Buenas tardes a todos. quería contaros (porque aquí me siento con libertad para desahogarme yo también) lo que me sucedió hace pocos días.

Me encontré por la calle a una numeraria, hacía mucho que no la veía y no sabía nada de ella porque, como que no está muy bien visto esto de escribirse muy seguido así que opté por no decirle nada, pues puede dar lugar a una amistad particular, y eso es algo serio ahí dentro. No se dan cuenta que toda persona busca en quien poder confiar y si no lo encuentras dentro porque tienes a un tarugo enfrente cuando haces la charla fraterna, (vaya palabreja) termina una hablando por los pasillos o en la esquina de la calle o en una cafetería, vamos donde veas una oreja que quiere escucharte y comprenderte. Ahí vas y le cuentas todos tus pesares, porque lo de la charla es ficticio, se hace por que está dicho y escrito, porque a veces solo te da dolor de estómago. Bueno que me desvío del tema. Perdón.

Después de saludarnos y saber de su salud, la noté una cara triste y le pregunté que si hay algo que no va o si era cara de dolor o qué le pasaba. Se puso a llorar y me dijo: mi vida no es lo que parece, tengo muchas dudas e incertidumbres, estoy pasándolo muy mal. Como bien sabes dejas ahí todo y, ahora que necesito más atención, parece que me están poniendo a prueba, me ignoran, no sé qué es lo que pretenden conmigo, he necesitado cuidados por mi operación, y parece que he dado mucho trabajo. Luego cuenta tú por ahí que los enfermos son el tesoro de la obra, debe ser para algunos privilegiados. Y cuenta tú que la obra es el mejor lugar para vivir, para morir y para estar enfermo. Sé que se han tomado a mal que a mí no me hayan dejado nada mis padres (qepd) para que no vaya nada para la obra, y sí todo a mis hermanos, que estará en mejores manos… Y en un momento malo, mis hermanos me ayudarían. La obra lo dudo bastante que me ayudara. Me veo entre la espada y la pared, sin saber qué hacer ni qué decidir y viendo con pena cómo a algunas se las atiende muy bien cuando están enfermas, y a otras no tanto. En este caso la suerte no me acompaña y aquí estoy, como muchas habrá por desgracia, sin dinero sin salud sin alegría y sin familia.

Como para no terminar una enferma del todo y sin remedio, qué tristeza. 

Ahí lo dejo.

Os deseo a todos un buen mes de julio, cuidaros.

Antonia