Hola amigos:

Unas  palabras con respecto a Benedicto XVI y la crisis de los abusos. 

Aunque haya pedido permiso a Francisco, con un Romano Pontífice hay de sobra, si se ha retirado que descanse, rece y se prepare para lo que todos hemos de prepararnos desde ya. Papas en activo hay uno, habla claro y tiene asesores que hacen sus declaraciones y dan conferencias sobre cómo enfocar el tema. Por ejemplo Hans Zollner.

Por otra parte, el tema de abusos de infantes, en efecto, parece ser como dice un contribuyente que es asunto que afecta a toda la sociedad, familias y ambientes. Pero esas familias no son un referente moral mundial como lo ha sido y sigue siendo la Iglesia católica. Es disonante total el abismo entre la predicación de la Ley Natural a la que todo hombre ha de estar sometido y luego hallar estos comportamientos clericales que hoy sabemos se solucionaban tradicionalmente con encubrimiento. La moral es para vivirla, no para escribir tochos. Y si no la vivimos deberíamos de cerrar la boca. Como ni he abusado ni he encubierto, pero sí han abusado de mí y toda una sociedad y una iglesia encubre, me siento con vela en este entierro. Aunque el abuso sufrido no sea sexual sino de conciencia y económico. Que ya decía el santo fundador que espíritu y dinero eran dos sustancias paralelas ¡qué razón tenía!... 

Viene muy bien pensar que hay una ley natural, porque somos humanos y sabemos distinguir qué es un trato humano a un semejante y qué no lo es. Pero esa llamada ley natural no está escrita en ningún sitio y es algo muy general. No matar, es muy general, como nos decían en el Opus: hay que concretar en cada caso, sociedad, momento, como se ve y se ejercita el derecho a la vida propia y ajena.

Además de seres naturales que somos, somos seres históricos, y por lo tanto, vamos evolucionando y nuestras normas morales y modos de respetarnos y convivir también van cambiando. Durante siglos la riqueza del mundo se ha constituido a través de la esclavitud, hoy ya queda feo, y por eso si hay esclavos, se intenta disimular que lo son. Así que la moral ha cambiado. Y porque los demás no sean teólogos morales o no tengan los mismos presupuestos morales defendidos por la Iglesia no hay que establecer el atajo: "son relativistas". No, perdone y perdona, es que la moral es una cosa muy elástica y poco concreta, más de vida que de predicación. Todo lo contrario de lo que nos pasó: todo el día predicando cosas que no se vivían. Seremos juzgados moralmente ahora y siempre, por nuestros semejantes y por nuestro creador por lo que hicimos, no por lo que predicamos. 

Viene bien que los que predican se lo piensen un minuto antes de mandar a la gente al infierno por relativismo. Sentido del bien y del mal tenemos todos los que no seamos un pedazo de alcornoque, que también hay alcornoques sin moral. Y no están lejos, mira qué casualidad. La capa de religiosidad da para mucho tapar.

En cuanto al trato a niños y mujeres, la moral ha cambiado y a mejor. Hace años en mi país no se veía mal que el marido "domesticara" a la mujer, hoy es un tema social de primera magnitud y resulta impensable que va a salir alguien en la tele defendiendo el maltrato. La moral va cambiando y esperemos que lo haga a mejor, y hemos de contribuir a ello.

Así que efectivamente el trato y la consideración de los niños no era el mismo hace 100 años en una sociedad católica que es hoy. Antes a los niños se les daban coscorrones y los maestros pegaban, hoy en día no se puede ni se debe educar pegando en la escuela. Y con el tema abusar de niños, al mismo nivel. Los abusos sexuales llevan tiempo existiendo por parte del clero, en el antiguo código de derecho canónico existía el crimen sollicitationis, difícil de probar y lo que quieras, pero existía, luego el problema no lo inventaron los hippies. Otra cosa es que no se hablara de él, y que en toda familia católica el cura era la mayor autoridad, con lo cual si un niño era víctima era imposible de toda imposibilidad si quiera verbalizar el asunto.

Otra prueba de que el tema es anterior a los años 60 en la Iglesia católica es que en 1947 un tal padre Fitgerald en Jemez Springs Nuevo México EEUU fundó una institución en la que precisamente recalaban los curas que tenían esta atracción por los niños. 

En el documental "Mea Maxima culpa" disponible en YouTube se cuenta el caso de los hoy señores sordos que en institución católica para niños sordos en EEUU sufrieron al depredador padre Murphy a finales de los años 50 principios de los 60. Podéis ver el documental o leer cómo las quejas sobre abusos llegan al Vaticano desde el principio, años 70. Y como no se hace nada. Y cómo había curas viajando por EEUU intentando apagar fuegos pagando indemnizaciones, había que evitar que la denuncia al cura fuera pública.

También desde la época de Pío XII hubo quejas por lo mismo contra Maciel, también se enterró el asunto. Y solo muy recientemente ha salido todo a la luz.

En definitiva, una vez más lamentablemente, hay que decir que es triste y duro enterarse de estas cosas, de que las autoridades eclesiásticas han tapado, porque los niños víctimas los traumas subsiguientes que han llegado al suicidio han importado poco. 

¿Que ahora mismo todo este lío se usa por los enemigos de la Iglesia? ¡No haberles dado munición!

Una está mayor y crecidita para hacerse budista, pero viendo la porquería al leer y ver los numerosos documentales ganas no faltan. Y tampoco merece la pena cambiarse de religión, seguro que también tendrán sus sapos. No quiero ser cómplice de esto y me gustaría que se hiciera la luz, pero no de cualquier manera. 

