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 Tus escritos: Profetizando sobre un viaje.- Antonio Moya Somolinos

125. Iglesia y Opus Dei
Antonio Moya :

 PROFETIZANDO SOBRE UN VIAJE

A bombo y platillo anuncian en el Opus el viaje del protonotario apostólico supernumerario Ocáriz a México, con el motivo, según dice él mismo, de “ver a sus hijos”, lo cual no es propiamente una mentira, sino una media verdad, o lo que es lo mismo, una doble mentira, al desviar con mala fe la atención del oyente del motivo real del viaje. Realmente, a lo que va el citado protonotario apostólico supernumerario a México es a lo que vienen siendo sus cometidos desde hace años, esto es, a apagar fuegos y a torear a sus hijitos; o sea, a ejercer de bombero-torero, como en las charlotadas de la España de aquellos años.

Lo de torear a sus hijos es algo evidente, excepto para ellos, que lo pasarán bomba formulándole en esas que ellos llaman “tertulias generales”, preguntas del estilo de “cómo podemos tratar mejor al ángel custodio”, o “cómo podemos vivir mejor la pobreza” o “cómo podemos tratar mejor a san Josemaría” u otras de similar grado de aburrimiento o encefalograma plano en el orden teológico-espiritual...



Cualquiera que tenga dos dedos de frente podrá intuir que hacer varios miles de kilómetros, movilizar a bastante gente y desembolsar un pastón en organizar unos eventos así, tan ñoños, no puede responder sino a una auténtica falta de sentido común –y sobrenatural– o a otros motivos inconfesables que se enmarcan en el contexto que todos sabemos de la refundación del Opus Dei promovida por ese Papa jesuita al que tanto odian y cuyo ascenso prematuro al Reino de los Cielos desean con vehemencia con constantes rogativas.

El Opus Dei no es la única institución de la Iglesia que todavía funciona a base de llevar a la práctica aquella expresión de un político español de la segunda república, “estos son mis poderes”. Hace años todavía había obispos que se dejaban impresionar por el número de efectivos que eran capaces de convocar determinadas instituciones eclesiales para mostrar su fuerza y su poder. No es la única institución que actúa así, pero así actúa. La beatificación de Álvaro del Portillo fue el último evento notable de ese estilo. Los números, los grandes números, siempre los grandes números para indicar por vía de los hechos algo así como “somos muchos, somos muy poderosos en la Iglesia. Luego somos buenos”.

Voy a referir un suceso que viví, aunque en ese momento no me di cuenta de ello. Estamos en noviembre de 2009, y no se sabe por qué, vino a Córdoba (España) Javier Echevarría, entonces prelado de la prelatura de la Santa Cruz y presidente general del Opus Dei. El motivo que se dio fue parecido al de Ocáriz en su viaje a México ahora, a estar con sus hijos. Eso sí, a bombo y platillo, ocupando la portada de la revista de la diócesis, inaugurando un altarcillo para beatos y beatas en una parroquia de Córdoba dedicado a san Josemaría, y saliendo en los medios de comunicación locales. La “tertulia general” se organizó en el patio de fútbol del colegio Alzahir, una labor personal. Nos dijeron que se habían alquilado 10.500 sillas. Yo, la verdad, no las conté, pero la realidad es que el campo de fútbol estaba lleno de gente.

La idea que había en torno a ese viaje era que quienes íbamos a estar en la tertulia general éramos los de Córdoba principalmente, y también la delegación de Sevilla, esto es, las provincias de Sevilla, Córdoba, Huelva, Cádiz, Cáceres y Badajoz y la ciudad autónoma de Ceuta. Para hacernos una idea, Sevilla era y es la sede de la delegación. Es una ciudad que entonces tendría unos 600.000 habitantes. Córdoba era la segunda ciudad, con 300.000 habitantes, con un centro de san Rafael, dos de san Gabriel y uno de agregados por cada sección, es decir, algo más de 500 personas del Opus en total, en las dos secciones. En Cádiz había un desarrollo aproximadamente igual a Córdoba. En Huelva, Cáceres y Badajoz el desarrollo era claramente menor, un centro de san Rafael y otro de San Gabriel por cada sección, y poco más. En Ceuta creo que había solo un apeadero y unos pocos supernumerarios. Estaba claro que solo la gente del Opus, en el supuesto de que todos acudieran a la tertulia general, no supondrían más de 2.500 o 3.000 personas.

