La web del Opus publica una foto de Ocáriz ante el mismísimo Papa sin sotana ni símbolos externos de su dignidad como Prelado del Opus Dei. Incluso esconde la cruz pectoral dejando entrever como una cadena, que parece más bien la de un reloj de bolsillo. Únicamente lleva en la mano derecha un anillo parecido a los solitarios que estaban muy de moda en la España de los 60.

Si Ocariz hubiera ido a ver al Papa con su sotana de monseñor, tendría que haberse puesto la cruz pectoral de forma visible. En cambio, ataviado con una simple americana, se camuflaba como un clérigo más cualquiera, de entre los cientos que hay por el mundo dirigiendo asociaciones o movimientos carismáticos.

¿Por qué no se disfrazó Ocariz con todos los arreos quasi-episcopales, como gustaba hacer a Portillo o a Echevarría, para asistir a su primera audiencia personal con el Papa? ¿Le habría disgustado a Francisco esa pompa y boato?

Ocáriz, recién elegido democráticamente Prelado del Opus Dei (forma típica y tradicional de nombrar en la Iglesia a los miembros de la jerarquía: por votación en asambleas), en sus primeras apariciones públicas ante sus seguidores prelaticios, bien que cuidó la puesta en escena: báculo, mitra, anillo, capelo.

La foto de Ocáriz con el Papa y sin sotana es una instantánea para la historia y la interpretación. En el Opus Dei se cuidan los detalles pequeños hasta el extremo, y este no habrá pasado desapercibido.

¿Nombrará el Papa Francisco a Ocáriz Obispo con la misma prisa que lo hicieron con el padre Javier?

Mucho me temo que este papa no es de regalar episcopados con ligereza. Ocáriz lo sabe, por lo que fue acto de prudencia por su parte plantarse ese día delante de Francisco habiendo colgado la sotana.

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