Con este escrito quiero felicitar al Opus Dei por su 92 cumpleaños. Solo le quedan unos pocos años para llegar al primer centenario de muchos que vendrán para esta organización que vino a la tierra con vocación de eternidad, porque es ni más ni menos que la Voz de Dios.

Se terminó el tiempo fundacional, pero Dios sigue inspirando y guiando a su prelado, que como toda la sociedad occidental también ha empezado a beber de la sabiduría de Oriente, y han descubierto el yin y el yang, que toda realidad es dual, tiene dos caras, una luminosa y otra oscura. Llevan 90 años cultivando la cara luminosa, ayudando a todos sus fieles a alcanzar la perfección, a ser santos e inmaculados a los ojos de Dios.

Y ahora comienzan los tiempos de santificar la cara oscura de la vida, por eso están cultivando y formando “santos” en medio del estercolero. Vamos conociendo supernumerarios que usan dinero público para espiar suciamente a sus rivales políticos, supernumerarios que mienten para conseguir intereses personales sin importarles el daño que hagan a terceros, curas numerarios que participan en ritos mortales, numerarios pederastas declarados… Es un trabajo arduo y oculto este de santificar y llevar a Dios lo más miserable y rastrero. Pero ellos son la Voz de Dios. Nada de lo que hagan es capaz de ensuciarles ni menguar su mérito ante Dios.

Por eso, pobres de nosotros, resentidos, que sólo sabemos lloriquear y reclamar derechos absurdos. Los ex estamos muy perdidos y aun estamos a tiempo de volver a los brazos siempre abiertos y generosos de la Madre Guapa.

Carmen Charo