Responsabilidad de los supernumerarios en el tema de las 43

7 de octubre de 2022– E.B.E.

«…los fieles de la Prelatura nunca eluden su responsabilidad personal, haciéndola recaer sobre sus Directores, o pretendiendo que los Directores asuman cuestiones que no les toca decidir: saben que corresponde a cada uno resolver con plena libertad» (De Spiritu, 1990, nota 8)

El Opus Dei viene diciendo a diestra y siniestra, en relación a las acusaciones de 43 ex numerarias auxiliares, que no hay denuncia, que nadie ha acusado formalmente al Opus Dei, ni el Vaticano ni la justicia del Estado. Lo dice como si fuera un argumento de prueba. Esgrime esa afirmación, pero en realidad no se da cuenta de que está caminando por el abismo cada vez que saca a relucir dicha idea, dando a entender que tal posibilidad está cerrada. Parece una provocación...

Esa provocación quizás dé seguridad a quienes se escudan tras el Opus Dei (Numerarios y Sacerdotes), pero no a los Supernumerarios que intervinieron en el hecho. ¿Quiénes son ellos? Los que prestaron su nombre para integrar las Comisiones Directivas de las asociaciones civiles manejadas por el Opus Dei.

El Opus Dei posiblemente no haya considerado esto. Pero seguramente sabe que, si hay denuncia penal, afectará a las personas físicas que intervinieron y entre ellos se encuentran estos supernumerarios que pusieron su nombre y su firma en los papeles legales.

¿Sabrán ellos el peligro que corren?

También hay numerarios en esas asociaciones, pero éstos posiblemente crean que el Opus Dei los va a proteger si hay problemas porque, al haberle dado todo al Opus Dei, el Opus Dei recíprocamente saldría en auxilio de un numerario que fuera acusado penalmente en relación a las actividades de las asociaciones civiles que están al servicio del Opus Dei (es sólo una creencia, no hay ningún argumento sólido que demuestre que eso será así, por el contrario, pero eso es otro asunto).

En cambio, frente a una denuncia penal, los supernumerarios que trabajan para las asociaciones civiles del Opus Dei tienen una posición más vulnerable que la de los numerarios.

Primero, porque tienen a su propia familia que alimentar y sacar adelante, y un prestigio profesional que se vería dañado, cosa que al Opus Dei no le importaría, ya que no se ocuparía en absoluto si el supernumerario fuera preso, por ejemplo.

Segundo, porque en muchos casos esos supernumerarios han prestado su nombre o firmado papeles de cosas que no saben exactamente en qué consisten o las consecuencias legales que pueden tener, pues simplemente han confiado ciegamente en el Opus Dei. Pero eso no sirve como excusa legal de haber sido miembros de las comisiones directivas de las asociaciones

El ICES (uno de los institutos donde se reclutaban numerarias auxiliares) fue creado por la Asociación para el Fomento de la Cultura (AFC), según dice el comunicado de prensa del pasado mes de septiembre. El Opus Dei no se hacer cargo ni se hará cargo por cualquier responsabilidad penal que surja en relación al ICES: dirá que es un problema de la AFC.

¿Y quién compone la AFC? Algún que otro numerario pero, sobre todo, supernumerarios.

Y estos supernumerarios, ¿cómo podrán decir que no sabían nada de lo que ocurría en las instituciones que estaban a su cargo?

¿Hay supernumerarios que sabían pero no hablaron a tiempo?

Tal vez lo más triste sea el caso de aquellos supernumerarios que no sabían nada, pero por haber firmado y prestado su nombre tendrán que dar la cara frente a los tribunales porque el Opus Dei no la va a dar nunca, porque así está diseñado el sistema: vuelan los fusibles, nunca el circuito.

Lo perverso de todo esto es confiar ciegamente –firmando papeles, prestando el propio nombre- en una institución que, llegado el caso, te va a soltar la mano, te va traicionar. No hay nada personal: así funciona el Opus Dei: se auto-protege.

Lo que no sabías era que estabas prestando tu nombre para ser fusible. Eso es lo perverso. No hay ninguna reciprocidad en ello sino un claro engaño.

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Si ahora volvemos a leer la cita de epígrafe, veremos que el mensaje es completamente diferente: es la prelatura misma la que –mediante sus asociaciones civiles- se desliga de toda responsabilidad haciéndola recaer sobre otros; y son los directores y superiores del Opus Dei los que terminan desentendiéndose de lo que ellos mismos son responsables.

Llegado el momento, el Opus Dei te va a acusar a ti, supernumerario, de no querer asumir tu propia responsabilidad penal y de pretender que recaiga sobre los "inocentes" directores.

¿Puede haber mayor cinismo?

Lo cierto es que el Opus Dei funciona de manera disociada, enseña una cosa pero practica lo contrario y te hace creer que es lo mismo, que no hay diferencia, que ambos –tú y el Opus Dei- están del mismo lado del mostrador.

Hasta que llega la citación del juez. Ahí te darás cuenta de que era todo una apariencia y de que no eras realmente parte del circuito, eras sólo un fusible.

Antes de que algo grave suceda, uno debería preguntarse: ¿por qué me voy a hacer cargo de aquello de lo que son responsables los directores y directoras del Opus Dei?

Si yo fuera un supernumerario que hubiera prestado mi nombre o integrara alguna asociación civil que tuviera alguna remota relación con la denuncia de las ex numerarias auxiliares, empezaría a pedir explicaciones a los directores del Opus Dei –e incluso desligarme de dicha asociación civil-, porque las cabezas que van a rodar no sólo van a ser las de ellos sino las de los supernumerarios.

E.B.E.