josef knecht :
Querido
Pepito:
Permíteme
responder a tus palabras, bastante contundentes, a mí dirigidas en tu
aportación del 21.06.2013. Sinceramente, exageras mucho con tu
apreciación de que en
mi nota del 17.06.2013 intenté “purgar las conciencias de vivos y
difuntos”, ya que en realidad me limité a comentar el artículo periodístico de
don Antonio Pérez-Tenessa publicado
en El País el 13.04.1992. Basta con leer ese artículo, sin
necesidad de hurgar en la conciencia de su autor, para constatar el gran
sufrimiento personal que causaron en su persona los años de militancia en el
Opus Dei. No pretendí hacer un examen de conciencia ajena, sino un comentario
de texto, limitándome a resaltar con mis palabras de comentarista lo que el mismo
artículo –y no mi imaginación ni mi inventiva– pone en evidencia y saca a
relucir. El artículo es por sí solo más expresivo que mis comentarios.
No
te gustó mi alusión al período histórico del régimen de Franco, al que volví a
mencionar en mi más reciente
aportación del 21.06.2013 referente a la actual crisis de la mediación
institucional. Es posible que tu visión y la mía acerca de Franco sean
distintas; de ser así, no nos conviene discutir sobre ello porque esta página
web no alberga debates de contenido político. De todas formas, si has leído mi
escrito del 21.06.2013, habrás entendido mejor por qué relaciono a
Pérez-Tenessa con algunas circunstancias sociológicas del franquismo en el que
él vivió. Era la de entonces una situación histórica en que muy difícilmente
–por no decir que era imposible– una persona podía rebelarse ante el status
quo proclamando la verdad y, acto seguido, ser escuchada y aplaudida por la
sociedad; en cambio, en las circunstancias actuales, no sólo gracias a las
nuevas tecnologías, sino sobre todo en atención a la “crisis de la mediación
institucional” y al creciente desprestigio social de las instituciones,
personas como Agustina o como Snowden o masas de gente en Brasil y en Turquía
pueden lanzar su voz contra las injusticias en favor de la verdad y ser
escuchadas y aplaudidas por grandes sectores de la sociedad. Es esto lo que
quería decir con mi alusión al régimen de Franco, en el que las voces
discrepantes o bien enmudecían solas –este fue, por desgracia, el caso de
Pérez-Tenessa– o bien las autoridades las acallaban a la fuerza.
Espero
que, con estas explicaciones, nos entendamos mejor tú y yo. Por cierto, fue del
todo atinada tu alusión al itinerario jurídico del Opus Dei: “¡Dios mío, cuánto
incordio para nada!”. Muy bien dicho: diste en el clavo.
Cordialmente
Josef
Knecht
Publicado el Monday, 24 June 2013
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