Ayer fue 21 de junio, solsticio de verano en el hemisferio norte y el día más largo del año por estos lares. Y no, la jaculatoria que titula el escrito nada tiene que ver con este caluroso día.

Al poco de pitar me sugirieron varias jaculatorias para decir a lo largo del día. Como bien sugiere con su Nick Luxindex, lo anotaba en la susodicha agenda. Y una de las que me dejaron más perplejo fue:

“Santa María, alarga el día”

La verdad es que no entendía, a mis 14 años, el sentido de la frase. El único interés podría ser para tener más horas de disfrute, pensaba para mis adentros. A lo largo de mis años, viviendo en Centros de la Obra, entendí perfectamente el sentido de la frase. Entre las horas del cumplimiento de las Normas, las dedicadas al estudio, las dedicadas al trabajo (debí trabajar durante mis estudios para costearme mi pensión), las horas de desplazamiento, las horas dedicadas al apostolado, las horas dedicadas a los encargos internos, el día no me daba de sí. Nunca encontré un grupo de jóvenes en el que hubiese tantas “bajas por enfermedad” debido a resfriados, molestias varias, o dolores serios y, en el fondo, escondían episodios de cansancio que se resolvían con un par de días de sueño reparador.

Hoy, años después, sigo rezando “Santa María, alarga el día” cada vez que estoy disfrutando con mi mujer, con mi hijo, con mis amigos o cuando veo una bonita puesta de Sol o estoy dando un agradable paseo por la playa. Para los que estéis pasando un mal momento, dentro o fuera de la Obra, pensad, como decía Santa Teresa, que esto es una mala noche en una mala posada y que saldréis de esta CON VIDA. ¡ANIMO!

Pouis