Luís Felipe Navarro es Rector de la Universidad Pontifica de la Santa Cruz en Roma. Tanto Luís Felipe como la Universidad Pontificia de la Santa Cruz son del Opus Dei.

Luís Felipe publica un artículo desafiante sobre el Opus Dei que combate la doctrina oficial consolidada de la Iglesia Católica sobre la prelatura personal del Opus Dei. Se titula “Ad charisma tuendum” concreta la figura de la Prelatura del Opus Dei”...

A propósito del Opus Dei, escribe el autor (entiendo que por encargo del Opus Dei) que nos “encontramos un ente que es jerárquico (su guía es un Prelado, que actúa con la colaboración necesaria de un presbiterio y de fieles laicos como miembros: cfr. cánones 294 y 296, y Juan Pablo II, Constitución Apostólica Ut sit, artículos 3 y 4), y a la vez carismático: tiene que vivir y difundir ese carisma”.

A estas alturas, ya no puede decirse de ninguna de las maneras que el Opus Dei es un “ente jerárquico”. Esa fue la aspiración de los anteriores prelados del Opus Dei.

Para resaltar la naturaleza carismática del Opus Dei, el Papa ha prohibido expresamente que el Prelado utilice mitras, anillos, báculos, cruces pectorales, o atuendos externos que lo confundan con quien está a la cabeza de un “ente jerárquico”. A partir del 4 de agosto de 2022 se acabó la confusión.

La cuestión sobre la esencia carismática del Opus Dei ya está cerrada. El Papa ha expresado de manera clara, concisa, concreta e incontestable que el Opus Dei no es un “ente jerárquico”, por lo que escribir artículos a modo de reacción contra el Motu Proprio Ad charisma tuendum en contra del magisterio de la Iglesia corre el peligro de situar a sus autores en posiciones heréticas o cismáticas.

San Josemaría pudo ser muy santo, pero Dios nunca le reveló que el Opus Dei es un “ente jerárquico”.

El Opus Dei debe adaptarse a su propia realidad eclesiológica, tanto en las normas que lo regulen internamente como en su modo de actuar externo. Los Estatutos actuales de la Prelatura no sirven, porque no protegen el carisma recibido por SanJosemaría.

Las desviaciones vividas en la Prelatura a lo largo de estos cuarenta años, y que bien conocemos quienes hemos pasado en ella más de treinta, las sabe la Santa Sede, que ha debido intervenir para ordenar la genuina esencia del Opus Dei.

No se debe negar pertinazmente la verdad sobre el Opus Dei como “ente carismático”, exclusivamente carismático. Afirmar sin pudor que el Opus Dei es un “ente jerárquico” no se sustenta en una sana eclesiología.

El Papa ha dispuesto la reforma del Opus Dei para protegerlo. Recuerdo en mis años dentro del Opus Dei que se nos repetía hasta la saciedad que “hemos de vivir como en tiempos de nuestro Padre”. Esa expresión (“vivir en tiempos de nuestro Padre”) era una exhortación a cuidar el carisma genuino.

Una reforma es lo que es. No es un simple maquillaje. Es una modificación esencial. Se reforma lo que no ya no sirve o no funciona. El Opus Dei pasa por una situación de declive que necesita una profunda reforma, con unos Estatutos nuevos acordes con su naturaleza carismática y que ayuden a revitalizarlo (a vivir "como en tiempos de nuestro Padre").

El Opus Dei ha sido durante cuarenta años un “ente jerárquico” solo en el imaginario colectivo de los prelados y directores de la institución. Su realidad es bien distinta. Los prelados no han renunciado a esa vieja ensoñación. La Santa Sede ha tenido que poner pie en pared para evitar desviaciones. El Papa actúa como un buen padre que cuida de sus hijos y quiere lo mejor para ellos. Ha llegado la hora de aclarar qué es, qué debe hacer, y cómo debe hacerlo el Opus Dei.

Tanta "estructura organizativa" del Opus Dei, tanto colegio, club juvenil, universidad... en definitiva, tanto ladrillo y tanta actividad, han terminado por agostar la esencia de lo que debería ser el Opus Dei. Hay demasiados numerarios y numerarias quemados y quemadas porque entregaron su vida al ideal de la santificación en medio del mundo a través de un trabajo profesional secular y laical, pero que se se vieron obligados y obligadas -por "exigencias de la vocación y de la entrega"- a malgastar la juventud y madurez dedicándose a los clubes juveniles de niños y niñas, organizando planes y más planes, como si fueran los "titos y titas solterones y solteronas" de esos adolescentes.

Esos numerarios y numerarios (y tantísimos ex-numerarios y ex-numerarias) vieron defraudadas las ilusionantes expectativas de santificación que les prometieron antes de entrar en el Opus Dei porque luego "la estructura" de "las labores" de la institución enterró el carisma. ¿Cómo se explicará su situación en el mundo una persona que decide entrar en el Opus Dei para entregarse a Dios en medio del mundo santificando un trabajo profesional, como numerario, pero que acaba trabajando "destinado" de oficial en una delegación, sin seguridad social ni sueldo? El Opus Dei ha dejado demasiadas víctimas en la cuneta y debe ser reformado.

Llama excesivamente la atención la prisa por publicar un artículo tan reaccionario como el de Luís Felipe. Reaccionario porque va contra el común sentir del papa y de la Iglesia Católica.

Ciertamente me ha escandalizado que a los pocos días de la publicación de Ad charisma tuendum, una autoridad del Opus Dei reaccione de forma oficiosa divulgando un artículo para defender al Opus Dei como “ente jerárquico”.

Tal vez la Santa Sede deba intervenir de nuevo para advertir al Opus Dei que deje de publicar bulos, o fakes. La verdad solo tiene un camino, y la verdad del Opus Dei es su naturaleza carismática y solo carismática. Siendo fieles al carisma, y a las nuevas normas, el Opus Dei podrá ser en la Iglesia y en el mundo el instrumento que Dios le reveló a SanJosemaría.

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