Pouis :
Durante mis años en la Obra, en las escasas ocasiones que coincidí con una Administración que llevase el Centro, ésta cuidaba la nutrición (en mi experiencia). Pero la mayoría de mis años (y cursos de verano) fueron en las Torres de Belagua (la 1 para cursos de verano y la 2 para vivir). En las Torres todas las comidas se hacían en el comedor universitario de Pamplona.
La comida no era muy apetecible (te lo dice uno que ha estado interno muuuuchos años desde niño). La correlación entre el color del rio y la sopa era extrañamente coincidente. Pero a eso ya estaba acostumbrado. En varias ocasiones y durante los veranos, cuando los “clientes” del comedor éramos todos de la Obra, nos servían yogures caducados. Para el coste que tenía el curso anual de dos meses me parecía inaceptable, un pequeño fraude, y era inadmisible servir los alimentos prescritos.
Recuerdo que al quejarnos nos dijeron que no pasaba nada (es cierto, si solo son dos o tres días), que era de mal espíritu quejarse, y que lo mejor que podíamos hacer era comerlos y ofrecer ese hecho como una pequeña mortificación.
La Obra, tan amiga de pequeños detalles, si toleraba los yogures caducados (en los que la fecha es TAN VISIBLE), ¿qué haría con lo que no se ve? Y lo peor no son los yogures caducados, lo peor son las ideas trasnochadas y sin actualizar.
Abrazos y besos para todos, de esos que tan poco gustaban allí.
Pouis
Publicado el Friday, 13 July 2018
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