Bienvenido a Opuslibros
Inicio - Buscar - Envíos - Temas - Enlaces - Tu cuenta - Libros silenciados - Documentos Internos

     Opuslibros
¡Gracias a Dios, nos fuimos
Ir a la web 'clásica'

· FAQ
· Quienes somos
· La trampa de la vocación
· Contacta con nosotros si...
· Si quieres ayudar económicamente...
· Política de cookies

     Ayuda a Opuslibros

Si quieres colaborar económicamente para el mantenimiento de Opuslibros, puedes hacerlo

desde aquí


     Cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para obtener datos estadísticos de la navegación de nuestros usuarios y mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información aquí

     Principal
· Home
· Archivo por fecha
· Buscar
· Enlaces Web
· Envíos (para publicar)
· Login/Logout
· Ver por Temas

     Login
Nickname

Password

Registrate aquí. De forma anónima puedes leerlo todo. Para enviar escritos o correos para publicar, debes registrarte con un apodo, con tus iniciales o con tu nombre.

     Webs amigas

Opus-Info

NOPUS DEI (USA)

ODAN (USA)

Blog de Ana Azanza

Blog de Maripaz

OpusLibre-Français

OpusFrei-Deutsch


 Tus escritos: EL FINAL DEL VERANO LLEGÓ.- Antonio Moya Somolinos

010. Testimonios
Antonio Moya :

Como decía aquella canción del Dúo Dinámico, “el final del verano llegó”.

Quienes felizmente hace años que no estamos en la secta del Opus y vivimos como personas normales, y como cristianos normales quienes lo somos (es decir, como seguidores de Cristo y no de san Josemaría), cada vez tenemos un conocimiento más profundo de lo que pasa dentro de esa secta en el momento actual, simplemente porque ante los mismos acontecimientos, a los de fuera nadie nos los censura (no hay que perder de vista que el Opus es, en el fondo, una guardería de adultos) y a los de dentro, sí, junto con ese ambiente-invernadero en el que viven, que en lenguaje del Papa describiríamos como autorreferencialidad, que dicho en castizo se expresa con la palabra “ombliguismo”, genuina herencia del trastorno narcisista de la personalidad que presumiblemente padecía el reverendo y preclaro fundador de esta gente.

Sabemos que hay cosas que, más que cambiar, han “mutado” en los últimos años en el Opus, como fruto de ese caos interno en que se ve sumido, mezcla de caos jurídico-institucional con desencuentro intergeneracional, pérdida de sintonía con la juventud, ausencia de la ciencia del buen gobierno, caos normativo, inmoralidad provocada, consentida, encubierta o abiertamente protagonizada por quienes gobiernan la institución, abusos sexuales, de conciencia y de poder aquí y allá, odio contenido al Papa, “Il dolce Christo in terra”, confusión acerca de la propia fisonomía e identidad espiritual que le lleva al prelatus Ocáriz a dar penosos bandazos continuamente...



Y sobre todo, mentira, mentira y mentira. Falta de amor a la verdad por todas partes. No ya solo decir mentiras, tralará, sino vivir instalados en la mentira de modo continuo y permanente y construir todo sobre la mentira en un camino hacia ninguna parte que dejaría atrás al mismísimo Fernando Fernán Gómez y al recientemente homenajeado José Sacristán.

¡Joder, qué alivio no estar en ese lugar tan asfixiante y disfrutar del aire puro de la Iglesia de Jesucristo!

Termina el verano y durante estos meses he podido tener noticias directas de numerarios de las dos secciones cuyos nombres, evidentemente, no diré, en los que me han referido cómo está el patio por dentro. También resulta muy interesante escuchar a supernumerarios, la mayoría de los cuales se horrorizaría si pudiera ver o darse cuenta de lo poco que pintan: Solo para referir anécdotas “edificantes” de ellos en las que se vea lo “modernos” que son. Lo de que tengan muchos niños parece que no se está consiguiendo actualmente como antaño. Y lo de sacarles la pasta para “la madre guapa de la Obra” tampoco está tan fácil en estos tiempos en que las burras de leche parece que han pasado y no terminan de volver, aunque desde la institución se ponga especial interés en aquellos o aquellas con más posibilidades de “testar a favor de la Obra” o de alguno de sus engendros fundacionales opacos, tales como el IESE o el CARF y su rollete de “ayudar a los sacerdotes”, que ya nos lo conocemos.

