Ahí va otra pequeña anécdota que me viene a la cabeza:

Algunos meses después de haber pitado, estando yo concretando por e-mail con el director la hora en la que íbamos a quedar ese día para la charla fraterna, me dijo por escrito "recuérdame luego que te de un regalito que tengo para tu mujer". Pensé "qué amable, qué detalle".

Unas horas más tarde, en el centro, antes de comenzar la charla, me dice "tengo un regalito para tu mujer" y saca una novelita. "Mira, dale este regalito de mi parte a tu mujer, es una novela muy buena que ha escrito un amigo mío, le va a encantar". El tema distaba mucho de ser el tipo de novela que le gusta a mi mujer pero, en fin, tratándose de un regalo, cogí el libro, se lo agradecí mucho, y lo metí con el resto de mis cosas.

Pasamos a la charla que duró unos 45 minutos. Una vez terminada la charla ya me disponía a marcharme cuando me para y me dice "por cierto, el libro son 10 euros". Me quedé todo cortado, ya que no me había visto nunca en una situación parecida. Como ya tenía el libro guardado y había pasado tanto tiempo, me pareció muy violento devolvérselo, así que opte por darle los 10 euros.

Total, que salí del centro con cara de idiota y un libro de un autor desconocido bajo el brazo, que el director del centro me "obligó" a regalar a mi mujer, o peor todavía, que el director regalaba a mi mujer, pero con mi dinero. Curiosa forma de hacer un "regalito".

No sé si este tipo de estrategias son parte de la santa pillería para sacar el dinero a los supernumerarios en contra de su voluntad (no había necesidad ya que yo estaba siendo bastante generoso con la cuota que donaba todos los meses) o para aumentar las ventas de escritores desconocidos de la obra, pero en cualquier caso me parece una picaresca mas propia de trileros ambulantes que de aspirantes a santos.

Simple-mente

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