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 Tus escritos: La POLÍTICA DE HECHOS CONSUMADOS de Álvaro del Portillo.- Antonio Moya Somolinos

125. Iglesia y Opus Dei
Antonio Moya :

 

La POLÍTICA DE HECHOS CONSUMADOS de Álvaro del Portillo

 

Voy a intentar responder a Nocompensa a su pregunta “¿Dónde se sitúan los laicos de la prelatura? Primero quiero que leas este enlace: El Opus Dei, al Dicasterio del Clero: La reforma de Francisco agrava la insustancialidad de los laicos dentro de la prelatura (religiondigital.org)

Y ahora paso a responder.

Pienso que algo muy importante es entender el mundo que nos rodea, pero todavía más importante es entender la propia vida, por qué nos pasan las cosas que nos pasan y qué sentido tienen. Porque todo tiene un sentido, en último término porque Dios es providente...



Cuando me fui del Opus el 9 de junio de 2016, me fui, como dicen ellos, “en buen plan”, esto es, con idea de volver como supernumerario al cabo de unos meses. Lo que sucede es que, una vez fuera, empecé a entender bien mi propia vida durante mis 42 años anteriores como numerario. De todas formas, el primer “mosqueo” tuvo lugar precisamente el 9 de junio de 2016, en el momento de escribir la carta de petición de dispensa, en un café, con el vocal de san miguel de la delegación delante.

Le dije que quería que, cuando se me concediese la dispensa se me facilitara un certificado de los años en los que pertenecía al Opus, simplemente por dejar claro ante propios y extraños mi nueva situación y por salvaguardar la buena fama mía y de la que pronto sería mi mujer. Me dijo que por supuesto, que el director de la delegación extendería ese certificado sin problemas.

Llegó el día 11 de julio en que me transmitieron verbalmente la dispensa de parte de Javier Echevarría. Le pedí al vocal de san miguel el certificado y me dijo que no me lo podía dar. Tras un educado forcejeo telefónico con él, me di cuenta de que, siendo muy buena persona, estaba muy condicionado institucionalmente, de modo que no tenía criterio propio, sino que era capaz de desdecirse de todo lo que me había dicho el 9 de junio anterior, de “rendir el juicio” (como se entiende la obediencia en el Opus Dei, es decir, de no pensar, de no tener libertad para pensar) con tal de seguir a ciegas lo que le había dicho su superior, esto es, el director de la delegación.

Me vi ante una situación surrealista: Llevaba 42 años en una “nube”, en algo irreal: En el Opus Dei se negaban a reconocer que desde la fecha tal a la fecha cual Antonio Moya Somolinos fue miembro numerario. Increíble. ¿Qué había hecho yo en esos 42 años, a qué había dedicado mis energías, mi tiempo? No se sabe. No existe.

Es de sentido común que cuando alguien se niega a reconocer algo es porque tiene algo que ocultar y que le perjudica. ¿Por qué me ocultaron algo tan sencillo como lo que yo pedía? Sobre todo, cuando yo les envié el 10 de junio una carta de petición de admisión como supernumerario sin fecha y sin firmar, solo para que ellos pusieran la fecha cuando quisieran y yo inmediatamente la firmaría.

Ahí empezó mi mosqueo.

Posteriormente, al conocer más a fondo el Opus Dei, mi postura se ha ido clarificando. Hoy día el Opus me interesa como fenómeno sociológico eclesial, pero no a nivel personal pues no lo echo de menos absolutamente nada. Tengo muy buenos amigos del Opus, que lo son precisamente porque me aceptan como soy, muy crítico con su institución.

No echo de menos al Opus, pero a nivel personal siempre he deseado en estos años tener una respuesta acerca de por qué no me hicieron ese certificado, o lo que es lo mismo, qué es lo que tenían que ocultar, pues yo nunca les oculté nada mientras pertenecí al Opus.

A la vista del enlace que acabo de enviar al principio de esta colaboración y de cuanto he escrito hasta ahora sobre las consecuencias de Predicate Evangelium, creo que debo matizar en algo las posturas que vengo manteniendo, y en concreto, en lo siguiente: Vengo sosteniendo que los laicos del Opus forman parte, no de la prelatura, pero sí de la Asociación Opus Dei, en la que, ORGANICAMENTE, cooperan con la prelatura.

