Quiero simplemente testimoniar mi gran afecto por esta página, por su sinceridad, por su pluralidad. Yo nunca fui, a Dios gracias, del Opus Dei; la prelatura cayó lejos de mi vida a miles de kilómetros, hasta grande. Lamentablemente, he visto atrapados a muchos amigos, y algunos particularmente dañados -de esos daños que los demás podemos percibir, pero que el implicado se convence, le convencen, de que es "su" singularidad, o peor aun su fe-.

Como también en tantos años he visto dañados por otras sectas, hace un buen tiempo me puse a buscar respuestas a ello, ¿cómo podía ser que en mi Iglesia ocurriera lo mismo? no en mi círculo, pero sí en mi Iglesia. Y encontré esta página, con mi misma perplejidad, con la misma necesidad de respuestas, pero con la gran carga y ventaja de la vida vivida.

Lo que puedo decir es que desde mi humilde puesto -dirijo un sitio católico- hago lo que puedo por difundiros, porque sois una parte muy sana de la Iglesia ("sano" en esta vida suele querer decir "magullado que es cada vez más ser humano en sus magulladuras"), y porque una y otra semana me reconforta saber que a pesar de las noticias siempre tendenciosas que se leen en los noticiarios católicos, que en lengua española son o pertenecientes o complacientes con "la obra", estáis siempre allí, resistiendo, diciendo vuestra verdad, que posiblemente no sea toda, pero que no puede ni debe ser silenciada.

Mi oración y ánimo por todos y cada uno, y en especial por Agustina.

Martys