Ruta :
Quiero agradecerle a Curial su artículo: “Doctrina ignaciana”, publicado el 21 de marzo, en el que pregunta sobre la expresión “contemplativos en la acción” que A. Plaza atribuyó a San Ignacio en su artículo “Dime de qué presumes”.
Dicho lo anterior y excusándome de antemano por mi atrevimiento con respecto a lo que voy a escribir con absoluta libertad, manifestar que Doctores tiene y ha tenido la Compañía de Jesús y el Opus Dei para comentar la expresión Contemplativos en la acción según el espíritu Ignaciano; y contemplativos en medio del mundo según el espíritu del Opus Dei.
Nada más lejos de mi intención que polemizar sobre quien copio a quien, tal vez porque esas discusiones equivaldrían a discutir sobre quien dijo primero “…como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden…” El primero que lo dijo fue Jesucristo y los que lo han dicho después lo han copiado. Espero que se entienda el espíritu del ejemplo.
Pajareando por internet e intentando buscar un poco de luz sobre la cuestión he hallado este artículo: Contemplativos en la acción. Dejarse conducir hacia la integración espiritual. Autora Julio Violero. r p
En este estudio explica el origen de la expresión “Simul in actione contemplativus” Contemplativos en la acción. Que como explica detalladamente su autora la frase es del jesuita Jerónimo Nadal. (1507-1580).
La fórmula se encuentra en los escritos de Nadal en sus In Examen Annotationes (1557), Cf. MNad V [81] 162, donde “recuerda, entre los elementos propios de la vida religiosa, el de la oración (...) y trata de los Ejercicios ignacianos con que la Compañía ejercita y forma a los suyos. Esto le da ocasión de tratar de la oración de San Ignacio, de su contemplación trinitaria y de su vida contemplativa en la acción”
Quiero añadir que Jerónimo Nadal (1507-1580). Fue uno de los primeros jesuitas y como íntimo conocedor de San Ignacio (1491-1556) por la estrecha relación que mantuvieron durante muchos años en la dirección de la Compañía de Jesús, a la muerte de San Ignacio recayó sobre él, que el espíritu de san Ignacio fuera trasmitido en la Compañía de Jesús, con la máxima fidelidad a los nuevos jesuitas.
La autora en el artículo “Contemplativos en la acción”, manifiesta que en la vida de la Iglesia solo hay un puchero cuyos ingredientes son la acción y la contemplación.
Como decía san Josemaría, él solo tenía un puchero y de ahí daba a sus hijos lo que necesitaban unos una patata, otros un trozo de carne otros un poco de caldo, otros caviar, todos tomaban del mismo puchero, una veces acción y otras contemplación.
Jerónimo Nadal explicaba que el paradigma en el Jesuita, era la síntesis de la contemplación en la acción; y esta síntesis espiritual se tenía que dar en los jesuitas profesos, que encarnaban el ideal de hombres contemplativos y activos y eran los encargados de dar y trasmitir a los demás según sus necesidades y capacidades espirituales, vida contemplativa y vida activa.
Esta misión seria equiparable a la de los sacerdotes numerarios del Opus Dei, que son el ideal de contemplativos en medio del mundo, y también tiene la obligación de repartir acción y contemplación del puchero de San Josemaría al resto de miembros del Opus Dei, así a los numerarios se intentaría repartir más contemplación y a los supernumerarios más acción.
Otra cosa que me ha llamado la atención después de leer el artículo es la equiparación que podríamos hacer por un lado entre Jerónimo Nadal y San Ignacio, y por otro lado, entre San Josemaría y el Beato Álvaro del Portillo.
Jerónimo Nadal fue el encargado de sentar las bases para la trasmisión del espíritu de San Ignacio tras la muerte de San Ignacio; y el Beato Álvaro fue el encargado de trasmitir el espíritu del Opus Dei tras la muerte de San Josemaría.
También me ha llamado la atención el paralelismo en lo siguiente: San Ignacio al principio trató blandamente al mallorquín Jerónimo Nadal para con el paso de los años ser muy exigente con él y San Ignacio le exigía muchísimo y le daba duras reprimendas sobre cuál era el verdadero espíritu de los Jesuitas, cómo se había de vivir y lo que se había de evitar..
San Josemaría y El Opus Dei con sus miembros hacen lo mismo; al principio los trata suave y blandamente y cuando ya tiene a los miembros amarrados emocionalmente, les hecha reprimendas monumentales sobre el espíritu de contemplativos en medio del mundo de San Josemaría. Los famosos puritos de San Josemaría, trasmitidos fidelísimamente de padres a hijos.
Dios nos cuide
Ruta de Aragón.
Publicado el Wednesday, 23 March 2016
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