Algo o casi nada se ha mencionado acerca de la vida de los supernumerarios, sus salidas y situación dentro del Opus, quizá porque los efectos colaterales no son tan dramáticos como aquellos que han vivido, comido y sufrido 20 años bajo el ojo que todo lo ve de la delegación. Me gustaría compartir la experiencia Opus vivida desde la perspectiva de supernumerario. Ojalá que, poco a poco, más miembros o ex miembros se animen a contribuir con sus relatos las experiencias vividas. Para muchos supernumerarios pareciera que la situación es aun más compleja, pues si ‘dentro’ se manejan y tejen indicaciones, a los de San Gabriel nos toca recibir el producto digerido, manoseado por parte de los directores. Sin embargo ya hay algunos indicios que dentro de la labor de San Gabriel también se dan ciertas diferencias entre las indicaciones del director y lo que la familia termina resolviendo.

He llegado a la conclusión que para los supernumerarios y para mantener tranquilos a los directores locales, mientras la aportación mensual llegue, y mientras más grande sea la aportación más libertad y más a su gusto puede se puede estar. Viajes, coches, casas de playa, todo eso que una familia numerosa y pobre del Opus está obligada a declarar y consultar puede ser visto con buenos ojos por el director si estos bienes y patrimonio son puestos a disposición de alguna forma al servicio del centro y labores apostólicas.

Sin salirme tanto del tema que me ha movido a enviar este escrito, quiero hacer mención a un hecho curioso que me llama poderosamente la atención. Un año antes de la canonización de sanjosemariaescrivadebalagueryalbas todojuntito tuvo lugar en Roma una beatificación de la cual poco o nada quiere el Opus mencionar o saber. Me refiero a la beatificación del matrimonio de Luis y María Beltrame Quattrocchi. Dicha beatificación muestra el modelo de santidad propuesto por el Opus pero que no ha alcanzado a explicarlo y vivirlo claramente. Por el contrario, gente común, gente del día a día, bajo la protección de María han logrado. No sé si por vergüenza o soberbia el Opus no quiere hacer mención de estos modelos de santidad y espera algún día promocionar sus propios modelos, para mientras Tomás Alvira y Sra, están a la espera que su proceso encuentre un cauce.

Un párrafo de la homilía pronunciada por su Santidad Juan Pablo II me ha sacado un suspiro y un aire de esperanza.

Los beatos esposos, inspirándose en la palabra de Dios y en el testimonio de los santos, vivieron una vida ordinaria de modo extraordinario. En medio de las alegrías y las preocupaciones de una familia normal, supieron llevar una existencia extraordinariamente rica en espiritualidad. En el centro, la Eucaristía diaria, a la que se añadían la devoción filial a la Virgen María, invocada con el rosario que rezaban todos los días por la tarde, y la referencia a sabios consejeros espirituales. Así supieron acompañar a sus hijos en el discernimiento vocacional, entrenándolos para valorarlo todo "de tejas para arriba", como simpáticamente solían decir.

La vida ordinaria, la santificación de la vida ordinaria no es un monopolio del Opus. De hecho este ejemplo de matrimonio nos muestra que fuera del Opus la santificación es posible, sin hacer tanta alharaca.

Me parece curioso que el Opus no mencione nunca en ninguna charla, en ningún circulo de supernumerarios el ejemplo de este matrimonio que desde hace 9 años la Iglesia ha reconocido la santidad y virtudes vividas en el matrimonio. El único comentario que alguna vez escuché y luego pareciera ser que llegó ‘nota de la delegación’ para evitar seguir comentando el hecho. El comentario fue que para dicha beatificación se presentaba un problema: la fecha para celebrar a los nuevos beatos debería ser la fecha de sus respectivos fallecimientos; Juan Pablo II arregló el asunto disponiendo que la fecha de celebración de los beatos fuese la fecha de su matrimonio. Y como decía Joseph María Bachs en el programa de TV Un, Dos, tres: “hasta allí puedo contar…”  Una maestra y un abogado con 4 hijos; 2 de ellos sacerdotes, la otra; monja. Qué ejemplo más claro puro y limpio de una vida normal.

http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=15028

Naranja Agridulce