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 Correos: Primero yo, primero usted.- JuanchoR

115. Aspectos históricos
JuanchoR :

¿Usted primero? ¿Primero yo?

Hola de nuevo.

Leyendo varias anécdotas y aportaciones de Dionisio, encuentro una sobre "la precedencia de agregados y numerarios" [Publicado el Lunes, 24 enero 2005] que me lleva a otras aledañas, y sobre este tema en concreto, me digo... o ha cambiado mucho la cosa, o han cambiado mucho las personas... explicaré por qué.

En su escrito, Dionisio atestigua que nunca vio norma escrita sobre la prioridad de los numerarios sobre los agregados de cara a la vida civil. Tampoco sé si existieron alguna vez. Responde a una pregunta de Nacho, que tras narrar la poca gracia que le hizo el que un dire de la dele espetara a un agregado -quien ganó una oposición a cátedra en competencia con un numerario- que debía haber cedido ante el numerario, se preguntaba si había algo escrito sobre las "castas"... y terminaba diciendo que, según su dilatada experiencia interna, al final un agregado siempre acababa cediendo ante un numerario, y un supernumerario ante un agregado. Lo que no queda tan claro en qué contexto se producía este ceder... porque si se trata en el contexto de las labores civiles tuteladas por la obra (labores personales y obras corporativas), algún dato puedo añadir...



Siendo ese escrito del 2005, la realidad que yo he visto en las labores personales unos años después es que los agregados debían ceder ante los numerarios, independientemente de su preparación. Y que... los agregados... sí, debían ceder ante los supernumerarios (también independientemente de su preparación), pues se supone que éstos dan "una imagen más ajustada de lo que es la obra" (gente en mitad del mundo, casados, patatín, patatán). Sobre todo en lo que se refiere a cargos de dirección (cargos más visibles). Puede que yo tenga -como cualquier otro- una visión sesgada por mi propia experiencia, pero puedo afirmar que algunas labores que fueron levantadas por agregados y mantenidas por ellos durante muchos años, en pocos años fueron "limpiadas" de cualquier rastro de agregados. Allí solo pintaban los numerarios, para controlar, y los super, para dar imagen. Los agregados sobraban. A lo mejor leyeron la aportación de Nacho ;) y pensaron que había que acabar con esa precedencia... al menos de modo parcial. Y lo pagaron los agregados. Con el desconcierto subsiguiente de los mismos, que en pocos años tuvieron que dejar su trabajo de décadas y opositar o buscar refugio en obras corporativas que se "ajustaran" más a su "perfil" (EFAs, etc.)

En las obras corporativas -sigo, según mi experiencia- la cosa cambia. Está dispuesto que los cargos de dirección los ocupen los numerarios, y en esto uno podrá estar más o menos de acuerdo, pero tiene su lógica interna, y además, es conocido por todos de antemano. Los demás cargos -dirección técnica, secretario, etc.- los ocupan gente que esté preparada para ellos, sean n, agd o sn.

