A la pregunta que hacía el viernes sobre los nuevos nombramientos del prelado, recibo esta respuesta de un amigo que fue numerario y estuvo muchos años en Roma:

El trasfondo de los nombramientos que ha hecho el prelado, no es otro que su ya cercano cumpleaños 75, que marca la presentación de las renuncia por parte de los obispos y prelados mayores, renuncias que podrán ser o no ser aceptadas por el Pontífice. En su caso, no tiene por qué hacerlo, porque los Estatutos de la Prelatura dicen que el prelado será perpetuo, es decir de por vida.

Ocariz no querrá que el Papa le recuerde, como sucedió con Echevarría, que ya es hora de irse, y se adelanta con ese sistema tan del Opus de designar, conforme los Estatutos, un vicario auxiliar que gobierne con las mismas atribuciones que el prelado, aunque por delegación suya.

Tengo la impresión, no confirmada, que el Papa quiere borrar a los obispos del Opus; la aceptación de la renuncia de Cipriani fue velocísima, cumplió 75 el 28 de diciembre del año pasado y el 19 de febrero estaba fuera, esto es poco más de un mes después y en su caso ni siquiera lo nombraron administrador apostólico, sede vacante y al eminentísimo señor cardenal lo sustituyó nada menos que un cura de a pié de una parroquia pobre de Lima… Jaume Pujol, arzobispo de Tarragona cumplió 75 el 8 de febrero y el 4 de mayo estaba fuera.

Fazio será la cara visible, hasta que sea... y entonces los electores lo nombrarán prelado sin más.