La nota que las 43 valientes dieron al diario La Nación tuvo mucha repercusión. De hecho, fue replicada por medios de casi todo el mundo. Una simple búsqueda en internet da fe de ello.

Ni hablar de la cantidad de llamados de medios periodísticos de la Argentina y del exterior que recibimos. Esto generó una reacción en cadena – que no sabemos hasta dónde llegará - ya que animó a otras personas que sufrieron lo mismo a salir y dar la cara.

Esto parece ser sólo el comienzo. La Iglesia ya no podrá hacer oídos sordos a estos reclamos. Tampoco las autoridades civiles. Cuantos más seamos más fuerte nos van a escuchar.

Desde el Opus Dei intentan dividirnos. Muchas de las 43 valientes recibieron llamados de gente de la Obra diciéndoles que estaban haciendo “un grave daño a la Iglesia”, que “las estaban usando” y que “recapacitaran”. Parece que el ladrón cree que todos son de su condición.

El grave daño a la Iglesia lo ha hecho el Opus Dei. Los que usaron a la gente fueron también ellos. Y los que deberían recapacitar, no queda duda quienes son.

No es cierto que estén dispuestos a pedir perdón o “atender a cada persona para conocer su situación particular y responder por lo que corresponda en justicia, abiertos también a vivir la ayuda solidaria en casos de necesidad” según manifestaran en su comunicado de prensa.

Lo cierto es que luego de aportarles toda la documentación necesaria – que también se entregó al Nuncio en Argentina, Monseñor Miroslav Adamzyck, para ser enviada al Papa Francisco - me contactó, via mail, una persona que dijo ser Contadora de la “Asociación” - que nunca pudo identificar –. A mi pedido de hablar con ella manifestó carecer de teléfono, cosa por demás extraña en estas épocas. Esta persona pretendía que las ex numerarias auxiliares concurrieran solas, en grupos de dos, a ver a un abogado de ellos. Esto viola todas las mas básicas normas éticas profesionales.

También intentaron impedir la publicación del artículo de La Nación, e inclusive pretendieron ocultarlo haciendo llegar a sus miembros y conocidos solamente el reportaje realizado a la representante de la Asesoría. Con eso, no lograron más que darnos mayor publicidad, cosa que les agradezco.

Con posterioridad a la publicación del artículo, envíe un mail al Vicario Regional poniéndome a su disposición para buscar una solución a esta situación. El no sólo tiene mi mail, sino también mi número de teléfono. Como era de esperar, nunca llamó ni se comunicó. Forma extraña de “atender a cada persona para conocer su situación particular y responder por lo que corresponda en justicia”.

Lo cierto es que ni ellos creen su propio discurso. He recibido noticias “internas” de como repercutió esto dentro de la Obra y de cómo muchos de sus miembros se mostraron solidarios con las ex numerarias auxiliares.

Es el momento no sólo de estar unidos (ya que ellos quieren dividir al grupo para debilitarlo) sino de crecer y juntar más gente de todas partes del mundo a este reclamo. Sabemos que ya han aparecido otros “focos de rebeldía” en diferentes partes del mundo.

Esto no es algo contra la Iglesia, sino por el contrario a favor de ella. 

Les pido por favor difundan esto, y que todos los que quieran sumarse, sean de donde sean, lo hagan.

Mi mail de contacto es  sal@sal-morchio.com.ar o  sal.sebastian@gmail.com   (por si “misteriosamente” aparece hackeado el primero). 

Desde ya mi agradecimiento a Agustina – que fue la primera valiente -, a las 43 “guerreras” y a todos los que escriben aquí.

Juntos lograremos justicia.

Sebastián Sal