Ya que he sido citado por ambos, Antonio Moya, al que leo con fruición y respeto, y a Removiendo53, sirvan estas líneas para explicarme algo más ampliamente que en mi anterior escrito y poder describir mi experiencia opusdeística.

Fui captado en un colegio religioso en los años 80, en los yo que era un buen estudiante, de sobresalientes de media y “brillante” según le comentaron los curas a mis padres; yo creo, honestamente, que simplemente era responsable y dedicaba tiempo al estudio, disponía de alguna modesta capacidad o facilidad innata para ciertas asignaturas, y sobre todo una curiosidad por saber. Me pescaron por la cabeza, que decían ellos… y también por la cabeza me fui. Pero me fui sosegadamente, sin aspavientos, ni folletines melodramáticos, me fui “more rationalis”...

No pude evitar, por mi curiosidad innata, y más estando prohibido, leer de manera secreta, a escondidas, “sin prisa pero sin pausa” todo lo que podía, y que me decían que no podía: cayeron bajo mis ojos, las obras entre otros de Lucrecio Caro, Demócrito, Epicuro, Marco Aurelio, Plotino, Descartes, Spinoza, Kant, Hegel, Nietzsche, Husserl, Heidegger, Sartre, Camus y alguno más que me dejo y claro eso fue determinante en mi como la ley de la gravedad: “todo cayó por su propio peso”. Los sermones de los curas me parecían cuentos infantiloides… incompatibles con mi entrega numeraríl.

Un profesor de la Facultad me hizo sumergir en el filósofo de Königsberg y ahí empezó “el desastre” ja ja ja… El Director de San Miguel de la Delegación me dijo que era un caso peculiar, con milonga y como si se travistiera en la manera jesuita (qué cosas escribo ….. ) me lisonjeaba en que era de los más valiosos (“per capita”) pero el menos eficaz, vamos un desastre como numerario para el apostolado y el ejemplo para mis hermanos etc., porque, por mi propia naturaleza, era incapaz de soltar sermones de vida entregada y para siempre, “in aeternum”  era un ente matemático que no casaba con misas, confesiones y rezos.….Así que como era una higuera  seca y estéril para la Secta (lo de la secta no me lo dijo, lo digo yo, claro) me ofrecieron “el oro y el moro”, dada mi edad y circunstancia, con algún cargo en el consejo local tras el Centro de Estudios, cierta libertad para viajar fines de semana y “distraerme“, que si irme a Pamplona a estudiar etc etc ….siempre que rectificara mi “connatus” escéptico y dubitativo, rozando ya el agnosticismo.

Naturalmente, consumando mis estudios universitarios, actualmente tengo 3 licenciaturas, (hechas una tras otra, tras años de estudio y esfuerzo) …..Todo desembocó en lo que de natural tienen los ríos…. que es acabar en la mar, como ya glosó Manrique. Pues bien cuando describí el otro día que mi experiencia no fue tan traumática, fue porque la “pulsión”  que mantuve se desarrolló en el ámbito dialéctico, racional, de manera sosegada, más que en el espiritual, pues nunca me sentí concernido en cuestiones místicas, ni de entrega. Duré menos de 4 años en la cosa, creo que renové una oblación y ya,….en los que me dediqué principalmente “a la doble vida” de la que nos prevenían, pero no en cosas mundanas pecaminosas… bueno alguna puede que sí….ejem…. sino en leer, escudriñar y dudar de todo haciendo lo que quería (dentro de lo posible) en mi tiempo libre con mentiras y requiebros, lo reconozco.

Aunque jurídicamente nunca fui miembro como bien habéis explicado, poco me importó entonces y menos ahora. Conocí gente, gente inteligente, muy brillante e incluso empaticé y sigo manteniendo contacto esporádico con alguno, profesor universitario, y llegué a admirar a personas allí dentro, con gran valía, pero casi siempre muy determinadas a autonegarse y autoengañarse en sus capacidades por mor de una “supuesta vocación”.

Sinceramente el Opus, me importa un comino, lo pasé bien, viajé, jugué al futbito, fui a mi bola…. y guardo buen recuerdo, pero la cosa como tal fue poco significativa en mi experiencia vital, por lo que no guardo resentimiento, y el Opus Dei me resulta irrisoriamente insignificante en la historia universal y en la historia de la Iglesia. Estoy convencido que acabará por desaparecer si no se desnaturaliza en otra cosa.

“A Dios gracias” soy agnóstico pero recelo del materialismo dialéctico, del positivismo y del discurso hipertrofiado de la Ciencia experimental como dogma moderno. Me identifico sobre todo con tres autores Spinoza, Unamuno y Heidegger, así que ya veis mi deriva existencialista y la minucia intelectual que representa Escrivá con su narcisismo infantiloide y megalómano.

El Opus Dei. objetivamente no merece la pena la atención como fenómeno humano, más allá de los traumas psicológicos y vitales que ha causado en vidas concretas y que reconozco y deploro, y aprovecho para pedir sinceras disculpas a Antonio Moya por mi discurso del otro día, si le pareció egoísta y de “corazón duro”. Sinceramente “homo sum, humani nihil a me alienum puto”, pero el Opus Dei, aún con su autoimportancia e influencia es algo que desaparecerá como tantas obras humanas lo han hecho y no se para el cosmos. Sólo deseo que sus víctimas encuentren consuelo y justicia. Disculpas si os he aburrido. Un saludo a todos.

Enrique99