El verano, que ahora termina, es muy proclive a tertulias hasta altas horas de la noche de varios matrimonios en las que resulta que el mundo es un pañuelo y nosotros, los mocos. Y sin saberlo.

En una de ellas, pude darme cuenta de que la vieja guardia opusiana cordobesa, forrada hasta las cejas, fuente inagotable de niños para los colegios y los clubs del Opus, y de millones (de pesetas o de euros) para todo tipo de “aventuras apostólicas” (que a la postre han resultado ser más aventuras y menos apostólicas), esa vieja guardia ya falleció, en su mayoría por pura ley de vida, y los hijos y nietos de esa vieja guardia no son tan “forofos”, ni mucho menos están por la labor de seguir los pasos de sus progenitores, con el agravante de que no se atisban nuevas gallinas de los huevos de oro en el horizonte, lo cual, en estos tiempos de numerarios mileuristas o en paro, la mayoría de los cuales no dan para mucho más que para ser profesores de religión en los colegios de Fomento, Tormento o como quieran llamarlos; y habiendo pasado a mejor vida gentes como Luis Vals o similares vacas sagradas, de cuyo legado no queda ni el Banco Popular ni las fundaciones del Opus que mamaban a las tetas del mismo, con un panorama así parece que habrá que seguir vendiendo inmuebles, que en economía se llama “contracción”, por oposición a “expansión”, que es la palabra elegida precisamente para titular un libro que han editado estos chicos hace unos meses y que recoge los años gloriosos del Opus y de sus viejas glorias allá por los años cuarenta de la España de Franco. ¡Qué tiempos aquellos en los que cualquier tiempo pasado fue mejor!

Pero bueno, ya sabemos que en el Opus lo importante es el espíritu, no el dinero.

En ese sentido tampoco van muy allá. No sé si es el coronavirus o la madre que lo parió, pero me consta que no son pocos los numerarios/as que este año han conseguido zafarse del curso anual, paulatinamente cada vez más desnaturalizado, sin apenas plan u horario, con unos medios de ¿formación? que no aportan absolutamente nada, salvo el fomento del encefalograma plano, unas tertulias formularias y aburridas en las que se palpa la languidez de la institución a pasos agigantados, unos directores/as de curso anual cuya única función parece ser la de tener las mayores tragaderas posibles, encaminadas a que la gente, al menos, no huya en desbandada de puro aburrimiento.

Los cursos anuales han terminado convirtiéndose en un coñazo durante el que unos/as señores/as que practican la frialdad entre ellos, se meten dentro de una residencia o casa de convivencias o edificio durante dos o tres semanas para perder el tiempo o hacer lo que la imaginación o iniciativa le sugiera a cada cual individualmente.

Cuando yo era del Opus (hasta el 2016) ya percibí este fenómeno. Ya había numerarios que iban a regañadientes al curso anual. Ahora eso parece haberse generalizado, agravado por el salto generacional: A los pocos/as numerarios/as jóvenes que quedan hay que mantenerlos como sea en el redil, y está claro que los cursos anuales se han convertido en un peligro de que se larguen los más jóvenes hacia otros planes veraniegos de más contenido. La solución está en “laissez faire”, para al menos dar una sensación de libertad. Un “laissez faire” que en realidad es terminar perdiendo miserablemente el tiempo durante dos o tres semanas, y a un precio caro (se trata principalmente de enjugar las economías maltrechas del lugar que organiza ese curso anual) si se compara con las prestaciones de un hotel de medio pelo.

¿Y qué tal van los clubs de bachilleres? No lo sé con mucha exactitud, pero por lo que se ha comentado en los cursos anuales, mal. Donde antes había del orden de cien socios, ahora, por término medio, no hay más que una docena, en general. En unos algo más y otros menos.

La universidad parece algo abandonada. Las esperanzas están en que piten de aspirantes algunos chavales de 14,5 años. Y ni eso. A ver, Nacho ¿Cuántos numerarios os han pitado en este curso? ¿Y cuántos han pitado mayores de 18 años?

Silencio sepulcral.

¿No creéis que no están siendo cada vez menos rentables los medios materiales de que disponéis?

