Os pongo algunos ecos que me han dejado las últimas intervenciones en Opuslibros:

Lgracem, por lo que cuentas en tu escrito del pasado viernes me ha quedado más claro que el agua: trabajaste para una empresa industrial. Dices que "todo lo quieren gratis". Recuerdo una pobre africana estudiante de la Universidad de Navarra, que malvivía y sobrevivía como podía para pagar sus estudios; y en un Club le pidieron que diera clases de inglés, gratis, por supuesto, porque era para una iniciativa de la obra.

En mi juventud, siendo extremadamente delicado de conciencia por mi religiosidad y la formación que recibía, le planteé a mi director espiritual, sacerdote numerario, un problema de conciencia que era absolutamente ficticio, según veo ahora, porque se trataba de algo legal y moral. El no tuvo ningún problema en pedirme las 100.000 pesetas (600 euros) en cuestión, porque así terminaba con mis escrúpulos. Desde luego se las entregué, en negro, sin recibo y jamás me dijo el destino de ese dinero ni me volvió a hablar de mi ficticio problema de conciencia que había motivado mi entrega generosa. Ahora veo que la entrega del dinero fue un abuso de conciencia por su parte.

Algunas intervenciones intentan asimilar el opus con los religiosos. Quizás sea así en lo formal (en sus prácticas y métodos), pero no en lo profundo, en la identidad. Los y las religiosas que conozco tenían y tienen algo en común: la compasión, son compasivos y compasivas. Eso no lo tenían en el opus ni en los miembros que yo conocí.

Ecosol