanco

«nosotros no hacemos una obra humana, por ser nuestra empresa divina»

Escrivá, Instrucción acerca del espíritu sobrenatural de la obra de Dios, nro. 20

La entrega totalmente ciega

Definir el Opus Dei no es una tarea fácil. Sin embargo, podría decirse que, dentro de toda su complejidad, el Opus Dei es una organización cuyo objetivo es que sus miembros firmen cheques en blanco, es decir se entreguen ciegamente a la organización, para que luego la misma organización haga lo que mejor le parezca con esa “entrega total o ciega” de cada uno de sus miembros, es decir, con todos esos cheques en blanco que recauda.

Se podría pensar que la entrega total sólo corresponde a los miembros célibes, como son los agregados y numerarios. Pero no, también abarca a los supernumerarios.

¿Y cómo es esto?...

La entrega total no es solamente entregarle a la organización la vida sexual, la castidad. Es sobre todo confiar ciegamente en la institución. Y cuando digo ciegamente, es literal: no porque no vean con sus ojos sino porque no llegan a ver lo que la organización hace con toda esa confianza ciega que se deposita en ella.

Nadie audita lo que el Opus Dei hace con la confianza que se le deposita y justamente es ciega esa confianza porque no tiene auditoria alguna. Es más, preguntarse por la posibilidad de auditar al Opus Dei va contra la confianza ciega que el Opus Dei exige.

Por lo cual, la entrega de los supernumerarios también es total en cuando es tan ciega como la de los numerarios y agregados.

El Opus Dei entonces tiene como objetivo fundamental fomentar la entrega total de sus miembros, la confianza ciega y eso metafóricamente podría representarse en forma de cheques en blanco.

Pero no tan metafóricamente.

Porque todo papel que los supernumerarios hayan firmado a favor del Opus Dei ya deja de ser simbólico y pasa a tener consecuencias jurídicas, por no decir penales, en muchos casos (cfr. Responsabilidad de los supernumerarios en el tema de las 43).

Esto los supernumerarios no lo saben, por la ceguera de su confianza. No tienen ni idea qué hace el Opus Dei con todo lo que ellos han firmado ni tienen idea de las consecuencias jurídicas -como decía, en muchos casos consecuencias penales- de lo que han firmado.

Pero el Opus Dei les dice que no se hagan problema, que confíen y que se queden tranquilos y que cualquier signo de desconfianza sería una infidelidad y una tentación del demonio.

Una tertulia

¿Qué es lo que ha hecho la superiora del Opus Dei en la tertulia que dio estos días y que ya fue comentada en Opuslibros? Decirle a las supernumerarias eso mismo, que los cheques en blanco que ellas firmaron -o sobre todo, que sus esposos firmaron- están en buenas manos, que la confianza ciega que han depositado en el Opus Dei nunca será defraudada.

Los grandes estafadores, en el momento en que está por explotar todo, convencen a sus accionistas de que sus depósitos están seguros, sus inversiones están en buenas manos, mientras que por detrás ellos mismos empiezan a vender todo lo que ellos mismos invirtieron en la empresa. Esa ola de confianza que transmiten -sin ninguna prueba, pues la ceguera y la falta de auditoria continúan hasta el final- es la calma que antecede a la tormenta. Véase, si no, el caso Enron, que es un caso financiero pero que bien puede aplicarse al caso Opus Dei, porque espiritualmente es también un caso financiero de defraudación y en muchos casos con consecuencias penales. Más que una defraudación económica -aunque no la descarto-, como podría ser Enron, hay sobre todo una defraudación moral, pero el mecanismo es el mismo: se logra convencer a muchísimas personas de que inviertan en un negocio que, de por sí, se sabe que funciona a base de defraudación, empezando porque no permite que nadie lo audite.

Es lo que siempre ha buscado el Opus Dei, evitar los controles, incluso respecto de la Iglesia, especialmente a partir de la figura de la Prelatura Personal. No es casual que ahora la Iglesia dé un golpe de timón y empiece por auditar al Opus Dei cada año y no cada cinco y que lo tenga más controlado, bajo el Dicasterio del Clero.