Era un momento en el que, aunque ya OpusLibros empezaba a darle algún que otro dolor de cabeza al horrendo que hacía cabeza en este país, el ambiente de triunfalismo era total. Además, había en Córdoba un obispo totalmente fanático del Opus, lo cual siempre ayudaba. ¿Por qué en Córdoba y en 2009? Resulta que Córdoba era y es el mejor nudo de comunicaciones entre Madrid y Andalucía. La distancia Madrid-Córdoba se cubre en una hora y cuarenta y cinco minutos en el AVE, con muchos viajes diarios por ser Córdoba una ciudad eminentemente turística. Desde Córdoba se cubren radialmente y en breve tiempo todas las comunicaciones con la Andalucía occidental y oriental, tanto en ferrocarril como en autovías. Aunque no se planteaba como tal, Córdoba era y es el centro de Andalucía y el punto mejor comunicado con Madrid, cuya comunidad autónoma era y es una población de 6 millones de habitantes y el lugar con mayor desarrollo de centros del Opus Dei del mundo.

¿Por qué en el año 2009? Como es sabido en el año 2008 tuvo lugar una denuncia de unos cien ex miembros ante la Santa Sede, promovida por esta web, por abusos de poder y de conciencia, lo cual en aquellos años no se percibía como ahora. Pero una denuncia así, era algo muy inquietante en aquel momento, y más en la medida en que temporalmente coincidió con el caso similar de los Legionarios de Cristo. En el Opus Dei siempre se ha dicho que “hay que ahogar el mal en abundancia de bien”. Evidentemente “los malos” eran los denunciantes, y el bueno, el Opus Dei. Gracias a Dios hoy día no se ven las cosas con ese apriorismo institucional, habida cuenta de los escándalos de los que vienen siendo protagonistas, pero en aquel momento, una tertulia de, presuntamente, 11.000 personas suponían una especie de “plebiscito” incontestable a favor de las bondades de la institución que dejaba como algo irrelevante el griterío de unos pobres desgraciados resentidos.

Vamos a suponer que, de esos 2.500 miembros de entonces, la mitad, por los motivos que sean (falta de dinero, incompatibilidad de horario, etc.), no pudo venir. Eso quiere decir que para llenar el campo de fútbol del Alzahir hacía falta que cada miembro del Opus llevara unos diez amigos. Habida cuenta de que, por lo menos los que formaban parte de los consejos locales en Córdoba, no hacían apostolado ni a la de tres porque no tenían amigos propios sino que se dedicaban a “tratar” a los amigos de los demás del Opus, entonces la proporción de amigos por persona del Opus para llenar el patio de fútbol del Alzahir pasaba a ser de unos 12 o 13 amigos por persona del Opus. Y, sin embargo, el campo se llenó. Incontestable. Se llenó.

Por mi parte debo decir que invité a muchísima gente, y no logré llevar nada más que a seis amigos. De mi centro creo que soy el que más llevó. ¿Cómo es que el campo de fútbol se llenó? Entonces no me lo planteé ni me lo expliqué. La gente del Opus Dei no se plantea estas cosas. Pero me llamó algo la atención. Entonces no “procesé” lo que vi, pero ahora sí.

