70.- ¿Cuándo vais a pedir perdón: a la Iglesia, a los exmiembros, a la sociedad?

71.- ¿Es de Dios recortar fotos al modo estalinista, reescribir una y otra vez la historia de la Obra para adecuarla neuróticamente a un “ideal” de perfección, o “censurar” declaraciones del Fundador que hoy ya no son políticamente correctas?

72.- ¿No es un contrasentido que para santificar tu trabajo y amar al mundo tengas que dejar tu profesión y dar la espalda al mundo?...  

73.- ¿Un niño de 14 años tiene discernimiento para afrontar algo tan complejo como un compromiso de por vida?

74.- El sigilo sacramental. El secreto de confesión.

75.- ¿Está capacitado un numerario de 25 años (de 35, de 45…), célibe y sin conocimientos de lo que conlleva un matrimonio, la afectividad y sexualidad de los cónyuges, los hijos etc., para “dirigir” (ni siquiera: aconsejar) espiritualmente a nadie?

76.- El corte neopelagiano de la Obra, explícitamente denunciado por el Papa, que consiste en “lograr” la santidad a través de la repetición mecánica de normas, obturando el amor, la caridad, la empatía con el prójimo, y generando una suerte de aislacionismo narcisista, ¿es carisma fundacional o deriva?

77.- ¿Saben los directores de la tristeza infinita de sus hermanos, de su andar a la deriva por la vida en busca de pequeñas compensaciones?

78.- La tibieza, la acedia, es el gran pecado, el gran problema, de los espirituales: se acomodan, encuentro su vuelo bajo de gallinas de corral y ahí se apalancan. Da grima verlos, oírles hablar. Cualquier cosa menos atracción o ganas de seguir su camino.

79.- ¿Podría ser que el Opus Dei haya confundido la evangelización (sobre todo con el ejemplo) por un sustituto nefasto: la moralina, el apoyo a determinadas causas políticas o sociales que, supuestamente, defienden “ciertos” valores éticos… pero olvidan todos los demás?

80.- Si yo fuera mujer del Opus Dei, aunque solo discreta, me plantearía tantas cosas…

81.- Qué duro es cuando la vida te enfrenta a tener que ser tú y no poder, ¿verdad? Hablar siempre al dictado, ver cómo se evapora tu personalidad, tu libertad, lo más sagrado y te conviertes en marioneta al servicio de una “causa” que ya ni comprendes. Pero sigues…, ¿Por miedo, por inercia?

82.- La peor de las soledades es la que se vive rodeado de gente.

83.- Solo te pido una cosa ya, que no te justifiques todo el tiempo, que no mientas, que no lleves esa doble vida…, ¿Podrás?

84.- ¿Eres consciente de que al margen de la Obra tienes una familia, la de verdad, a la que has descuidado sistemáticamente pero que nunca te abandonará?

85.- Echa un vistazo y recuerda aquel muchacho ilusionado que pitó y se comía el mundo. Mírate ahora en un espejo.

86.- Si yo fuera tú, iba al notario, cambiaba el testamento y dejaba toda mi herencia, grande o pequeña, a una labor social, a Caritas, a Opuslibros, algo así. Sería una manera póstuma, pero hermosa, de redimirte.

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