DATOS OBJETIVOS

12. Parece que es pero no es: Prelatura sin pueblo y sin obispo.

Está claro que una Prelatura sin pueblo y sin obispo es cualquier cosa menos una diócesis y parte de la estructura jerárquica de la Iglesia. Será un movimiento eclesial carismático, una asociación sacerdotal, cualquier cosa menos una diócesis. Y ser conscientes de esto les pone a los mandamases de la Prelatura de los nervios, porque les hace ser lo que no quieren ser.

Y a esta situación se ha llegado por múltiples causas…

1.      La chapuza de la bula “Ut sit”, que es pero no es. En ella se embrolla todo y se abusa del lenguaje doble que tanto les gusta (un ejemplo es lo de la inspiración divina. Ellos lo toman literal. El resto de los mortales en sentido amplio). En la bula se erige el Instituto Secular en Prelatura personal, figura creada en el Concilio Vaticano II para aunar a un grupo de sacerdotes con un jefe o prelado para hacer peculiares tareas pastorales en cooperación orgánica con laicos. Los laicos cooperan, no son parte de la Prelatura. 

2.      Ratzinger y su voto particular al elaborar el nuevo Código de Derecho Canónico. En él deja claro que las Prelaturas personales son asociaciones y no diócesis por su inserción en un apartado específico de dicho código. 

3.      El papa Francisco no ordenando obispo al tercer prelado de la Prelatura. 

Y este tercer punto tiene para mí muchísima importancia. Ya sé que son muchos los lectores de Opuslibros a los que les gustaría ver publicado en “L’osservatore Romano” el decreto papal de disolución de la Prelatura. Incluso opinan que la Iglesia se ha olvidado de este problema y que no hace nada. Se sienten huérfanos y tienen aparentemente razón. Pero en la Iglesia no se gobierna así, a golpe de decreto. Las cosas en esta institución milenaria se hacen poco a poco. A otro ritmo distinto de las instituciones civiles (y éstas tampoco van a golpe de decretazos cuando las cosas se hacen bien). Por eso la diplomacia vaticana es la mejor del mundo. 

Y ¿Qué ha hecho el papa Francisco por los ex miembros del Opus Dei, qué ha hecho para mitigar tanto abuso de conciencia? Pues algo mucho más eficaz que el “monitus” que le lanzó Pablo VI, que no sirvió para nada. Sencillamente les ha dejado sin obispo y, por tanto, sin pueblo y sin prestigio y sin su montaje y sin nada. Les ha dado donde más les duele. Y si a eso unimos los documentos publicados que ponen al Opus Dei dentro de las agrupaciones de fieles, y la entrevista personal del papa con el prelado en la que le dice que vuelvan a su carisma original de apostolado con intelectuales (toma del frasco, Carrasco. Y los cientos de colegios, hospitales, dispensarios, clubes, etc a tomar por saco…), entonces, en mi opinión, es que este papa se ha tomado el problema del Opus Dei muy en serio. Más en serio que cualquier otro papa. Y no sólo le preocupa el problema, sino que ha tomado cartas en el asunto y ha realizado acciones (u omisiones) muy importantes para darles un fortísimo correctivo. El más fuerte que les han dado en su vida. 

En esto no se equivocó Escrivá. El correctivo más importante en toda su historia se lo ha realizado un papa jesuita. Con razón les prohibió a los jesuitas que confesaran en peligro de muerte a sus “hijos” (aunque estos fueran al infierno) o que entrasen en sus centros. El golpe más fuerte se lo ha dado un jesuita, incluso mayor que el que les dio Ratzinger en su momento. GRACIAS, PAPA FRANCISCO.

¿Y qué futuro tienen tanto la Prelatura como la asociación Opus Dei? Pues, empezando por el final, la clave está en la asociación, que hoy por hoy es la que va de mal en peor y cuya debacle está condicionando el futuro de la Prelatura. Es una estructura piramidal y para mantener a las jerarquías prelaticias y a tanto chupóptero hacen falta muchos sueldos y muchas aportaciones. El reciente anuncio de Ocariz reduciendo la estructura es necesario pero no suficiente. Faltan, además, vocaciones de numerarios que sean candidatos al sacerdocio en un futuro (veremos, en los próximos años, que se va a ordenar hasta la potitos, pero ni esto bastará), faltan numerarias sirvientas (esto se puede suplir con dinero para pagar un servicio externo, pero el dinero va a ser un bien escaso en los años venideros, aunque vendan inmuebles y cierren centros). Faltan supernumerarias que paran hijos como conejas para llenarles sus clubes y colegios. Faltan supernumerarios que den aportaciones generosas considerando el Opus Dei “como un hijo”.

Respecto a la Prelatura, veremos que en unos años se estabilizará en unos 1000 sacerdotes. Un número sostenible durante un tiempo, si se ordena todo el mundo, para sustituir a los curas que morirán de viejos o que se irán. El no poder ser diócesis les condiciona todo el cotarro. Si lo fueran, todos los hijos de los supernumerarios serían de la diócesis les guste o no, con lo que tendrían un pueblo propio y la sucesión asegurada. Pero de esta manera, con la Asociación Opus Dei haciendo aguas, de donde se sale uno como se bebe un vaso de agua (desde un punto de vista jurídico está chupao salirse, en la práctica te lo ponen imposible para que no te salgas), pues su futuro es incierto, pero que muy, muy incierto. No pueden obligar a los asociados a permanecer dentro, como sí terminarían haciéndolo si fueran diócesis. Este punto les mata, ya que no saben ni entienden de la libertad, de vivir en libertad y de escoger en libertad. 

Hay una posibilidad, solo una, de ser diócesis. Escrivá estuvo a punto de hacerlo en los convulsos años del Concilio Vaticano II. Y me vais a llamar loco por decirlo, pero estuvo a punto de suceder en 1970: la posibilidad de una escisión de la Iglesia. La harán cuando les convenga, en tiempos convulsos, cuando no se distingan a duras penas “los buenos de los malos”. Será en ese momento cuando se desgajen y tengan obispo y pueblo. Esperemos que, en ese momento, sean tan pequeños e insignificantes como lo son ahora los “lefebvristas” seguidores de Lefebvre. 

Termino la serie dando las gracias a Opuslibros, a Agustina, a todos los que aquí leéis y escribís. Y también pidiendo perdón públicamente por haber pertenecido a esta secta católica, por todo el mal o ausencia de bien que pude hacer dentro. Con esta serie pretendo reparar, aunque sea someramente, al menos una parte del daño causado. 

También declaro que soy el único responsable de los datos y opiniones aquí vertidos, y estoy dispuesto, como no podía ser de otra forma, a debatir o intercambiar puntos de vista respecto a lo que he escrito. Siempre vía Opuslibros, por supuesto. 

GRACIAS Y PERDÓN A TODOS Y TODAS

Un abrazo

DATOS

FIN DE LA SERIE

Capítulos del 1 al 11

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