Sin embargo, pienso que esto no es exactamente así. Pienso que tal asociación NO EXISTE JURÍDICAMENTE COMO TAL, pues de lo contrario sería algo transparente y no plantearía problemas un certificado como el que yo pedí, ni plantearía dificultades en las relaciones con los distintos organismos del Estado en la gestión de entes de tipo religioso.

Me parece que el problema es más grave. Me parece que todo viene de la POLÍTICA DE HECHOS CONSUMADOS de Álvaro del Portillo, en la que se pensaba que con el tiempo, las prelaturas personales llegarían a tener pueblo propio, esto es, laicos, de modo que pudieran tener elementos suficientes como para ser, como ellos dicen “una parte de la Iglesia” y no un simple grupo de curas, es decir, una estructura tal que pudiera ser cambiada de sitio en el Código de Derecho Canónico y pasar a engrosar la estructura jerárquica de la Iglesia, lo que llevaría a una congruencia con la idea de que el prelado fuese obispo, al ejercer entonces un poder cuasi episcopal de carácter personal y no territorial.

Sin embargo, esas expectativas no han llegado a puerto mediante la política de hechos consumados, sino que el Papa, lo único que ha hecho es ponerles en su sitio, es decir, en el dicasterio del Clero, puesto que son simplemente un grupo de curas. El siguiente paso pienso que será cambiar el nombre de “prelaturas personales” por otro más acorde con lo que son y que no lleve a confusión con otro concepto totalmente diverso como es el de las “prelaturas nullius dioecesis”.

¿Dónde estaban los laicos en 1982? En ninguna parte, como ahora, sin forma jurídica institucional, sujetos a unas normas dispersas de los actuales estatutos y de los anteriores, no contradictorias entre sí, pero sin un formato jurídico adecuado. Y todo ello bajo la potestad de interpretación que los estatutos hacen descansar en el prelado. Y así se ha aguantado hasta que se ha descubierto el pastel.

En una palabra, los laicos del Opus Dei están sujetos a la autarquía del prelado de la prelatura de la Santa Cruz.

Con Predicate Evangelium, esto es, con el culo al aire, ya no queda más remedio que abordar el lugar que han de ocupar los laicos, toda vez que ya es imposible a todas luces que se les pueda “meter” dentro de la prelatura.

En alguna ocasión he hablado de las figuras federativas: Comunión y Liberación, Camino Neocatecumenal, Legionarios de Cristo, etc. Si se me apura, podemos pensar también en las órdenes terceras, tales como las de dominicos, franciscanos, etc. Tengo un amigo que es jesuita. Está casado, tiene dos niños, es abogado. No es sacerdote, evidentemente, pero es jesuita, y tiene responsabilidades organizativas como tal.

En estas estructuras federales suele haber tres ramas: una de ellas, los sacerdotes, otra los laicos, todos casados o potencialmente casaderos, y una tercera, la de los consagrados, evidentemente con voto privado de celibato, ya que la palabra voto, según el catecismo que estudié de pequeño, es “toda promesa hecha a Dios, que no impide otra mejor, con intención de obligarse”, que es exactamente lo que hacen los numerarios y agregados, aunque ellos dicen que no es voto, pero sobre lo que curiosamente piden “dispensa” al prelado cuando abandonan el Opus Dei, como se hace con los votos, que precisan de una dispensa por la persona que puede otorgarla.

Si los numerarios no hacen votos ¿Para qué coño hace falta la dispensa de los compromisos de numerario cuando uno se larga? Muy esclarecedora la reciente nota de la comisión de Irlanda, recogida aquí, en OpusLibros.

Conclusión: Los laicos del Opus están en un limbo jurídico desde hace 40 años, y del que, por mera honradez, Ocáriz les debería sacar CUANTO ANTES, clarificando su situación dentro de la IGLESIA, de modo que pertenezcan a una entidad jurídica que tenga una última instancia jerárquica en la curia romana, que sepan lo que son, dónde están y cuáles son sus derechos y obligaciones. No es mucho pedir.

¡Vaya marrón que tenéis por delante, Ocáriz-Fazio! Vais a necesitar unas explicaderas con los vuestros mayores que las que va a necesitar Putin cuando les tenga que explicar a todas esas madres de soldados rusos de reemplazo dónde han ido a parar sus hijos en el avispero ucraniano.

Decía Lincoln que se podrá engañar a muchos en muchas cosas, pero no a todos en todo y siempre. La verdad siempre se abre paso, o por las buenas o a codazos.

Antonio Moya Somolinos  

 




Publicado el Wednesday, 11 May 2022



 
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