Tanto antes de la tertulia como después pude ver a un montón de numerarios de Madrid o de la delegación de Granada, a quienes conocía de años atrás, pues viví en la delegación de Madrid mis nueve primeros años en el Opus y en la delegación de Granada los quince siguientes. Muchos de los que vinieron a la tertulia eran oficiales de la Comisión regional o de la delegación de Madrid Oeste o de diversos centros de Granada, Jaén, Málaga o Almería, que no eran de esta delegación, sino de Andalucía oriental. En una palabra, la tertulia se llenó a base de talonario y de numerarios ociosos de relleno. O sea, que había muchos “extras”, como en la película Ben Hur. Que en una ciudad media como Córdoba se reúnan en torno a un cura 11.000 personas no deja de ser un acontecimiento que impresiona a gente acrítica y sin datos. El efecto mediático está servido.

Volvamos ahora a México. Pero antes, una pequeña reflexión. No es lo mismo el año 2009 que el año 2022, cuando en el Opus llevan del orden de 20 años sufriendo una sangría total en la que se les ha ido del equipo hasta el apuntador. Y de esos últimos 20 años, los últimos 8 o 10 no pita nadie. Y esto no solo en España, “la gallina de los huevos de oro”, como decía Florencio Sánchez Bella, sino en todos los países y muy concretamente en América Latina, y en concreto en México.

El escándalo de las 43 exnumerarias auxiliares es ya noticia en todo el mundo, y principalmente en México, después, por supuesto, de los países protagonistas (Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia).xDesde hace años Méjico ha sido después de España el país con mayor implantación del Opus Dei, y desde hace años la crisis y los escándalos de la prelatura en dicho país son intensos e inquietantes. También en México se ha hecho una de esas “refundiciones” de delegaciones parecidas a las llevadas en España, La Plata o Europa, fruto de ese erial en el que se han convertido.

Las dos facciones que poco a poco van cristalizando en el Opus Dei adquieren tintes de beligerancia en México. Es algo de lo que, en general, ya avisé en estas páginas hace muchos meses: Por una parte, está la vieja guardia opusina, cerril, fanática, que ve fatal que “se esté abriendo la mano” en algunas cosas y quiere volver a los tiempos de san Josemaría y hacer poco menos que rogativas para que Dios se digne adelantar el paso a la otra vida de este Papa. Por otra parte, están los que piensan que, ya que san Josemaría decía que uno de los tres amores de los miembros del Opus Dei, junto con Jesucristo y la Virgen María, es el Papa, el Vicecristo, el Dulce Cristo en la Tierra y otros apelativos de todos conocidos, parece lógico que se ponga en obra ese “omnes cum Petro ad Iesum per Mariam” y se acepte, no solo con la boca pequeña, sino de verdad, sin restricciones, lo que el Papa diga, y confiar en él. Este enfrentamiento pude hacer estallar el Opus en México de un momento a otro.

Esos magnos eventos en México, con esos baños de multitudes –grandes números, siempre grandes números– son una apuesta arriesgada para tapar la mierda que cunde en el Opus Dei en ese país. Una apuesta arriesgada, un órdago, como diríamos los jugadores de mus. Puede ser que mediáticamente les salga bien ante la galería. Pero sus problemas institucionales y de desunión total interna siguen ahí. En mi opinión, se van a dar un batacazo todavía mayor a posteriori en el supuesto de que mediáticamente les salga la cosa momentáneamente bien. A base de dinero, que no les falta, podrán hacer que gente del Opus de toda América vaya a esas tertulias generales. En un país como México, en el que por desgracia hay bastante pobreza y corrupción, incluso podrían conseguir que, a base de talonario, se llenen los auditorios de gente en calidad de extras, más o menos como un conocido sindicato llenaba los mítines de sus dirigentes a base de fletar autobuses gratuitos con bocadillo y cerveza incluidos para quien se apuntara.

Me huelo que a esas “tertulias generales” en las que quienes vayan no conocen a la mayoría de los asistentes, habrá mucho numerario/a ocioso/a inscrito/a de toda América viajando con todos los gastos pagados por cuenta de la prelatura o de alguna sociedad interpuesta o lo que sea. Pero seguir ese camino de la mentira es algo peligroso… El objetivo que se pretende de ese viaje es una o varias fotos de plano general en las que se vea a unos 10.000 asistentes con el protonotario apostólico supernumerario Ocáriz, y otra serie de fotos de primeros planos de personas sonrientes, preferentemente jóvenes, pero no excesivamente jóvenes. Mejor mujeres y que sean guapas. Y enviar telemáticamente a Roma esa o esas fotos para que “accidentalmente” las vea el Papa o quien tenga que verlas. Ese es el objetivo, y no otro.