Por cierto, no he oído nada de la famosa Jornada de la Familia que tradicionalmente se celebraba en Torreciudad, con asistencia de vuestro prelado y ofrendas florales y de todo tipo, con supernumerarios del Alto y Bajo Aragón, tan dicharacheros. Recuerdo que hace años a esa convivencia iban desde Córdoba fletando un tren. ¿Qué tal ha ido la cosa este año?

Tengo la sensación de que desde hace años a los del Opus se les fue la olla con los apostolados corporativos y los montajes y eventos. Quizá el último evento sonado fue la beatificación de Álvaro del Portillo. Se les olvidó que, como cristianos corrientes que siempre han dicho ser, su principal apostolado, como el de todo bautizado y confirmado, es el testimonio personal y sincero de seguir a Cristo.

Al irse a tomar por culo los montajes y eventos corporativos (que esconden no poca soberbia colectiva), se han quedado descolocados. Se equivocaron, como la paloma de Alberti, que por ir al norte, fue al sur.

Finaliza el verano con un supuesto o real veto a sacerdotes del Opus o del Camino Neocatecumental para acceder al episcopado en España. A mí me parece algo normal, porque no es deseable en la Iglesia de Jesucristo que gentes tan poco católicas y con espiritualidades tan estrechas y endogámicas ocupen un lugar importante en la jerarquía en el que lo esencial es “presidir en la caridad”.

Me remito a obispos como Cipriani o Pujol, felizmente jubilados, o a Yanguas, a quien afortunadamente (para sus diocesanos) le quedan dos colacaos para presentar al Papa la renuncia obligatoria, o al mismísimo cardenal Sarah, insoportable donde los haya, cuya renuncia tardó el Papa en admitirla menos que lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio, también del Opus, o al menos eso es lo que se nos decía cuando yo era numerario.

Parece que lo menos que se le puede pedir a un obispo es que sea cristiano y católico, es decir, que siga a Jesucristo y que tenga corazón universal, que no es mucho pedir, excepto para quienes hacen de la fe cristiana una secta. Me parece buena medida el veto mencionado.

La reciente entrevista de Carlos Herrera en la COPE ha servido para que el Papa comente que la reforma de la curia, el decreto Predicate Evangelium, está al caer: Solo falta que el Papa la lea en su forma final y la firme. El Papa ha adelantado que no contiene cosas aparatosas, sino que recoge en su mayoría cosas que ya se han puesto en práctica.

Habrá que leerla cuando salga, y ver dónde van a quedar ubicadas las prelaturas personales. De la reforma de la curia se derivarán otras “reformas” de segundo orden que quizá le levanten dolores de cabeza (o ampollas o ambas cosas a la vez) a Ocáriz.

Por cierto, con el final del verano el Papa ha lanzado un par de andanadas a determinadas organizaciones eclesiales de carácter carismático por su sectarismo y abuso espiritual, psicológico y de poder. ¿A quienes se refiere? ¿a los kikos? ¿al Opus? Conviene no olvidar que en la carta Iuvenescit Ecclesia el Papa puntualizaba que las prelaturas personales (solo hay una en la Iglesia y todos sabemos cuál es) no pertenecen a la estructura jerárquica de la Iglesia, sino que eran entidades de carácter carismático. ¡Qué casualidad! Esa carta del Papa, dirigida a los obispos (entonces Javier Echevarría era obispo) lleva fecha de 14 de junio de 2016. ¡Menudo regalo de 84º cumpleaños para Javier Echevarría, su último cumpleaños en esta tierra antes de pasar a la patria celestial!

La noticia que acabo de mencionar es de hace una semana, pero hay otra más reciente, que es la intervención de los consagrados laicos de Comunión y Liberación, como hace tiempo se hiciera con los Legionarios de Cristo y el Sodalicio, del que tan amigo es el cardenal Cipriani. Parece que los a los abusos espirituales y de poder les va a tocar el turno tras meterle mano a los abusos sexuales de los que el Opus tiene ya una cierta experiencia (casos McKluskey, Astorquiza, Cociña, Gaztelueta, etc.)