Carácter divino

Ese “carácter divino” del Opus Dei es el fundamento "teológico" central para que nadie lo audite. Auditar al Opus Dei sería como auditar a Dios, y a Dios nadie lo audita.

Esa es la excusa magistral para funcionar sin controles.

En realidad, lo magistral de Escrivá fue que lograra que tanta gente le creyera sin más pruebas que su palabra, y para eso fue esencial el secreto (“los nuestros nunca hablarán [de la intimidad] de la Obra a los extraños” [Reglamentos de 1941, Espíritu, nro. 12], de forma tal de no dar lugar a ninguna auditoría ni contrastación con el mundo exterior, que sólo se le creyera a Escrivá, único garante, y aquí entra en juego el sentido del culto a su persona, cfr. La figura de “El Padre” en las Constituciones del Opus Dei de 1950). Por eso su canonización es un hecho de dimensiones incalculables, porque la Iglesia misma llegó a creerle hasta el nivel de canonizarlo.

Cheques en blanco

Volvamos a los cheques que firmaron los supernumerarios. También hay que incluir a los agregados y numerarios, pero por ahora son más importante los supernumerarios que son usualmente los más ciegos, los que menos ven y a los que más se les oculta todo, porque jamás han estado en el gobierno del Opus Dei, cosa que los numerarios -aunque no todos, y a veces es sólo una minoría- conocen bastante bien con el paso de los años.

Todos firman su cheque en blanco de confianza ciega: al escribir la carta de admisión.

Luego vienen las firmas en blanco de diversas cosas que el Opus Dei les puede hacer firmar concretamente, sobre todo a los supernumerarios que intervienen -o han intervenido en el pasado- en todo lo relacionado a las asociaciones civiles del Opus Dei.

Volvamos una vez más a la tertulia de la superiora del Opus Dei. Se dedicó a tranquilizar a las supernumerarias. Es posible que ninguna o pocas de ellas hayan firmado papel alguno relacionado con las asociaciones civiles, pero sí sus esposos. Dejar tranquilas a las esposas es tan importante como dejar tranquilos a los esposos.

No deja de ser siniestro el hecho de que la superiora sabe perfectamente que, en un caso penal relacionado con alguna asociación civil, ella nunca irá presa, o muy difícilmente, porque entre otras cosas vive en otro país. Quien irá preso será el esposo de la supernumeraria que puso su firma literalmente en los papeles de la asociación del Opus Dei.

Por eso esa tertulia con tono Heidiniano, donde la superiora habla como contando cuentitos a un público infantil o senil, tiene un trasfondo siniestro, que las mismas supernumerarias no lo ven justamente por la confianza literalmente ciega que el Opus Dei les pidió y consiguió obtener de ellas (confianza ciega que reduce la capacidad crítica hasta niveles propios de la senilidad, de allí el tono de la superiora en esa tertulia).

Lo que la superiora quiere es evitar una ola masiva de retiro de confianza, evitar una corrida moral que termine vaciando al Opus Dei de lo poco que va quedando humanamente, como una corrida bancaria vaciaría a un banco.

Lo ha conseguido con esa tertulia. Ese es el problema, sobre todo para quienes están en la primera línea de fuego de cualquier situación relacionada con la responsabilidad penal de las asociaciones civiles del Opus Dei.

Es por eso que me parece importante, una vez más, llamar la atención de los supernumerarios, antes de que sea demasiado tarde para ellos.

Lo penoso es que muchos -ni hablar las supernumerarias que presenciaban esa tertulia- están convencidos -por el mismo Opus Dei- de que no hay que creer nada que se diga en Opuslibros ni hay que leer nada de lo que se escriba en esta web.

Cuando se les abran los ojos va a ser penoso para muchos de ellos. Pero va a ser tarde.

E.B.E.