Estimadas y muy queridas hermanas y ex-hermanas: Aunque todos somos hermanos en Cristo... Quiero entonar el "mea culpa" por lo que me corresponde con respecto a mis 30 años de numerario en el Opus Dei.

Os aseguro que no sabía absolutamente nada, por no saber, no sabía ni que las numerarias dormían en una tabla. Todo lo que hacía referencia a las mujeres era silenciado convenientemente, no podíamos ni preguntar. Sí quiero deciros que los numerarios de a pie os queríamos con locura y teníamos que reprimir habitualmente las ganas que teníamos de daros las gracias por cada detalle de cariño que teníais con nosotros. Qué ciego he estado tanto tiempo, para nosotros era lo normal que estuvierais ahí..., siempre. Cómo os echábamos de menos en los lugares donde no había administración.

Me he quedado anonadado por todo lo que teníais que hacer, las horas de trabajo desproporcionadas, las camarillas donde teníais que vivir, la falta absoluta de libertad, el control total de vuestras vidas. La intromisión continua en vuestra intimidad. Habéis sido auténticas esclavas.

Os pido mil perdones por todo el trabajo de más que habéis hecho por mí, teniendo culpa y no teniéndola. Por no haberme dado cuenta de todo esto. Habéis sido explotadas hasta la extenuación, qué vergüenza siento por el mal que os haya podido hacer. Espero que recibáis un premio muy grande allá arriba y que ahora consigamos que os reparen y os reparemos todo ese daño.

Pepgrass