Aclaremos al lector profano que las obras corporativas dependen directamente de la obra, que es el titular, pero las labores personales se suponen iniciadas por miembros de opus dei, que como institución no ostenta titularidad directa alguna. Con esta aclaración, lo narrado sobre las labores personales puede chocar bastante... pero si caemos en la cuenta de que "están controladas por la obra sin estar controladas por la obra", no extrañará cualquier tipo de contradicción subsiguiente. Uno tiene la impresión de que son como un "terreno de experimentación" en el que se pueden tomar decisiones que no se atreverían a tomar en una obra corporativa... además de que, en sus comités directivos se forman auténticas "islas" en las que las indicaciones que vengan de la dele o de comisión pueden ser interpretadas o reinterpretadas a conveniencia del que lleve la voz cantante ahí dentro, pues a veces más que gobierno colegiado se dan equilibrios de influencia en los que los sn actúan u opinan hasta cierto punto, con la percepción de que se están jugando el puesto -y por tanto, el pan de sus hijos-. O sea, que a veces se pueden dar auténticos tiranos, que son los que tienen comunicación directa con la dele (que no son otros que un numerario) y manejan mejor la información... Esto no va por nadie en particular, hay n que hacen muy bien su trabajo colegiado, pero de lo dicho -somos humanos- conozco más de un ejemplo real. Y añado que, a menudo un agregado, al ser "de casa", a la hora de competir con un empleado que no sea de la obra y que tenga más posibilidades de dar problemas legales ante un despido, o problemas sindicales ante determinados cambios de puesto laboral... pues el agd se convierte en un blanco fácil cuando hay que tomar decisiones que puedan causar problemas o polémicas. En una ocasión, un profesor que no era de la obra y que llevaba pocos años trabajando en una labor personal, me ratificó en esta visión. A mí me resultó incómodo que me lo dijera, pues aunque creo que es una gran injusticia, ¿qué le iba a decir yo, siendo n? "No, hombre, no: estoy totalmente convencido de lo que dices, pero no puedo darte la razón oficialmente"... o peor aún: "Yo soy de los buenos y trato de que eso no sea así, pero personalmente no tengo margen de maniobra porque no tengo cargo ahí...". Y es que hasta los profanos se dan cuenta.

No es de extrañar que los maltratados agregados se sientan a menudo en "tierra de nadie" después de unos años trabajando para una labor personal... no es de extrañar que, mientras no se aclare bien o se reivindique lo que es un agd, sigan siendo tan pocos... Cuando en su momento oí decir al consiliario que lo que Escrivá tenía previsto era que, con el paso de los años y según el desarrollo lógico de la labor, hubiera el doble de agd que de n, y el doble de sn que de agd... Si fuera así, vaya asignatura pendiente.

Pienso que a menudo los n no tenemos claro qué es un agd. En el centro de estudios la idea que tenías era más o menos que era como un n pero que "no se entera tanto"... para no decir que era como un n pero que no estaba obligado a residir en un centro, ¿cómo iba eso a ser posible? (ya sé que esto de vivir en un centro ni siquiera era un imperativo para los n al principio, pero el modo como se han desarrollado las cosas después ha sido decir: un agd es como un n que no vive en un centro... entonces, ¿era Ullastres agd o n? ;)).

Creo que la clave está en la DISPONIBILIDAD: por cuestiones personales -que no necesariamente familiares- un agd, teniendo la misma entrega a su vocación que un n (y que un sn, dicho sea de paso), no tiene de entrada la misma disponibilidad para cambiarlo de un lugar a otro o aceptar determinados cargos según las necesidades de la labor... lo primero, siempre, la santificación personal. Aceptar algo tan sencillo como esto, que creo que es lo que estaba de alguna manera en el origen, exigiría una serie de cambios y ajustes en la mentalidad de muchos, a veces de difícil modificación. Pero, sobre todo, dejar a la conciencia de los interesados las decisiones sobre su propia respuesta ante los requerimientos de la obra. ¿Que esto es mucho arriesgar? Es posible que de cara a la institución así sea, pero ¿acaso no es Dios quien hace las cosas, no será Él quien saque la obra adelante? ¿No se trata más bien de que nos falta fe y confianza en el Señor, y pretendemos suplir con control humano?/

Mi opinión es que de esto último hay bastante. Y que la crisis por la que pasa el Opus Dei se debe en gran medida a que se ha olvidado de que estaba llamada a ser Dei antes que Opus. Pero Dios es así: en lo que se refiere a nuestros corazones, solo actúa allí donde se le deja actuar... al margen de que al fin y al cabo no se le escape nada, ni se olvide de nadie, y que de todo esto saque el bien. ¿O acaso no convirtió el deicidio precisamente en el instrumento de la salvación? Ahora bien, ¿puede eso servirnos de excusa para ser otros Pilatos, otros Judas, otros Caifás...? Pongámonos las pilas.

Con cariño,

JuanchoR




Publicado el Friday, 24 May 2019



 
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