Lo demás, sus “hijos de México”, son simples medios. Ellos no lo saben, pero el protonotario apostólico supernumerario Ocáriz ha ido a otra cosa. Los “hijos” de Ocáriz deberían escuchar más a John Lennon, que en una de las últimas canciones de su vida le decía a su hijo Sean aquello de que “la vida es lo que te pasa mientras estás pensando en otras cosas”. Pues eso. Y mientras tanto, Ocáriz va ganando tiempo para reestructurar el congreso general, que es donde se la juega. Durante este verano ha habido cambios en delegaciones y seguramente también estará habiendo movimientos de tropas entre los congresistas. Se trata de que cuando se convoque el congreso general extraordinario refundacional estén fuera del congreso los que no deben estar y que estén los que deben estar.

Inciso. En el Vaticano también ha habido una serie muy interesante de nombramientos durante los meses de setiembre y octubre. Concretamente ha habido algunos nombramientos muy relevantes en el dicasterio de la Doctrina de la Fe, que –casualmente– es el competente del caso de las 43 exnumerarias auxiliares. Dentro de esos nombramientos hay uno que es especialmente relevante, y que ha recaído en una persona de nacionalidad –qué casualidad– mexicana, especialmente preparada profesionalmente en materia de abusos en la Iglesia y que tiene total sintonía con el Papa. En Roma parece que no pasa nada, pero sí pasa. Fin del inciso.

Ocáriz dice que desde la Santa Sede no le han metido prisa para presentar el borrador de los estatutos del nuevo Opus Dei, pero en realidad lo que le han dado es un plazo máximo. Bien se ha preocupado de dejar claro que la iniciativa de la modificación de estatutos es del Papa y que por tanto los plazos de los estatutos no rigen en este caso. El mismo que en marzo decía que con el pase al dicasterio del Clero lo único que cambiaba era el “interlocutor” del Vaticano, el pasado 6 de octubre convocaba un congreso general para refundar el Opus Dei y pedir que todo el que quiera que aporte sugerencias. De perdidos, al río.

Alguien en estas páginas ha dicho – con razón – que en ese congreso deberían contar con quienes se han ido del Opus y con sus sugerencias. No será así. Su soberbia institucional se lo impide. No contarán con nosotros y me alegro. En OpusLibros no es que seamos profetas, es que tenemos ojos en la cara y los usamos. Adelantamos hace meses y años lo que ahora les está pasando, pero no porque tengamos ningún don especial profético, sino simplemente porque pensamos, porque utilizamos el magín. De todas formas, aquí está todo escrito, con la tozudez de lo escrito, con palabras que no se las lleva el viento. Y no porque nos interese el Opus, sino porque tenemos un mínimo de dignidad y de respeto por las personas heridas del Opus, a quienes queremos rodear del cariño que nunca tuvieron en esa secta y cuyo buen nombre es una cuestión de justicia sobre la que no vamos a dejar de insistir hasta que se haga justicia.

Los primeros que denunciaron el modo sectario y mafioso del Opus Dei ya han fallecido: Miguel Fisac, Carmen Tapia, Alberto Moncada, etc. La injusticia no conoce generaciones y detrás de la nuestra vendrá otra. La única manera de acabar con esta denuncia constante por nuestra parte es que se haga justicia y se adopte institucionalmente en el Opus Dei un serio compromiso con la verdad. Una vez más veo que me estoy enrollando irremisiblemente. Antes de terminar quiero elogiar expresamente a Gervasio, EBE, JasónJonás, Mediterraneo, AlChile, Fantasioso, Sinculpa, Jacinto Choza, CRnumerobajo, Desdelapuerta, Calatrava, Satur, Hormiguita y un largo etcétera que últimamente han escrito y muy bien acerca del problema institucional que tiene el Opus planteado actualmente. Yo creo que esos ignorantes canonistas fanáticos del Opus deberían tomar apuntes de cuanto estos amigos están diciendo en estas páginas. Seguro que a hurtadillas lo hacen, lo mismo que el protonotario ese, el innombrable.

