87.- De la misma manera que Escriba puso su índice cuando la Iglesia lo quitó, ¿el 7º y el 8º mandamiento del decálogo, no robar, no mentir, desaparecieron como preceptos en la Obra?

88.- ¿El fin justifica los medios? Y, ¿cuál es la finalidad, el telos, de la Prelatura Opus Escribae?

89.- ¿Y cómo es que nunca un miembro habla de espiritualidad y siempre y solo de moral, de política, de costumbres y de ideología?

90.- De la misma manera que confunden la fe con la piedad y la creencia con el pelagianismo normativo, ¿acaso también confunden, carisma fundacional, el trato con Dios y su expresión social con asuntos de ética y moral?

91.- ¿Están tan obseXionados que no hay otro pecado en este mundo para ellos?

92.- Lo de no tomar el nombre de Dios en vano, segundo mandamiento de Su Ley, ¿lo llevarán alguna vez a la oración?

93.- Y ya que hablamos de oración…, ¿saben lo que es orar, meditar, en el Opus Dei? ¿Reconocerán alguna vez el valor intrínseco para la espiritualidad del Silencio contemplativo? ¿O ese silencio sigue siendo cosa de “masones y protestantes”?

94.- ¿Qué tal si los numerarios se dieran un garbeo por el mundo para saber lo que significa vivir en él y, por tanto, santificarlo?

95.- Cuando el discurso (la teoría) se aleja ostensiblemente de la praxis (el discurrir cotidiano) se produce una fractura en la conciencia que genera doblez, impide la unidad de vida y, en último término, provoca graves lacras psicológicas que, por cierto, no se curan con pastillas, si no con unidad de vida. Con coherencia entre el decir y el hacer.

96.- Unidad de vida: dime de qué presumes…

97.- Un miembro del Opus con la conciencia atrofiada, es decir, la mayoría (las excepciones lo pagan caro y lo sufren), es un cadáver ambulante, un zombi: se morirá sin haber vivido. Y ese es el mayor pecado: contra el Espíritu Santo.

98.- Buscar el poder por el poder, pretender influir de arriba abajo, sin una verdadera conversión interior, sin purificar los corazones y las conciencias: he ahí el mayor error (y el mayor horror) de la Prelatura escribariana.

99.- ¿Qué es lo que tanto temen de la libertad? Y la insidiosa desconfianza en los propios miembros, ¿carisma fundacional o mero pretender acumular hordas infantiles al servicio ciego de la causa?

100.- Tú que me estás leyendo, vete al sagrario y en tu interior secreto, en la presencia de Dios, mira a ver las tres cosas que menos te gustan de Casa y que querrías cambiar cuanto antes. Y luego, obra en consecuencia.

101.- ¿Alguna vez te ha pasado por la cabeza la sospecha, aunque remota, de que estás en una secta, de que pueden haber obrado en ti una suerte de control mental que te impide ser y actuar con verdadera libertad de conciencia?

102.- ¿Crees sinceramente que con tu día a día contribuyes al bien común, a la mejora de la sociedad en que vives y trabajas?

103.- Cuando lees y meditas la parábola del buen samaritano (tradúcelo como el buen gay, el buen izquierdoso, el buen ateo, el buen divorciado), ¿con qué personaje te identificas?

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