Siguiendo el punto 146 del Catecismo de la Obra, la “entrega” al Opus Dei incluye la vocación profesional para dedicarse a las “labores internas” que se “hacen también trabajo profesional”, indica. De ser “trabajo profesional” como bien aclara Enrique Antonio en su escrito “El cambio de la Obra empezaría por facilitar la salida”, este “trabajo profesional” en labores internas debería y debe estar regulado por los derechos y obligaciones de Ley que amparan cualquier trabajo… ¿o no? Me refiero a una remuneración fija, pagos de impuestos, de seguros, etc. Si es que estamos hablando de un auténtico trabajo profesional.

Señala así el Código Civil Peruano: “Significa que el trabajador presta sus servicios bajo las órdenes del empleador, en el lugar y en el horario que éste le asigna. Es que el empleador tiene poder de dirección, de administración y disciplinario; por lo que puede dirigir y administrar, e inclusive sancionar al trabajador dentro de los criterios de razonabilidad. La subordinación es el elemento distintivo del contrato de trabajo y por lo mismo el más importante porque permite distinguirlo del contrato de locación de servicios en el cual no hay subordinación” (Artículos 9º - Decreto Supremo N° 003-97-TR. y Artículo 1764º - Código Civil).

Ante la Ley, infringir o no reconocer la legalidad de la subordinación que implica cualquier “trabajo profesional” está penado. Es un acto delictivo. Por lo tanto, los que hemos ejercido funciones de Directores, Sub Directores, Secretarios u Oficiales dentro del Opus dejando la práctica de nuestras carreras profesionales hemos sido víctimas de un crimen por parte de la Prelatura. Del mismo modo sucederá con el trabajo de las numerarias auxiliares, del jardinero, del portero, etc. De haberlo sabido antes, ya les habría levantado denuncia. Porque del Opus Dei uno sale con una mano delante y otra detrás. Aún recuerdo cuando solicité al vocal de San Miguel una Constancia de Trabajo y me envió al desvío burocrático más ridículo.

Aclarado este asunto paso a aclarar el modo distinto en que se está tratando a los ex fieles de la Prelatura como indican Gaudi y JM. Justo con el arribo del Prelado al Perú envié una carta protesta por los abusos del Opus Dei para con sus fieles y los que nos hemos ido. En la Revista CARETAS del mes de junio publicaron mi carta. A la semana siguiente el encargado de AOP, un agradable chico al que hice pitar, se acordó nuevamente de mi existencia y me invitó a conversar tras su curso de retiro por fiestas patrias (28 de Julio). El lector no podrá refutar que, desde el 2007 en que dejé formalmente la Prelatura, ésta sea la primera invitación que recibo de otro numerario para charlar. En razón de justicia sí he de comentar que otros numerarios me llamaron al móvil el 2008 y 2010 respectivamente, ambos diciéndome: “¡Ay perdón, me equivoqué de número!”. Amén de las comunicaciones con la Prelatura y mis ex-hermanos.

Nicanor
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