Antes de terminar querría dar dos pinceladas acerca de cómo es en la actualidad el ambiente que se respira en los centros del Opus Dei. De los de gente joven no tengo suficiente información y prefiero no decir nada, salvo que la media de edad es cada vez mayor y más preocupante, son cada vez menos el número de residentes (normalmente en torno a diez, y no a 12-16 como hace años), a pesar de las “fusiones” de centros. Poca labor, muy poca. Y con presencia de “abueletes mayorzotes”, esto es, de numerarios cincuentones, sesentones o incluso setentones, que de alguna manera pueden “adaptarse” a vivir con gente más joven y evitar una despoblación total de los centros de san Rafael, ya que cada vez son menos los numerarios veinteañeros o treintañeros. Esto es, que cada vez hay menos rentas de las que vivir. Como cada vez hay menos labor de niños, se observa que hay por parte de bastantes numerarios de centros de niños una cierta tendencia lógica a hacer amigos entre la gente de su edad, ya sea compañeros de trabajo o padres del club. O sea, labor de san Gabriel desde los centros de niños. Menos da una piedra.

En cuanto a los centros de san Gabriel, tengo más información reciente. El ambiente es cada vez peor, más triste, más aburrido, con gente cada vez más envejecida, con más rarezas de carácter cuando no gente tronada, con trastornos psicológicos de mayor o menor entidad, más autorreferenciales todos, menos sociables, más cada uno a su bola; menos intelectuales, más superficiales. Solitarios rodeados de otros solitarios. Ambiente gélido. Viven bajo el mismo techo como extraños. Bastantes querrían irse, pero ven (con un gran sentido común, por cierto) que ya es tarde porque los años pasan y pesan, y no es fácil plantearse un “despegue” a ciertas alturas de la vida en la que se es consciente de que hay cosas para las que ya no hay tiempo ni fuerzas (no solo físicas) y en las que se ven las cosas que antaño hubiéramos querido ser o hacer, pero que van a quedar sin ser o hacer, aunque solo sea porque a ciertas edades se da uno cuenta de lo limitado que es el ser humano y de lo corta que es esta vida.

En los centros de mayores de ahora no son pocos los que ven claro que ya no van a ser felices en esa guardería de adultos, pero ven todavía más complicado el intentarlo. Se quiera reconocer o no, una situación así, sin duda genera interiormente una sensación de fracaso vital. Por supuesto tenemos en el horizonte la fe, la vida eterna, la bienaventuranza. Pero es una pena no experimentar en esta vida el amor en toda su intensidad, en el amar y ser amado, habiendo malgastado ese corazón aherrojándolo, como aconsejaba san Josemaría, “para que no haga traición”.

Mala cosa es aherrojar el corazón, tomándolo como un traidor, y convertirlo en un témpano. Y engañarse contraponiendo un supuesto amor divino al amor humano (no me refiero solo al conyugal o de pareja) cuando para un cristiano el amor a Dios tiene una sola puerta, que es el amor humano. Para vivir como ángeles en medio del mundo ya están los propios ángeles. Querer imitarles es una gilipollez porque para empezar, para el ser humano no es nada fácil saber con certeza cómo es el mundo angélico, y menos todavía emularlo cuando nadie nos lo ha sugerido ni mandado, incluido Dios.

Los centros de san Gabriel, en España por lo menos, actualmente, y salvo honrosas excepciones, son “El Club-banda de los Corazones Solitarios”, como dirían los Beatles, lugares donde coexisten varios solitarios, mucho más solitarios que Melquisedec, sin padre, sin madre, sin genealogía, sin hermanos, sin amigos, sin arraigo en la ciudad en que viven, sin arraigo cultural,  sin corazón, etc. Solitarios, habiendo dado su vida a una mentira de la que cada vez se dan más cuenta, porque a los 50 ó 60 años se  empiezan a ver claro cosas que antes no se veían, y determinados dogmatismos infantiles ya no cuelan, como por ejemplo que la voluntad de Dios nos viene a través de los directores, y no de la conciencia rectamente formada; o que el director espiritual no lo elije uno mismo, o que la corrección fraterna filtrada por el director no es sino mera delación y mero control institucional, ajeno a lo que aconsejó nuestro Señor, o que quien cumple las normas de piedad del Opus Dei se va al cielo (independientemente de que viva o no viva la caridad o sea un inmoral en lo profesional, cosa cada vez más frecuente entre los supernumerarios).

