¿Una “Comisión de escucha y estudio”? ¿Alguien entiende algo? ¿Quieren escuchar lo que ya conocen, por lo que se les ha denunciado de muchas formas durante años?, ¿Estudiar exactamente qué? ¿Cómo llegar a un acuerdo para lavar su imagen que no puede estar más dañada? ¿Intimidar psicológicamente para generar la duda de si hubo un posible engaño o no?

Pueden intentar ser creativos, -aunque esa es una cualidad que nunca han tenido-. La creatividad necesita de un caldo de cultivo libre y flexible, algo de lo que el Opus carece, pero los hechos del pasado no los pueden eliminar ni cambiar por mucho que les pese.

A mí solo se me ocurre que es necesario estudiar cómo reparar el daño que han hecho y para eso deben asumir y aceptar que han cometido abusos y deben pagar por ello. Espero que judicialmente algún día y, ojalá, que la Iglesia sea valiente y se pronuncie más directamente.

Es como si mi vecino de enfrente me agrediese de distintas formas cada día y yo decido denunciarle por acoso. Y pasado un tiempo, cuando se da cuenta que no tiene escapatoria, que en el barrio tiene mala prensa y, por miedo a que más vecinos se unan a mi denuncia y la bola se haga más grande, me dice que ha decidido escucharme, estudiar mi caso y ha buscado a un psicólogo amigo para que dialoguemos porque tiene buena voluntad… ¿Perdón? Esto no es un simple eufemismo, sino una distorsión de la realidad con el objeto de manipular.

Las que han tenido que “estudiar” su situación, evaluar y curar sus heridas, luchar por salir adelante, entender qué les pasó, asimilarlo y tener la valentía de denunciar, han sido las 43 ex numerarias auxiliares. Lo único que necesitan es que la parte que ha cometido el delito, en este caso el Opus Dei como institución, lo reconozca y repare el daño causado. Una “COMISIÓN DE REPARACIÓN” sería lo adecuado además de llamar a las cosas por su nombre.

La Lectora