Querido Posshumus y queridos también todos los que habéis sugerido iniciativas, y todos los lectores de esta web. 

No puedo estar más de acuerdo con tu escrito gracias por animarnos a hacer algo más para que la Santa Sede actúe de una vez escuchando y atendiendo a las víctimas de una organización que está aprobada y amparada por ellos. Me parecen muy acertadas tanto tus iniciativas, como las que en otras ocasiones han aparecido en Opuslibros. 

Visto lo visto, el problema no se resuelve informando a la Santa Sede, porque podrían empapelar el Vaticano con los documentos y testimonios sangrantes que desde hace años se les está enviando. Aún así, comparto tu sugerencia de seguir enviando información continuamente desde a las más altas esferas, hasta todos los rincones donde encontremos un lector. Hablar con los párrocos, con los obispos, con el Nuncio… Utilizar las nuevas tecnologías… Requiere esfuerzo y tiempo, pero vale la pena y es de justicia seguir luchando; Sería muy reconfortante que fuerais contando lo que vais haciendo en este sentido.

Aunque os animo a ello encarecidamente, por desgracia la experiencia nos enseña que hasta que el asunto no salte a los medios provocando un escándalo, nadie va a mover un dedo por nosotros. Por el poder que tiene la obra, a los medios de comunicación no les interesa manifestar desacuerdo contra ellos: bastaría que opusimos y colaboradores recibieran la orden de no comprar ese periódico o de no encender determinado canal, para que esa empresa sufriera un considerable descalabro económico.  Desgraciadamente sabemos que “poderoso caballero es don dinero”, y por ello la obra continúa impunemente incumpliendo la ley y faltando a la justicia. Aún así, no podemos desfallecer y deberíamos en este caso, seguirnos por la máxima que el santo de Barbastro quiso dejar escrita: “Cuando una puerta se cierra, otra se abre”

Además de ponernos en serio a movernos, se me ocurre una idea probablemente un tanto rocambolesca, pero que puede tener su eficacia: algo así como una sentada o concentración con pancartas y toda la parafernalia, ante la sede de distintas comisiones (empecemos por la de España). El motivo sería reclamar nuestros derechos y denunciar las injusticias.  Y permanecer a la puerta hasta que salga el Vicario General a recoger nuestro manifiesto.

Desgraciadamente, es la única forma de atraer a los medios de comunicación, pues rápidamente acudirían paparazzis, prensa y TV, con lo que causaríamos cierto incomodo a ambas instituciones: a la Iglesia y al Opus Dei. Podría pensarse hacerlo también a las puertas de la Nunciatura. Son muchos los años que hemos estado informando y manifestando nuestra disposición a prestar nuestra ayuda a la Santa Sede, sin recibir ni siquiera un acuse de recibo.

Me gustaría conocer vuestra opinión así como vuestra disposición a participar o a contribuir en la organización. Se puede repetir en los países donde contemos con más gente.

Podéis publicarlo en la web, o si preferís, y por motivos de no dar información a quien no la merece, hacerlo en privado, y Agustina me reenviará vuestros correos.

Dolce Vita