¡Ah! Que no se me olvide. En los centros de san Gabriel de ambas secciones sigue ahora mismo la campaña callada de desahucios de numerarios con cierta personalidad, esto es, poner en la puta calle (el “descarte”, que diría el Papa Francisco) a los numerarios que usan la cabeza para pensar o que no han testado a favor del Opus o que, habiendo testado a favor del Opus, no tienen mucha pasta o patrimonio que rascar. Entiéndase “testar a favor del Opus” el hacerlo a favor de alguna de esas fundaciones opacas o sociedades fantasma en las que no se sabe quiénes son los administradores ni a lo que se dedican ni los que las gestionan y donde los albaceas son determinados numerarios muy “identificados” con el Opus (o sea, inscritos).

Esa campaña continuada y callada del descarte viene bien para sanear un poco las economías de los que quedan dentro, esto es, de los corderitos no pensantes y demás borreguetes inútiles que van de consejo local en consejo local, que en el fondo no son tan tontos, pues de esa manera se reparten la tarta entre menos y tocan a más. Saber algo de matemáticas siempre puede ser útil en esta vida. Aunque esa lógica no siga los criterios de la caridad. Da igual.

En cuanto a los curas de la prelatura, sé que sigue habiendo un goteo de excardinaciones en España. En agosto tuve noticia de una de ellas en una diócesis cuyo nombre no diré. No sé si es un goteo muy intenso o no, pero sigue habiendo curas de la prelatura que se pasan a una diócesis. O lo que es lo mismo, que o bien los obispos españoles, en general, y unos más que otros, están dispuestos a admitir en su clero a sacerdotes de la prelatura que están de esta hasta los güevos, pero que desean seguir ejerciendo el sacerdocio, o que actualmente cada vez son menos eficaces las maniobras y palos en las ruedas que los vicarios delegados han venido poniendo a todo sacerdote de la prelatura que se ha querido pasar a una diócesis en vez de secularizarse, lo cual en España es todavía motivo de ignominia. Véase el caso Novell.

Leo en la página web de la prelatura que Fazio ha hecho un viajecito a Beirut para “llevar la cercanía del prelado” por ahí. Se me ocurre pensar que si se trata de llevar la cercanía del prelado a Beirut, lo que tendría que hacer Ocáriz es ir él mismo, como fue el Papa a Lampedusa o a Irak. De todas formas, hace tiempo que ya no me creo el rollo de los viajes pastorales o pastoriles del Dúo Dinámico Ocáriz-Fazio. Van a otras cosas, a apagar fuegos, como el bombero-torero, que era un buen padre de familia que se ganaba dignamente la vida en las plazas de toros de los pueblos de España de antaño, ya fuera apagando fuegos o toreando. Y tal y como está el patio, Ocáriz, Fazio, Nacho y todo vicario que se precie del Opus, no se dedican a otras cosas, principalmente, que a apagar fuegos y a torear. España es tierra de toreros.

En cuanto a llevar la cercanía del prelado, Mariano Fazio es un experto. Ya lo era en sus tiempos de vicario regional de Argentina, cuando llevó dicha cercanía en el funeral de Danilo Eterovik, cuya sombra, más larga que la de un ciprés, le persigue allá donde vaya.

Bueno, pues todas estas cosas, y muchas más que no sabemos, han pasado en este verano. En verano siempre pasan muchas cosas. No en vano es la época preferida por los gobernantes de este país para publicar cosas en el BOE, BOJA, BOP o lo que sea, que no tienen cojones de publicar en época no estival. La vuelta al curso habitual es un buen momento para cerrar discretamente uno o varios centros, sobre todo en ciudades grandes, donde todo pasa más desapercibido. Si alguien tiene alguna noticia, bienvenida será.

Antonio Moya Somolinos




Publicado el Monday, 27 September 2021



 
     Enlaces Relacionados
· Más Acerca de 010. Testimonios


Noticia más leída sobre 010. Testimonios:
Diecinueve años de mi vida caminando en una mentira: OPUS DEI.- Ana Azanza


     Opciones

 Versión imprimible  Versión imprimible

 Respuestas y referencias a este artículo






Web site powered by PHP-Nuke

All logos and trademarks in this site are property of their respective owner. The comments are property of their posters, all the rest by me

Web site engine code is Copyright © 2003 by PHP-Nuke. All Rights Reserved. PHP-Nuke is Free Software released under the GNU/GPL license.
Página Generada en: 0.133 Segundos