Fuimos amigas desde que teníamos coletas... Vivimos juntas la adolescencia y algo de juventud. Hasta que pitamos. A partir de ahí entramos como por ósmosis en esa única relación que puede darse dentro y que todos conoceis: insípida y encorsetada.

Nos reencontramos hace un año cuando  ella también decidió marcharse.

Ambas hemos pensado escribir aquí (soy la primera) el testimonio tan bonito de nuestra recuperada amistad. Digo recuperada porque nunca dejó de estar, solo encubierta por esa red de falsedad en la que vivimos demasiado tiempo.

Cuando yo dejé la Obra vino a ofrecerme su ayuda (seguía el verdadero cariño escondido) pero no la acepté porque sabía que estaría indefectiblemente mediatizada. Pero lo guardé en mi corazón siempre.

Han pasado nada menos que 35 años... ya somos maduritas, sin coletas... y hemos descubierto que seguimos siendo las mismas, como si no hubiera pasado todo este tiempo, porque siempre, de algún modo seguimos siendo amigas.

Hemos vuelto a disfrutar de encuentros y conversaciones que nos ayudan enormemente, nos apoyamos AHORA DE VERDAD y no dejamos de brindar por este hermoso REENCUENTRO.

Hablamos de compartirlo con todos vosotros en la web, y yo he sido la más rapidilla...

Este es mi brindis literario por una preciosa amistad recuperada. ¡A vuestra salud también!

Rous