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10. Parece que es pero no es: la burbuja en colegios y clubes de los hijos de los supernumerarios

Si algo “da el pego” en la Asociación Opus Dei es el cuidado que ponen y la atención que prestan a los hijos e hijas de los supernumerarios. Parece como si su obsesión por la gente joven tuviera un fin loable, de hacer de ellos buenos ciudadanos y buenos cristianos. Para ello crean infinidad de colegios, clubs juveniles, universidades y centros de formación y enseñanza. PERO NADA MÁS LEJOS DE LA RELIDAD...

Si tuviera hijos, esto sería algo en lo que tendría especial cuidado: que mis hijos no pisen ni un colegio, ni un club ni un centro educativo del Opus bajo ningún concepto hasta que tengan 18 años y puedan elegir por su cuenta. Hasta ese momento, haría lo imposible para que no caigan en el engaño que suponen esas fachadas educativas, esos falsos centros de enseñanza y formación de la juventud. Su única finalidad es la captación de vocaciones para su asociación, mandar carne fresca al matadero. Todo lo demás, es fachada. La formación y el aprendizaje les importan un pimiento. Si en el transcurso aprenden algo, pues mejor que mejor. Pero en el fondo la felicidad y formación de cada alma les importa un carajo. 

Son sus famosos colegios burbuja, clubes juveniles burbuja e incluso universidades burbuja. Lo importante es crear un clima artificial de falso compañerismo y amistad para encandilar a almas tiernas de 12-14 años para hacerles formular compromisos y obligaciones incomprensibles para personas de su edad. Llevan a cada uno por un plano inclinado para conducirles al precipicio de una vocación inventada y artificial.

Pero es tal la situación calamitosa de muchos jóvenes hoy día, que hay padres que prefieren a sus hijos “opusdeizados” antes que convertidos en auténticos gamberros, irrespetuosos y rebeldes. Es como el mal menor. Pero eso es como decir que prefieren arruinarse para que así nadie les pueda robar nada. Incomprensibles esos padres… Luego llegan los dramones de ver a sus hijos que llegan a la casa paterna (después de salirse de la asociación Opus Dei) cuarentones, deprimidos, con una mano delante y otra detrás, sin familia ni dinero ni amigos. Pero ya es tarde, en ese momento, para darse cuenta de su error. 

Las burbujas están muy bien montadas y la imagen es de orden, respeto y de que todo es estupendo. En el corto plazo puede parecer que merecen la pena por esa apariencia de que todo va bien. Pero se están poniendo los cimientos de un futuro desastre, de una falta de libertad que lo arrasará todo, de hacer a los hijos infelices durante años y años. Desde mi punto de vista son los anti-padres, que buscan la solución de sus problemas inmediatos con sus hijos metiéndoles en las burbujas a cambio de la pérdida de libertad y de arruinar su juventud y el paso a la madurez.

En las burbujas hay de todo. Desde adolescentes que no han cometido en su vida un pecado mortal, a los que se mantiene entre algodones para que sean futuros consiliarios (con esa visión de pureza-limpieza que tenía Escrivá y en la que todo aquel que se mantuviera “puro-limpio” llegaría muy alto en su organización) hasta jóvenes que son un desastre absoluto y que se les mantiene en ese mundo artificial para que den el menor número de problemas posibles. Además del joven futuro consiliario (no me lo he inventado, conozco un caso real), he visto meter de numerarias auxiliares-sirvientas a hijas rebeldes con sus padres para que, fregando suelos, se les pase la ola de rebeldía, por otro lado natural con esas edades. 

He comentado antes que sus colegios y centros educativos son fachados. Y lo son porque el aspecto formativo y docente les da igual. Solo buscan vocaciones. Es cierto que ponen mucho esmero en sus colegios que tienen bachillerato para que los alumnos saquen buenas calificaciones en el selectivo-selectividad-EBAU o la prueba final de acceso a la universidad correspondiente. Pero esa es su única meta. Dar el pego y poder decir que les va muy bien en ese examen para ponerlo en sus boletines y hacer publicidad de ello. Lo demás les da igual. Así conozco a muchos, muchísimos, que han ido después a la universidad pública y se la han pegado. Por estar cortos de conocimientos y por falta de hábitos de estudio profundos, ya que los exámenes de sus colegios son de risa y el nivel está muy bajo. Digamos que una calificación de 10 en sus colegios equivale a un 6 en cualquier otro. Y lo sé porque lo he vivido desde dentro. 

Pero cada vez hay menos hijos de supernumerarios en sus burbujas (porque hay menos supernumerarios), cada vez hay menos profesores numerarios y numerarias, agregados y agregadas, para dar clase en sus colegios. Esto va haciendo que las burbujas den cada vez menos vocaciones, que los colegios no sirvan de semilleros, que los clubes juveniles estén vacíos. Veremos cómo termina todo, pero creo que en estos años veremos muchos colegios suyos “que no son ni se les espera” tipo Arenales, etc., donde trabajarán muy pocos miembros de la asociación Opus Dei y que serán únicamente montajes económicos pues de ellos no saldrá ni una sola vocación. Eso sí, con un nivel bajo, bajo, bajo, pero dando el pego, que eso sí lo hacen muy bien.

Lo ilustraré con un suceso real. Hace unos días, el hijo de un amigo que va a uno de esos colegios (en el que tiene una calificación de todo 10 con premio de estudios) se presentó al examen para el premio extraordinario de secundaria que organiza el Estado. Son exámenes oficiales con examinadores de verdad. Al terminar comentó que no sabía ni lo que le habían preguntado. No lo había estudiado nunca. Lógico. Aprobará el selectivo-selectividad, pero de buena formación académica, nada de nada. 

En mi opinión, estas burbujas se terminarán pinchando solas.

Un saludo a todos y todas

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