Cuánto tiempo ha pasado desde que quería dar mi testimonio cronológico hasta hoy. No lo hice antes porque durante toda mi vida he estado vinculado de una forma u otra a la secta autodenominada Opus Dei. Es por esto que me gustaría no dar de golpe todo lo que ocurrió sin orden ni concierto, sino de forma ordenada, explicando el por qué de cada suceso y dando consejos objetivos a aquellos que pueda ayudar para que sus vidas no se vean destrozadas algún día por esta institución, la de las múltiples caras. Hoy me querría centrar en el año 1997...

Aunque antes de esto, me gustaría poder situar el contexto personal para que se pueda profundizar más. En aquel tiempo yo era alumno de un colegio del opus, sin ningún o poco conocimiento sesgado de lo que era. Hablaban de una vida entregada a Dios, de cosas que a nadie le podrían parecer malas, eran todo delicias. Y con esos 14 años que tenía, así lo veía yo. El objetivo del opus dei ha sido el de su fundador, aunque se ha ido pervirtiendo aún más con el tiempo.

Como todos sabemos, su fundador era un sacerdote que quería ser el gran jefe de algo divino, un personaje con una gran soberbia y amor propio que siempre juzgaba a todo y a todos situándose él mismo en la figura de Dios. Esto ya comienza a oler a secta. Pero son tan tremendamente sutiles que han sabido ocultar unas cosas y mostrar otras falsas para parecer gente en la que confiar.

El carácter fundamental de opus es el elitismo, esto es fundamental, así José María Escrivá fichó en primer lugar a Alvaro del Portillo, procedente de una familia aristocrática de le época. A partir de ahí y sin ánimo de extenderme se acabó creando una estructura que es la siguiente. Sus miembros dejan a sus familias de sangre a los 18 años y van a convivir en “centros” con otros miembros del opus, dedicados a la vida de oración.

Pero el dinero importa y mucho. Su lema “La santificación del trabajo bien hecho en medio del mundo sin apartarse de él”. Algo muy conveniente cuando lo que se ansía es el poder. Y aquí es donde dividimos en categorías, sí como lo oyen, categorías diferentes en función de tus ingresos y posición social. Si vienes de buena familia, con dinero y prestigio entonces entras como “Numerario” y vas a vivir a un centro del opus con otros numerarios. Si por el contrario eres de clase media baja, entras como “agregado”, no se te permite la entrada a un centro del opus sino que vives donde quieras o puedas pero igualmente todo tu salario menos gastos de vivienda van a parar a las infinitas arcas del opus. Luego están los “supernumerarios”, miembros casados o solteros que no desean comprometerse tanto con el opus y deciden hacer la vida por su cuenta pero que siguen las mismas normas que numerarios y agregados. Estos supernumerarios son elegidos también preferiblemente de estratos sociales altos por sus generosas donaciones a la obra. Y por último cuando no se puede conseguir que una persona sea alguna de las anteriores cosas, se puede ser “cooperador”, estás fuera de la obra pero se te piden donaciones económicas y oraciones por el opus. Especialmente las donaciones económicas.

Como vemos, se puede ver cómo el completo entramado no está ni mucho menos centrado en Dios ni en la oración ni en nada que se le parezca. Todo gira en torno al dinero y al poder. Nadie sabe la fortuna calculada del opus dei, pero se habla de una de las instituciones “religiosas” con mayor poder financiero después del Vaticano. Así fue su fundador y así siguieron su ejemplo sus adeptos.

Para no aburrir con más estructura, intentaré ir contándola a la par que describo mis experiencias personales cronológicamente y dando sentido la una a la otra.

Con 14 años en el Colegio me dicen “vente al centro del opus” que vamos a jugar un partido de futbol y a tomar una cena fría y peliculón después”. Oye, parece un plan divertido ¿no? Y vas. Es entonces, cuando la presa está en el nido. El partido dura poco, te meten en alguna furgoneta donde te cobran dinero por llevarte al centro (tiene tela) y al llegar la cena no se ve al comienzo. “Primero una meditación!” te dicen. Ya verás, es un cura muy molón que te cuenta unas cosas muy divertidas. Y es entonces cuando empieza el delicado lavado de cerebro, poco a poco y con mucha sutileza para que no notes nada. Su punto de partida es la total descalificación de la familia tradicional, la de sangre. Te dicen que tus padres no son perfectos, que se equivocan, que son obcecados y que tú con tus tremendos 14 años puedes tomar tus propias decisiones (en realidad harán que sean las decisiones que el opus te meta) sin contar con tus carcamales padres. Finalmente hay una cena donde todo el mundo parece muy contento hablando de las cosas de la meditación y los más “veteranos” te van enseñando a cómo comportarte.

