Hola, me alegro de que interese el debate de Drewermann y Hertel con el numerario. Estoy muy sorprendida porque con esa claridad de términos y reproches al Opus Dei jamás hemos visto un programa en la televisión española. Opus Dei forma parte de una manera o de otra de las vidas de miles de españoles hace décadas y sin embargo es un tema prohibido, ni para bien ni para mal. No se sabe pública y abiertamente más que la propaganda del Opus Dei sobre sí mismo...

Es curioso como ellos mismos están sacando a relucir sus propias víctimas de abusos sexuales. Sobre todo si valoramos que somos miles más los que no fue cuestión de sexo el abuso sufrido por parte del Opus Dei, y si tenemos en cuenta que llevamos al pie del cañón con el temita en esta web ¡desde 2002!. Pero nada, inexistentes, pocos preguntan y menos aún se atreven a indagar en el asunto que concierne a más amplio sector de la población.

De todas formas hay que decir que estas noticias son siempre del mismo tenor: el Opus Dei habla de sí mismo y nos cuenta sus interioridades, el origen no es la víctima en cuestión que salga a la palestra, que se haya ido al juez o a la policía. No. Es la propia institución la que ofrece la noticia totalmente precocinada y el asunto "con las bendiciones echadas" pues ya se indemnizó a la víctima en el caso del cura norteamericano, y eso sin mediar juicio ni canónico ni civil. Yo no puedo quitarme de la cabeza la idea de que es un "yo me lo guiso yo me lo como". Y tampoco puedo aplastar así como así la pregunta, si el asunto está arreglado, el cura quitado de la circulación y la víctima satisfecha con los miles de dólares hasta el punto de seguir en medios opusinos, ¿por qué se nos cuenta esta historia? 

Y esta impresión de que hay algo artificioso y raro en los últimos casos que nos dicen "les" salpican, que nos dicen ellos mismos porque nadie más tiene la venia para desde fuera hacer notar que algo salpica al opus Dei, se ha agudizado cuando he tenido la oportunidad de ver documentales cómo el que ahora presento: La iglesia frente a la pedofilia, tampoco he tenido la oportunidad de disfrutar de una indagación española que vaya metiendo los dedos en el enchufe como ese reportaje lo hace. El documental va in crescendo. Se empieza por el típico caso de cura animador y formador de jóvenes que aprovechando la confianza depositada en él de la comunidad católica agrede sexualmente a los niños. Y tirando de ese hilo el documental viaja por el mundo, por el mundo auténtico de los que se han atrevido a presentar sus quejas primero de todo a la iglesia, puesto que son católicos convencidos, como la mayoría de los abusados por sectas católicas. Y entonces observamos cómo se les dio con la puerta en las narices. Y también que sólo después de acudir a instancias eclesiales y no ser recibidos esas personas deciden irse a la policía.

Recorriendo todos los casos que se relatan en dicho documental de Italia, Francia, Argentina, Estados Unidos... verdaderamente como dice Drewermann hay que ayudar tanto a víctimas como a victimarios, no es normal esa obsesión de algunos clérigos por atacar niños. Se necesita un replanteamiento a fondo de la situación porque ha sido y es una auténtica plaga. Lo estimo como un abuso de poder del clero todopoderoso en la Iglesia católica sobre los no clérigos. Y si las víctimas necesitan justicia, los agresores necesitan tratamiento, y no barrer la basura debajo de la alfombra como se ha hecho. 

Nadie que lleve años de jerarca en la iglesia católica se puede hacer de nuevas con este asunto. Aunque en el documental no es cuestión de la historia de los abusos pedófilos, el problema es antiguo. Ya en época de Pío XII se creó una Orden religiosa específica para ocuparse de esos curas, los Siervos del Paráclito cuyo primer centro se abrió en Jemez Spring (Nuevo Méjico) en 1949.

Richard Sipe que fue monje benedictino trató como psicoterapeuta a curas y en el hospital católico de Seton en Baltimore en el que trabajó en los años 1960 había sacerdotes a los que se ingresaba "por problemas con el alcohol" o "depresión" cuando el problema fundamental era el abuso sexual. Los enviaban al hospital psi para evitar el enfrentamiento con la justicia.

Así que dirigiéndome a los jóvenes en especial, que no os engañe nadie, que la memoria es muy corta pero la historia larga y hay que profundizar, este asunto del abuso no es una seta que haya salido hoy. La diferencia es que nuestras sociedades ya no son tan veneradoras del clero y que la lucha silenciosa de mucha gente ninguneada por la jerarquía eclesial sale ahora  a la luz a dar sus frutos.

Espero que ilustre el vídeo tanto como el otro

https://www.youtube.com/watch?time_continue=217&v=BGaC68d5GgI

Saludos

Ana Azanza