segundo :
Un buen amigo visitó a un sacerdote con el propósito
de pedirle consejo. Su situación en el Opus le presentaba serios reparos de
conciencia a la vez que advertía que pronto sería un candidato más a las
pastillas famosas.
El sacerdote, conocido por su don de discernimiento,
luego de otorgarle la hospitalidad de la escucha le dijo: José, estás queriendo
jugar al futbol vestido con frac.
Días después me decía ¿Te imaginas a la selección de
España entrando al estadio de frac para jugar una final contra Alemania?
Lo cierto es que el equipo del frac existió y existe;
parece que está la convicción de que ha surgido de una revelación divina. Sin
embargo, la cuestión es confusa porque los directivos afirman que el frac no es frac.
Poco a poco muchos percibieron que no se podían mover,
saltar, ni correr como los demás jugadores sencillamente porque en la era de
Nike el frac es una incomodidad espantosa. Además, el frac es frac y no ropa de
futbol.
Sin embargo, el complejo atuendo sigue vigente; los
dirigentes lo van perfeccionando con zapatos de charol ajustados; chalecos que
asfixian pero mejoran la apariencia, lazos de seda que son un engorro y que uno
ni siquiera se lo puede aflojar a la Tony Bennett.
El equipo tiene poca retención de personal, de modo
que la mayoría luego de una temporada más o menos larga experimenta una viva sensación
de libertad al arrojar el frac, comprarse un par de zapatillas y mezclarse con
la gente para jugar un buen partido de futbol. Es que el viejo Aristóteles
tenía razón: “realidad mata apariencia”.
Segundo
Publicado el Monday, 02 September 2013
|