Y hablando de cosas jurídicas, debo decir que el otro día me tomé un tiempo para leer con más detenimiento la constitución Praedicate Evangelium. Aparte de que dicho documento es una pieza maestra de buen gobierno y sentido del derecho, me ha llamado la atención un detalle entre muchos. Al referirse a quienes gobiernan, el Papa, reiteradamente lo hace mencionando a “los obispos, los superiores de los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica”. Para nada menciona a las prelaturas personales. Llama la atención, como si en el futuro el Papa sospechara que desde el Opus van a renunciar a su actual forma jurídica.

Me ha picado la curiosidad y he mirado en el Código de Derecho Canónico y en el manual de Guirlanda (del cardenal Giancarlo Guirlanda, SI) a ver qué dice sobre las sociedades de vida apostólica, antiguas sociedades de vida común sin votos, que fue la figura en la que se apoyó san Josemaría para poder incardinar a los primeros sacerdotes numerarios. Repito que no soy experto en la materia, aunque mucho más que la mayoría de los numerarios, que se niegan a pensar sobre estas cosas. Pero tengo la sensación de que las sociedades de vida apostólica, que pueden ser exclusivamente clericales o incluir también laicos, son una especie de cajón de sastre en donde cabe todo un conjunto de entidades de difícil clasificación que no pertenecen a los institutos seculares por no tener votos de consejos evangélicos pero que tampoco son laicos como nosotros sino como los del Opus, una especie de laicos regulados, es decir, con “reglas” o constituciones. Es decir, un poco “religiosos” pero sin ser religiosos, o sea, la cuadratura del círculo que pretendía san Josemaría, que no tenía ni idea de lo que era un laico. Basta ver que los laicos del Opus Dei son unos laicos un poco “raros”, sobre todo los numerarios. Por sus obras los conoceréis.

Por eso, las sociedades de vida apostólica remiten en casi todo a las constituciones particulares. Por lo demás, permiten la incardinación y la vida en comunidad (los numerarios) así como el tipo de consagración según cada cual lo decida (celibato y los consejos evangélicos en la forma que establezcan las constituciones). Esa amplia discrecionalidad que supone la remisión amplia a las constituciones hace que las sociedades de vida apostólica pudieran ser un buen refugio para estos viajeros que llevan casi cien años dando el coñazo a la Santa Sede con su forma jurídica y dando tumbos y bandazos para dentro de tal modo que actualmente nadie del Opus Dei sabe explicar jurídicamente lo que son, a diferencia de otras realidades eclesiales, en las que todos sus miembros saben exactamente lo que son y lo saben explicar.

Pienso que en este momento en el que es mentira eso que dicen algunos numerarios contra el Papa (“nos ha quitado la prelatura”), una salida honrosa para lograr “rescatar” a los laicos, que se le perdieron a Álvaro del Portillo con esa maniobra errática y mafiosa de 1982, podría ser la de pedirle expresamente al Papa dejar de ser una prelatura personal para pasar a ser una sociedad de vida apostólica de tipo federal. Al fin y al cabo, el carácter carismático y no jerárquico ha quedado de manifiesto con Praedicate Evangelium y Ad Charisma Tuendum, y con la prelatura personal los laicos están totalmente fuera, por mucho que cooperen orgánicamente. Pero tendrá que ser el propio Opus Dei el que lo pida. Nadie les ha quitado ninguna prelatura. Tendrán que ser ellos quienes se frían en su propia salsa. ¿No querían prelatura? Pues toma prelatura. Pero la prelatura es lo que es, no otras cosas, y menos al margen de la legalidad.

