Aprovechando el inicio de la pandemia decidí irme tras más de 30 años dentro. Sin más. Ellos ya saben el motivo. No es que me haya sentido herido, es que me he sentido engañado porque pensaba que lo que se decía en confidencia, por deontología profesional, no se iba ventilando por ahí, porque pensaba que lo que se decía en confesión solo lo sabía yo y mi confesor. Yo daba todo mi sueldo cuando en realidad no era necesario porque eso lo añadieron con los años. No está en los estatutos. De puertas a fuera dicen que los miembros del Opus Dei colaboran económicamente en las necesidades apostólicas de la Prelatura (nunca dicen que los agregados y numerarios dan todo su sueldo a la obra). De puertas a fuera dicen cosas tan bonitas como esta: Aspectos económicos. Incluso se atreven a decir ahora "Como es lógico, los fieles del Opus Dei se preocupan también de ayudar en su parroquia o en las iniciativas apostólicas diocesanas o religiosas que consideren oportunas.". Y esto lo escriben el la sección "Aspectos económicos".

Aún recuerdo la primera vez que entregué el dinero ganado haciendo clases particulares. Cuando lo fui a entregar dije que quería darlo a mi parroquia como un donativo (supongo que siendo yo tan joven ya pensaba que ese dinero no se destinaría a quien lo necesitara). Claramente me dijeron que no.

Pues sí, me han engañado porque lo que yo creía no era verdad. No lo fue desde el principio de la Obra y no lo es ahora. Lo que se dice en la confidencia se ventila y lo que se dice en confesión, a través de sutiles mecanismos y no tan sutiles, se conoce en los consejos locales. Y me sentí engañado cuando al terminar de escribir la carta un director me pregunta si sé lo que es el cilicio y las disciplinas.

Hay tantos ex que ya no pueden tratarlos a todos para al menos hacer ver que se preocupan por ellos. Si ya tienen bastante trabajo cuidando a los mayores del centro, solo les falta cuidar a los de fuera. Además, en muchos casos cuidan de los enfermos personas que nunca han tratado enfermos o ancianos, ni saben ni quieren. Pero no tienen dinero para contratar cuidadores.

Antes, cuando alguien se iba, nadie preguntaba por él porque así se nos decía que debíamos actuar. Desde hace unos años se recomienda tratar a los ex. Pero como decía, no hay gente suficiente.

Antes se nos decía que no debíamos tener ningún plan de pensiones o jubilación, porque la Obra, la madre guapa, se preocuparía de nosotros cuando fuéramos mayores. Al cabo de unos años, en los centros se empezó a preguntar quien tenía y quien no tenía planes de jubilación. De esta manera podrían hacer una previsión de las necesidades económicas futuras. Y claro, con tanto anciano que nunca hizo planes de previsión, ahora la Obra tiene que pagar mucho dinero para cuidarlos. Así que se empezó a animar a la gente a tener esos planes.

Aquí, o te preocupas de ti mismo o nadie más se preocupará de ti. Yo tuve un plan de pensiones estando dentro y nunca lo dije. Mis padres sí se preocuparon por mi vejez siendo un adolescente. La Obra no. Mi padres fueron los que abrieron un plan de pensiones.

Cuando ahora te vas, los de dentro con los que tenía más confianza me han pedido audiencia en varias ocasiones (no son directores). Quieren que les explique las razones pero a ellos no les digo nada porque con ellos nunca tuve ninguna confidencia. No la podíamos tener. No podía haber amistades particulares y no podías hablar de vida interior con la gente del centro. Solo con tu director y con el sacerdote. ¿A qué viene que ahora me pidan conocer las razones y que confíe en ellos? ¿Quién les manda hacer ese intento? Después de 30 años de aparentar tener amistad con los del centro, ¿me piden conocer las razones? Lo siento, quien tiene que saberlas ya lo sabe :-)

El Opus Dei tiene que pedir perdón a todos aquellos afectados por su praxis. Es una praxis que hiere directamente. No es que te sientes herido, es que hiere. "Sentirse herido" indica subjetividad. Fuera del Opus Dei no hay personas que se han sentido heridas. Hay personas que han sido heridas.

Solo hay una forma de arreglar esto. Pedir perdón por las prácticas equivocadas utilizadas durante casi 100 años, enumerarlas y decir que dejarán de emplearlas. No esconderlas. De hecho dejan de emplear algunas con sutileza, sin que se note mucho, para no tener que pedir perdón explícitamente, como los informes de vida interior, los informes que mensualmente se debían hacer indicando el número de veces que habías visto al sacerdote (básicamente saber si te habías confesado o no).

El Opus Dei es un despropósito continuo y se está yendo hacia el abismo. Solo puedo pedirle al buen Jesús que cambien cuanto antes y les expliquen a los de dentro lo que está pasando, lo que están haciendo para cambiar, en lugar de callar y fingir alegría a través de sus nauseabundas muecas histriónicas.

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