Quizás sea importante tocar el tema de la caridad y cómo la vive el Opus Dei. En mi experiencia de varios años en que fui supernumerario, pude constatar que el tema de la caridad es algo absolutamente falso e hipócrita, absolutamente manipulado, se habla, se dice, se exige, pero no se vive.

La Caridad cómo virtud está muy lejos de vivirse. Se ha hecho en el Opus Dei una adaptación reduccionista de la virtud, un reduccionismo a conveniencia del amor que se le debe tener al prójimo como nos lo dice Jesucristo en el evangelio.

Esto de manipular la caridad a su antojo viene desde la misma fundación, porque CARIDAD no es servirse de los demás para fines propios, y eso lo hizo san Josemaria desde el inicio, para obtener prebendas, eso lo aprendieron muy bien sus hijos más cercanos. Esa sonrisa hipócrita del fundador la han heredado muchos en ese adefesio que hacen llamar obra de Dios.

Caridad NO ES manipular las consciencias a su antojo, utilizando a las personas para sus fines y cuando no les sirven, o enferman, las desechan como un trasto que ya no es útil.

Caridad NO ES engañar a mujeres humildes, prometiéndoles un futuro mejor y luego usarlas como servicio doméstico sin remuneración económica, sin estudios, y llamándolas doncellas.

Caridad NO ES engañar a gente para que se haga de la obra, y después imponerles cargas que no pueden ni ellos llevar.

Caridad NO ES exigir a los supernumerarios aportaciones equivalentes a los gastos de un hijo más, para que los directores vivan entre lujos.

Caridad NO ES considerar a los empleados de los rimbombantes colegios, universidades e institutos de gerencia, donde se les enseña que son una clase dominante y que están elegidos para someter, -MUY CARITATIVOS ESTOS TIPOS-, como ciudadanos de segunda y tercera categoría, pagándoles sueldos miserables, tratándolos mal, y de paso si se enferman los echan violando cualquier principio de legislación pero sobre todo pisoteando la virtud más excelsa, la CARIDAD, la virtud que prevalecerá al final por la que todos seremos juzgados cara a Dios.

Ese SERVIAM que se dice en la mañana al iniciar la jornada es algo que muy pocos viven, ¿Cuántas veces lo han dicho para hacer todo lo contrario? Un “te serviré” que se transforma en un “déjame ver hoy de quién o quiénes me sirvo para provecho personal”.

En el Opus Dei se habla de que se debe luchar contra los defectos. En mis años de supernumerario puedo asegurar que esa lucha es falsa. La gran mayoría sigue haciendo doble vida. Esa lucha, que es un propósito de enmienda, no existe, empezando por los directores que han convertido el SERVIAM en una sinvergüenzura, en un proceder hipócrita y farisaico porque viven sin coherencia y sin unidad de vida.

La verdad es nauseabunda y apesta esa cloaca con maquillaje de virtud y de familia que es un maquillaje de mierda, eso es el Opus Dei. 

Y lo digo con propiedad, porque tengo amigos y familiares que aún tienen el cerebro alienado e irreversiblemente dañado por el adoctrinamiento.

Muchos dicen que el Papa Francisco se equivocó y que hay que quedarse tranquilo hasta que ese mal Papa se muera o renuncie. Eso sí, en los círculos después de besar el piso con el hipócrita SERVIAM, más adelante dicen otra hipocresía “Orémus pro Beatíssimo Papa nostro (Franciscus)”. Nada más hipócrita y lejos de la verdad, lo dicen y no lo sienten, NO LO VIVEN.

Dios, en su infinita justicia y misericordia, sabrá poner al Opus Dei en el lugar que le corresponde. Ya deberían salir de Roma, ahí nada tienen que buscar, deberían irse a Madrid dónde empezó toda esta farsa en 1928.

Yo me hice de la obra con mucha ilusión, entrega y espíritu de caridad, y lo hice viviendo mi vocación hasta el último día. Fui víctima de seres hipócritas, falsedades, componendas, y otras tácticas que ellos usan cuando desean que te vayas, solo que debes irte como una piltrafa, pero al final he salido de eso ya y tengo una vida cara a Dios, sin reproches de nada.

Y estoy sentado frente a mi puerta esperando ver pasar el cadáver del Opus Dei.

Quizás ese cadáver lleve el rictus de la sonrisa hipócrita de Josemaria, rictus que se convertirá en una mueca tragicómica.

‌"Un Saludo", ¿te acuerdas director?...

Decepcionado_2020