DATOS OBJETIVOS

5. Parece que es pero no es: criadas sin sueldo y oficinistas sin salario. 

No es fácil mantener el nivel de vida de los miembros de la Prelatura. Una vida de lujo para seminaristas y sacerdotes. Y en el grupo de los seminaristas, como vimos en la entrega publicada con el número 1, están incluidas las personas con los estudios terminados y la disponibilidad para ordenarse sacerdote. Este último grupo son casi todos directores y jefes en delegaciones, comisiones y consejos. En el caso de las mujeres, no pueden ordenarse pero se intenta que las jefas de las asesorías tengan un nivel de vida similar, en plan espejo, a sus homólogos en las comisiones, consejos y delegaciones. Si estas directoras vivieran mucho peor que los directores homólogos, se revelarían y se acabaría el chollo de las numerarias sirvientas y de las administraciones. Aun así, viven un pelín peor, para que quede clara la primacía de los hombres y que ellos sí que pertenecen jurídicamente a la Prelatura. Las mujeres, digan lo que digan y se hagan las fábulas e ilusiones que quieran, pertenecen todas a la asociación Opus Dei, sin excepción...

No hay otro camino para vivir a todo plan que ahorrar en salarios de todo tipo. Y en este montaje, porque es un montaje, tienen un papel fundamental las numerarías sirvientas. Da igual que se les haga firmar o no firmar un papel con su sueldo ficticio. Lo importante es que ese dinero no salga de caja. Si saliera y las numerarias pudieran disponer de él libremente, parte de ese dinero se perdería y entonces habría que bajar el nivel de vida de los prelaturianos y de las asesorías espejo. 

También es muy importante que no cobren, o cobren poco, todas las demás personas que trabajan para la Prelatura: oficinistas, porteros, mensajeros, mantenedores, guardeses de fincas, etc., y por extensión todas aquellas personas que trabajan para un asociado del Opus Dei. En OPUSLIBROS ha quedado bien patente que no hay peor jefe en una empresa que un asociado o asociada del Opus Dei. Escatiman en sueldos de todos sus empleados para poder ingresar la mayor cantidad de pasta posible para la Prelatura. Alguna excepción hay, como en todo, pero son pocas.

Evidentemente, si la vida premium solo estuviera al alcance de unos pocos, la rebelión no tardaría en llegar. Vimos en el sistema comunista soviético (al menos los que tenemos unos años) que los privilegios deben derramarse a las bases en modo piramidal, beneficiando a los distintos estratos desde arriba hacia abajo. Por eso, el poder pasar unos días en una casa de nivel top con servicios premium unos lo tienen todo el año, otros solo un mes, otros 15 días, una semana o un fin de semana. Y las mismas casas no son todas del máximo nivel. Voy a intentar hacer una clasificación aproximada:

·         Casas top ten premium max: sede central de Roma, comisiones, delegaciones y asesorías de regiones grandes (España, México, etc.,), casas de ejercicios de postín (tipo Molinoviejo en España). Respecto a las casas de retiro, es muy fácil saber cuáles son las premium max: las que visitó Escrivá.

·         Casas que están muy bien pero no son premium max: comisiones de regiones intermedias, algunas delegaciones, casas de retiro con administración ordinaria, algunos colegios mayores y residencias universitarias.

·         Casas para consolar a los cuadros intermedios: aquí hay multitud. Algunas con una situación privilegiada en la montaña o cerca de la playa. Pero sin administración ordinaria. Aquí irían con frecuencia los profesionales de la asociación Opus Dei que ingresan buenos sueldos y dan buenas aportaciones pero que no tienen el favor de la cúpula, no hacen tilín a nadie, bien sea por su carácter o por sus disposiciones interiores.

·         Casas normalitas. Para las bases. Se intenta, de todas formas, que de vez en cuando vayas a alguna de las casas del nivel superior para evitar conatos de rebelión y que el buen vivir te llegue, aunque sea de refilón y por poco tiempo, alguna vez.

·         Casas para la juventud y para supernumerarios con pocos hijos (y que no ha cuajado ninguno de ellos en los clubes) y aportaciones pequeñas. Puede parecer que no son casas de castigo, pero lo son. No son un gulag, pero casi: si las frecuentas es que estás apestado y no eres bien visto por los prelaturianos. O no eres nada, solo chico/chica de San Rafael o cooperador. Estas casas no tienen el mínimo las mires por donde las mires. Pero algunos supernumerarios/as van incluso contentos, felices de pasar unos días alejados de la familia y no tener que aguantar a los hijos o a la pariente/a. Y la gente joven va y monta unas juergas de cuidado, con lo que ni se entera de que la casa no llega ni al nivel de pensión de mala muerte…

Finalizo haciendo la consideración de que en el Opus Dei NADA OCURRE AL AZAR. Se estudia y requeteestudia a qué casa de descanso va cada uno, en qué casa vive y qué nivel de vida debe llevar. Y si no nos dimos cuenta de eso o no nos enteramos, es que estuvimos en la asociación Opus Dei con un lirio en la mano o lo hicieron de película con nosotros y no éramos conscientes de nada.

Pero vuelvo al principio. Este nivel de vida de lujo sólo se puede mantener minimizando sueldos y salarios a todo el mundo, empezando por las numerarias sirvientas. Son las formas de esclavitud del siglo XX. El fundador, que nunca había tenido servicio doméstico en su casa y había vivido más bien pobremente cuando fue un crío y adolescente, se enamoró de este tipo de vida al visitar viudas nobles en España en sus primeros años en Madrid. Y al igual que en la película “Lo que el viento se llevó”, cual Escarlata O’Hara, se prometió nunca volver a vivir como lo hizo en su juventud, sino con servicio doméstico de cofia, guantes y delantal, como había visto a las viudas nobles españolas. Y a buen seguro que lo consiguió…

Un abrazo a todos y todas

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