Ese comportamiento disfrazado viene a ser “No digas ni una palabra fea y no hagas ni un acto bueno”. La imagen de cara a la galería es crucial, el fondo no importa, lo que hará crecer al opus dei es su imagen. Quizá por eso desde hace 40 años dicen que en todo el mundo son 80.000 miembros y a pesar de que “pita” (se une) mucha gente, la institución es como un colador en el que estás echando agua continuamente. Unos van entrando y otros ya hartos van saliendo, muchas veces con traumas para toda la vida.

“Pité” con 14 años y medio, a los seis meses de estar acudiendo al centro. Porque no solo es el partido de futbol, organizan excursiones a la montaña, cuevas, playa, todas ellas con más tiempo metido en el oratorio o dentro de un despacho con un miembro veterano del opus adoctrinándote que con lo que supuestamente era el plan, pero bueno. Planes que por otro lado cobran a precios astronómicos ya que “hay que ser generosos y pagar bien porque el sobrante irá para los pobres”, algo que es absolutamente falso como veremos. Tanto que contar, intento abreviar pero el lector no podrá hacerse una idea si no explico aunque sea en su mínima expresión lo que es la secta.

¿Os ha pasado alguna vez en la vida que hacéis algo que no queréis hacer pero como todo vuestro mundo alrededor os “fuerza” de alguna manera a hacerlo, lo hacéis porque pensáis que no existe otro camino? Eso es lo que me pasó a mí. Sin una sola voz discordante o mínimamente crítica, todo mi mundo alrededor mío alababa al opus… ¿Cómo podía ser malo entrar? A partir de ahí empieza mi calvario, me empiezan a sacar el dinero ya sin miramientos, en aquel tiempo el de mis padres y me aceptan como “numerario” ya que parece ser que procedo de una familia bien con un expediente intachable y por lo tanto puedo engrosar sus filas en primera línea. Es ahí cuando empiezan a destrozarte la vida de verdad. Se inventan unos votos que haces al ingresar con el nombre igual que el de órdenes religiosas que son pobreza, castidad y obediencia. Los lectores más avispados ya se habrán imaginado qué hay detrás de estas 3 palabras. Nada que ver con lo que significan para las órdenes religiosas. Aquí la castidad es para que no te eches novia/o y este te atraiga al mundo normal, porque en cuanto lo veas lo vas a preferir a vivir en ese agujero que es el opus donde te vas ahogando poco a poco. La pobreza sirve para que asumas que tu dinero no es tuyo, todo lo que ganes presente y futuro irá directamente a manos de alguna cuenta corriente del opus. Es decir, pobreza para ti y riqueza para ellos. Pero no te das cuenta de esto, piensas que ese dinero es para el bien de la Iglesia, para los pobres, para hacer el bien por el mundo. Y la que remata las dos anteriores, obediencia. Aquí te dicen que la verdadera virtud de la obediencia es hacerlo ciegamente, jamás cometer el acto demoniaco de soberbia al ver si lo que te está diciendo el director del centro o el cura o tu director espiritual es bueno o malo. No, obediencia ciega, como un cordero, como el cordero de Dios te dicen. De esta forma consiguen anular tu pensar, tu propio criterio desaparece, ya solo queda la gran virtud de dejarse guiar y obedecer siempre y sin cometer el gran pecado de siquiera pensar en ver si lo que te están diciendo que hagas es bueno o malo.

Con estas 3 cosas ya han anulado tu voluntad y entendimiento más allá de ser un fanático de lo que el opus diga en cada momento. Y termino el primer capítulo que se ha hecho muy largo, como veis, han cerrado el círculo. Una institución dedicada, en una obsesión autodestructiva, a obtener dinero y poder, pero vistiéndose de cordero para parecer que todos somos cristianos en busca de la santidad. Perverso ¿cierto? Fin capítulo 1.

En el siguiente capítulo abordaremos los pocos años que pasé dentro del opus dei, tres años y medio, lo justo para tener cumplidos los 18 años. Lo que he expresado aquí no es nada comparado con lo que viene.

Dortuan