Al principio las jerarquías romanas dijeron que todo el tema abusos se debía al país, Estados Unidos, tan permisivo y liberal. Y luego se ha visto que lo único diferente con el resto del mundo, es que allí lo contaron antes. 

Mi impresión es que todo responsable eclesiástico, sin excepción, sabe que estas cosas pasaban y sabe cuál era el modo de actuar tradicionalmente y cómo hoy se pretende que algo se mueva aunque no sabemos si se va a mover. Que el emérito no se haga el santo, porque sabía, porque los abusos llegaban a su departamento. Y concretamente en el caso de Maciel nada se hizo por ser amigo venerado por Juan Pablo II como educador de la juventud y suscitador de vocaciones sacerdotales.

Y al mismo tiempo que se dejaban pasar estos delitos y crímenes, al emérito no le tembló la mano para descabezar teólogos molestos, a los que por puntos y comas se desposeyó de sus cátedras. Sencilla y llanamente: no hay derecho. No olvido el caso de Hans Küng, aunque ese fue antes de que Ratzinger llegara al Vaticano, y el caso de Castillo en la universidad de Granada. Es un hecho histórico descrito por Matthew Fox, Pope's War, los sufrimientos infringidos a teólogos y teólogas católicos durante la era Juan Pablo II. Claramente molestaban al poder eclesiástico con sus reflexiones. Mientras que no se tuvo tal mano dura con abusadores que no resultaban molestos al poder eclesial. La gente que manda, sea clérigo o laico pierde los papeles, no se me ocurre otra explicación, porque es no tener sensibilidad castigar teólogos y dejar a la infancia indefensa.

Así que ya no estamos en los tiempos de nuestros 16 años para que lleguen a contarnos historias. 

Por otra parte la revolución estudiantil de 1968 traumatizó al joven profesor Ratzinger. Supuso un giro en su carrera. Si en el concilio Vaticano II había sido asesor y acompañante como teólogo avezado y moderno de los obispos alemanes y mereció figurar en el índex escrivariano, las algaradas estudiantiles en la universidad de Tübingen hicieron que cambiara. Sacó un yo autoritario que tenía escondido, dejó la senda de la contestación eclesial y se pasó a la carrera eclesial. Enseguida lo nombraron arzobispo de Ratisbona y poco después el "cancerbero" de la Fe junto al papa polaco. Que esa revolución estudiantil, acompañada de liberalismo sexual ayudó a los abusos... puede. Pero el padre Murphy de Milwaukee que abusaba de niños sordos elegidos cuyos padres no conocían el lenguaje de signos o sin padres, no esperó a dicha liberalización. Ni tampoco los usuarios de la Comunidad del Paráclito en Jemez Springs fundada en 1947.

Marie Jo Thiel, Teóloga que lleva 20 años estudiando el tema abusos.

Todo esto no hace sino ser más realistas en cuanto a la cuestión de los abusos espirituales, económicos del Opus Dei que nos endilgó una vocación inexistente en nuestra adolescencia. Si esto hicieron con los niños ¿qué esperamos de la jerarquía los ex Opus Dei? Lo que hemos tenido hasta la fecha, nada.

Dices que el Opus Dei estuvo aislado del mundo en los años 60 y 80, qué ingenuidad, los aislados fuimos siempre la clase de tropa. El Opus Dei como tal está plenamente asentado en el mundo e incluso lo domina más que muchos que son unos bocazas. Opus Dei, silenciosa y operativa misión. 

Más noticias de Ratzinger, azares del destino. Hay una orden religiosa llamada Das Werk fundación alemana (Das Werk: la Obra) de la cual ha salido una monja Doris Wagner diciendo que fue sexualmente abusada por uno o dos curas en dicha Orden. Lo ha dicho públicamente, ha escrito dos libros, ha tenido un cara a cara con el cardenal de Viena en la televisión que ha leído su libro y ha prestado credibilidad a su testimonio.

Doris Wagner cuenta que ella vivía en Roma en la casa de esta Orden. Y que las amistades de BXVI con dicho grupo eran el motivo de que en cuatro fechas señaladas, las monjas fueran a cantar a los apartamentos papales: Navidad, Pascua, mes de Mayo... Dice que en una de esas ocasiones, allí en una terraza que daba a la Plaza de San Pedro, pensó en saltar la balaustrada de lo mal que se sentía por los abusos de los que había sido objeto y a los cuales sus superioras no dieron credibilidad ni hicieron nada. Bueno sí, le echaron la culpa a ella. En esas condiciones, pobre oveja, como para confiarse al Papa Benedicto XVI del horror que estaba viviendo en aquellos años, entre 2007 y 2011.

La dicha Obra alemana ha demandado al canal Arte que difundió este y otros testimonios de monjas abusadas por curas. 

Así que las espadas siguen en alto,  yo he visto el documental, no tiene pinta de que se lo estén inventando. Más bien de que las monjas y ex monjas han tenido que esperar a que los culpables murieran para salir a la palestra y contar sus vidas. 

En resumen, mucho todavía por saber, no han salido a la luz todos los archivos. Y Francisco lo tiene complicado, porque el clericalismo y espíritu corporativo es duro de pelar. Es un problema intraeclesial de abuso de poder, el clero todopoderoso, voz de Dios a la que no se contesta, así lo hemos vivido todos los criados y educados en el catolicismo. Me parece regar fuera del tiesto echarle la culpa "al ambiente", que si influyó en esto fue tangencial, el tema venía de atrás. 

Ana Azanza