Estoy siguiendo con atención los envíos que últimamente están llegando a Opuslibros sobre diversas experiencias de varios ex sobre la oración y me alegro de saber que una vez fuera de la Obra, muchos reconstruyen una vida interior más plena y sincera que los hace más felices. Yo quiero aportar un pequeño granito de arena sobre este asunto.

Pienso que mi vida de oración en el Opus Dei estaba muy mediatizada y teledirigida por la Obra, la cual se interponía entre Dios y yo, dificultandome un diálogo personal y sencillo con El. Mi oración era molestada por las meditaciones de los curas, por las lecturas de los libros de meditaciones, de camino, de crónica, de las cartas del padre y de un sinfín de temas repetitivos que los directores me obligaban a llevar a la oración. También por la rigidez machacona de los retiros mensuales y anuales, por la monotonía de las charlas, del círculo breve, los cursos anuales, etc., etc. Es decir, que la Obra era como una pantalla de TV con sus variados programas, que se interponía entre Dios y mi alma mostrándome lo que tenía que ser "mi" trato con Dios, de forma que me fue muy dificultoso desarrollar un verdadero trato personal con El a lo largo de aquellos años. 

Para mí que, como ya dije en una ocasión (7-1-19): el Dios del Opus Dei es el mismo Opus Dei y Escrivá, su profeta. En el Opus Dei no se adora a Dios. A quien se adora es al propio Opus Dei y a Escrivá. Eso constituye, en mi opinión, una gravísima actitud de suprema soberbia. 

Saludos afectuosos a todos.

Orange