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 Correos: Más sobre pobreza. Para Class.- Aquilina

070. Costumbres y Praxis
Aquilina :

Perdona Class si te digo que tu escrito me indignó.

 

Por lo que puedo entender leyéndote, en tu comentario no te pones en absoluto el tema de que si el Opus Dei es o no un camino de santidad –como pretende la institución y como es el tema de discusión de esta página web- o si es una estafa, algo que atrae bajo pretexto de llevar las almas a Dios, para después irse por caminos de compromisos, apariencias, y “evasiones ad personam”.

 

Vamos a ver: yo misma tengo mucho aprecio de los criterios que describes relativos a como administras tus bienes. Son cosas que quizá muchas personas más jóvenes, criadas en la sociedad de consumo, pueden no apreciar y hasta desconocer totalmente, pero que muchos de mi edad, que me encuentro a mediados entre los 60 y los 70, hemos aprendido en nuestras familias, de nuestros padres, y que, la verdad, yo sigo, igual que tú, actuando con satisfacción.

 

Pero esto de que hablamos no es tanto la virtud cristiana de la pobreza, que se funda en la imitación de Cristo, sino un criterio de sentido común en personas equilibradas y maduras, que ponen su realización es “ser” más que en “aparecer” y que sienten la responsabilidad de la utilización de los bienes que la vida les proporcionó. Y sobre todo, por lo que se refiere al tema de esta página, pueden ser los “criterios de padres de familia numerosa y pobre” que en el Opus Dei vienen alardeados frente al público, pero que están traicionados hasta institucionalmente, argumentando como haces tú que una cosa es pobreza y otra miseria, o que la riqueza de los centros y de los oratorios son para Dios y no para los que efectivamente los utilizan. En otros casos están traicionados individualmente, con tal que no sobresalgan externamente, escandalizando y sobre todo desmotivando los que colaboran económicamente por un fin que creen espiritual. Y yo creo que estas consideraciones y estas conclusiones sí interesan al momento de documentar la tesis de si el Opus es de Dios o no lo es. Sigo.

 

Dices que el Opus Dei te sirvió mucho para tener criterio acerca de la utilización de los bienes terrenales, a no confundir miseria y pobreza. O sea le reconoces al Opus Dei un papel didáctico, educativo, acerca de estos temas. Y, digo yo, ¿te parece que este papel educativo (que por otro lado como ya dije muchos recibimos en nuestra familia) te parece que esto justifique el coste de un sacrificio y una abnegación que la Obra exige sin miramientos a la gente de a pie entre los suyos, a muchos realmente entregados, sin posibilidad ni pretensiones de exigir excepciones a los criterios oficiales? Gente que en un número importante de casos salió, o saldrá, del Opus Dei gravemente damnificada en su cuerpo y en su psique, pero según tu evaluación, al menos sí con criterio acerca de los bienes materiales y sabiendo distinguir entre miseria y pobreza? 

 

Dices que te da igual “si el padre de los del opus se baña con en leche de burra en una bañera maciza de oro” o si “un numerario va a los Alpes de convivencia en una casa lujosa a pie de pista de esquí y esquía 24 horas al día”. Y yo digo que a los que pasamos por ahí no nos puede darnos igual. Por haber sido parte de esta organización tenemos la responsabilidad moral de hacer algo para que los más débiles –en cualquier sentido- no sigan sufriendo en su carne las contradicciones del sistema, que se materializan en injusticias, inhumanidades (estamos leyendo mucho en estos días acerca del trato con las nax), en engaños (por ejemplo, no utilizar donativos entregados por otros fines).

 

Por ser tú mismo parte de la misma humanidad no te puede dejar indiferente lo que le pasa a los demás, especialmente a los “demás” que, por alguna razón te quedan muy cercanos, por haber vivido las mismas circunstancias, o por haber vivido bajo el mismo techo, en la misma institución. Somos responsables de nuestro “próximo”, sin eso no existe ya vida moral, y nuestro ser personas  respetables, correctas, desprendidas... puede volverse fácilmente en hipocresía farisaica.

 

Ya en otra intervención intenté argumentar que no podemos desentendernos de los demás, ya –como en la vez anterior- porque hayamos pagado su precio para conseguir un servicio que se hace posible mediante una injusticia, ya –como ahora- porque a mí me da igual si es otro que actúa injustamente mientras que yo actúo correctamente. Cuando las personas, de dentro o de fuera, se enteran de las contradicciones expuestas por sinrencordenada se escandalizan, frecuentemente se alejan del OD y hasta de la Iglesia, se desesperan por haber gastado su vida en una inversión no rentable... y todo esto, en alguna medida, es responsabilidad de cada uno de nosotros por conocer la situación de primera, directamente. No nos puede dejar indiferentes y hasta tranquilos porque vamos a lo nuestro y nos sentimos justificados.

 

Espero haber logrado expresar mis razones en un idioma que no es el mío, y sobre todo que se entienda que no quiero criticar y juzgar, sino tan sólo manifestar mi convicción de que estamos todos, de alguna forma, hermanados por ser humanos, por haber vivido similares circunstancias, por haber tenido la suerte de haber reaccionado con tiempo suficiente para reconstruir nuestras vidas... No podemos sanar todas las injusticias del mundo, es cierto, pero tampoco podemos desentendernos porque no nos tocan, no nos pueden dejar indiferentes!

 

Elena




Publicado el Monday, 10 February 2020



 
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