Desde el carisma inicial a lo que han llegado, no los conoce ni la madre que los parió. Inicialmente tenían el carisma bien claro y los bolsillos vacíos. Ahora tienen un patrimonio brutal y una incongruencia supina entre carisma e institución que pone de manifiesto la ignorancia enciclopédica y zoquetez de quienes han gobernado el Opus desde los comienzos hasta la fecha. De todas formas, el dinero tampoco viene mal. Puede servir para indemnizar a quienes en justicia se ha perjudicado. Pienso que es mejor emplearlo en eso a hacerlo en organizar grandes fastos mediáticos en los que parezca que son una gran potencia espiritual. Me parece que a este Papa no le van a engañar como a Juan Pablo II. Él mismo ha declarado que su sueño es una Iglesia pequeña en número, pero auténtica en el amor a Jesucristo y a los hermanos. Mira por dónde a la postre va a ser un jesuita el que salve al Opus de su propia ruina espiritual, si es que se dejan.

Los próximos meses van a ser muy interesantes desde el punto de vista de la sociología canónico-eclesiástica en lo relativo al Opus. Presiento que el cambio jurídico va a ser monumental, aunque ya Ocáriz se encargará de comerle el tarro a los suyos diciéndoles eso de que “no pasa nada” y prepararlos durante estos meses para irles administrando en pequeñas dosis el cambio que se avecina de modo que parezca que “no pasa nada”. Por lo pronto, esos estatutos que, según decía Álvaro del Portillo, los había escrito san Josemaría (no es verdad), y que, debido a eso, son “santos, perpetuos e inviolables”, se van a ir al carajo en menos que canta un gallo.

Sin embargo, al igual que pasó hace años con los Legionarios de Cristo, que también fueron refundados, probablemente el Papa dará a los miembros del Opus la opción de optar por irse o por quedarse en el nuevo Opus Dei que no lo va a reconocer ni la madre que lo parió, o sea, san Josemaría, que presumía de ser para el Opus Dei padre y madre. En concreto, probablemente haya unas cuantas o muchas excardinaciones de sacerdotes numerarios de la prelatura, con la opción de secularizarse o incardinarse en otras realidades eclesiales, ya sea institutos religiosos, otras sociedades de vida apostólica o iglesias particulares en donde el ministerio sacerdotal sea menos surrealista y más normal, en el pleno sentido de la palabra “normal”. Todo esto hay que entenderlo como normal: Si una persona se mete en una institución que llegado un momento cambia sustancialmente, es lógico que se le dé la opción de elegir libremente si prefiere irse o pasar a engrosar la nueva institución que sustituye a la anterior.

El futuro de las prelaturas personales, en el caso de que la única existente opte por cambiar la forma jurídica a sociedad de vida apostólica, lo veo un poco crudo, pues si en 40 años no ha habido más que una y ha salido rana, y si por otra parte nadie ha querido ser prelatura personal ni la Santa Sede ha erigido ninguna en este tiempo, podría entenderse que las finalidades que justifican jurídicamente la erección de una prelatura personal son pura teoría o entelequia, o al menos son subsumibles en las sociedades de vida apostólica exclusivamente clericales, lo que llevaría a plantearse si no sería mejor evitar una duplicidad de formas jurídicas que además, en el caso de la única prelatura personal que ha existido, ha generado tan mal sabor de boca y tanta confusión y pérdida de tiempo.

Bueno, Ocáriz, que tengas buen viaje y que te canten Chapala a la luz de la luna lunera, aunque tu viaje a México puede terminar como el rosario de la aurora.

Si alguien no versado quiere saber en qué consiste un rosario de la aurora, le invito a que lea una colaboración mía anterior en donde lo explico con cierta dignidad, creo, ya que nadie me ha planteado dudas en ese punto al respecto.

Antonio Moya Somolinos




Publicado el Wednesday, 26 October 2022



 
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