Nota: lo he traducido con Google Translate. Supongo que se puede mejorar. Agustina

Después de un mes escribo de lo que nunca pensé que podría haber sido una elección hecha por mí: una elección hecha con dolor pero al mismo tiempo con un profundo sentido de libertad interior...

Después de más de 15 años en el Opus Dei como supernumerario, decidí no "renovar" aunque en mi corazón decidí dolorosamente "salir de la Obra" por las razones que les contaré brevemente. En los últimos años he tratado de transmitir a mis directores y Prelados en un sentido más general mi sufrimiento, no solo vinculado a los eventos "injustos", sino también a las consecuencias en mi vida que ciertos "juegos" de poder dentro del lugar de trabajo del Campus Bio médico de Roma ha tenido. Las respuestas no recibidas por los actores han dejado de esperarlos porque creo que muchos de ellos no pueden darles. Más allá de los eventos concretos, es un modus operandi que está mal, y que ha caracterizado no solo la mía, sino también las historias de muchas otras personas. Por lo tanto, creo firmemente que en la base hay un problema de "enfoque" que debe corregirse y que hay poco que justificar. Solo aquellos como yo que han experimentado ciertas situaciones pueden asegurar que no se repitan, que trabajamos para el cambio. Esto es cierto y me ha ayudado a sobrevivir a lo largo de los años, ¡pero también a sentirme como un verdadero Quijote! Pero el problema es, en mi opinión, que ciertos "grupos de presión" que existen claramente como en la Iglesia, incluso en el Opus Dei, lo marginan, y el cambio debe hacerlo quien tenga el poder y el papel para hacerlo. Y no sucede. He llegado a desconfiar del hecho de que "lleva tiempo" porque han pasado muchas cosas. Mi fe y mi vocación y mi vida profesional han sufrido. He llegado  a agotarme, a vaciarme, a exasperarme. No hay justificación para esto.

La política entró de lleno en la realidad, destruyendo completamente los principios fundadores de la estructura. Los intereses monetarios, económicos y políticos están socavando el buen funcionamiento de la Estructura. Y yo, que lo sufrí porque encontré que la cosa era inconsistente con los principios de la Obra, fui "eliminado". Quien está al mando de la estructura, tiene sed de poder y justifica todo como su dedicación personal. Tuve que reconstruir mi vida profesional en todo el mundo. ¿Me merecía esto?

Se encontrarán mil coartadas, ¡pero lo que importa son los hechos, los comportamientos y la falta de respuestas! A veces, cuando veo que uno de los capellanes intenta hacer que las personas se sientan cercanas al Papa y lo invitan varias veces con tanta ansiedad, parece que busca una resolución que justifique el trabajo de la Estructura que, en mi opinión, debería corregirse, más que apoyarlo.

Me di cuenta de que para sentirme bien en la Obra, necesitas serenidad en lugar de ser alegre, lo que seguramente me da a Dios y él me dio el regalo de la Vocación, pero, es tan difícil admitirlo, muchas personas y una serie de circunstancias en un sentido más amplio. Por otro lado, lo han eliminado porque deben existir ciertos ejemplos: se ha creado un surco profundo, por un lado, mi espiritualidad y, la Institución que, ya sea verdad o no, al mismo tiempo que hay que cuidar "solo" un buen espíritu. Sin embargo, la CBM tiene en algunos aspectos la obligación de darnos respuestas y, cuando sea posible, corregir ciertos comportamientos. Esto, me parece claro, no ha sucedido y no sucede cuando es necesario. Consecuentemente, me doy cuenta de que en la economía de una institución puede que no haya valido más que un número. Aprecié mucho una entrevista con el Prelado que hace unos meses, con mucha humildad y por primera vez me disculpé por los errores cometidos por la gente de la Obra y esto, en mi opinión, es algo muy hermoso. Lo aprecié mucho y estoy cada vez más convencido de que hay una conciencia de que existen ciertos problemas.

En cualquier caso, me di cuenta de que si algo no te hace progresar en tu vida interior, algo que me sucedió pero que incluso se convierte en una amenaza debido a los resentimientos o la ira, no es solo el caso dejarlo, sino que se convierte en un deber. Hacia mi mismo Mea culpa sobre mi incapacidad de perdonar, alguien me señaló. Pero perdonar perdonar es muy difícil, especialmente si este proceso interno debe realizarse de forma gratuita (trivialmente, incluso sin alguien que al menos admita los errores con serenidad).

Este largo proceso me ha llevado a darme cuenta de que de ninguna manera mi fe, mi viaje al cielo, mi relación con Cristo depende del Opus Dei o de cualquier otra institución fuera y dentro de la Iglesia, o de cualquier individualidad. En ellos

Crecí de una familia con el don de la fe y gracias a Dios la transmitieron fuerte y madura y me duele ver a mis padres sufrir por mí ahora.

El corto circuito que se creó en una persona que, como yo, creía profundamente hasta el punto de corregir las cosas de mi personaje, de mi personalidad, me llevó a estar muy desanimado y desconfiar de la Obra como una institución como la recta manera de llegar al cielo.

Ahora necesito "curar" estas heridas y luego comenzar de nuevo. Como dije, mi relación con el Señor no cambió, y estoy agradecido con la Obra por hacerme desarrollar una relación personal con Él. Pero a pesar de toda la serie de consideraciones hechas, vi que era difícil continuar a pesar de que alguien me señaló: con tonos que no son muy fraternales, que una vez que salga no volveré, pero mi corazón no es el caso.

En la Obra estoy agradecido por muchas cosas, que son parte de mi persona y de mi vida, de mi forma de ser y de ser cristiano. Y espero que si Dios quiere ciertas cosas, cambiarán, habrá una clara conciencia de los problemas y tratarán de corregirlos objetivamente.

Tengo una sola certeza: Dio sabe más ...

Murphy