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 Correos: Crónicas de Mascletà (y III).- Matilde

010. Testimonios
Matilde :

Crónicas de Mascletà (y III)

Matilde, 19 de marzo de 2010

 

El cojo y la muchacha

 

Hoy he vuelto a mirar las fotos de la orla, y me han venido a la cabeza imágenes de una práctica de destilación del petróleo, que nos dio un especialista en petroquímica.

 

Nos citaron fuera del laboratorio y fueron llamando a los diferentes equipos de prácticas por orden de lista. Nuestro equipo lo formábamos cuatro personas, y cuando nos tocó pasar al laboratorio solo estábamos un compañero, al que acababan de operar de una rodilla, y yo con mi falda por la rodilla, marcando estilo (no sé por qué no tuvo tirón en el mundo de la moda politécnico de aquella época). Bueno pues, no habían llegado la otra compañera y compañero, con el que formábamos el equipo completo. El profesor que daba las prácticas nos dijo que entrásemos y que ya se incorporarían los otros dos, y añadió que él no sabía que se podía hacer “con un cojo” y “una mujer”...  



Mi compañero y yo nos miramos pensando que nos íbamos a reír los tres, pero el profesor de prácticas se giró igual de serio que había pasado lista, y nos llevó hasta la mesa que nos correspondía de prácticas. Allí, dirigiéndose solamente a mí, me explicó en casi medio minuto, en qué consistía la práctica y que yo era la encargada de recoger todos los datos de presión y temperatura cada x tiempo en etapas distintas del proceso. Como no me dio tiempo de memorizar todo lo que me acababa de decir, le pedí si podía repetirlo mientras yo lo anotaba en una hoja.

 

Para ese entonces, acababan de llegar la compañera y el otro compañero que faltaban, y este último compañero fue avanzando hasta quedarse posicionado entre el profesor y yo. El profesor, al oír mi petición de repetir lo que había dicho, contestó en tono alto y fuerte, que lo oyeran todos los equipos del laboratorio, algo así como:

 

-          “En los años que llevo de docencia, que son muchos formando a Ingenieros Industriales, jamás y nunca he visto a una persona tan incompetente e inepta como usted”. 

 

Tras esta intervención, se marchó a solucionar las dudas de otros grupos. El compañero que había llegado en último lugar me explicó que se había acercado tanto a mí para protegerme, porque pensó que el profesor me iba a pegar, y me preguntó que qué había pasado entre nosotros. Le expliqué que era la primera vez en mi vida que veía a este señor, y nos reímos contándole la bienvenida de “¿qué se puede hacer con un cojo y una mujer?”. Le preguntamos a otros grupos cómo se hacía la práctica, entregamos los datos y práctica aprobada.

 

Al día siguiente le comenté este suceso a un supernumerario, y me dice que conoce a ese profesor, que ha jugado a tenis con él, y que es una bellísima persona. Que no le tenga en cuenta eso, que es agregado y que quizá tuvo un mal día.

 

Para los que no se sitúen muy bien en lo que es un agregado y un supernumerario, tengo las dos definiciones que me dieron a mi cuando las pedí.

 

Definición de supernumeraria dada por una directora de club de bachiller en Tenerife, allá por 1990. “Persona que podía haber sido numeraria o agregada, y que por falta de entrega y generosidad no lo ha sido. Con los años tendrá más vida interior y entonces podrá ser generosa en la cantidad de hijos, y su formación tendrá fruto. Lo normal es que sus hijos piten de numerarios o agregado. Aunque como en toda familia, ya se sabe que habrá alguna oveja negra y se cuenta con ello, no vamos a pretender que todos sean de la Obra. Se nos ha dado el caso de hija de supernumerarios que se metió en un convento de Clarisas.”

 

Definición de agregada dada en Valencia por directora de centro universitario, allá por 1996.  “Persona que pudiendo ser numeraria no lo es. Esto es debido a que pueda tener alguna enfermedad o deficiencia física. También puede ser porque la separación de esta persona, de su núcleo familiar, conlleve que esa familia se quede sin el mantenimiento económico o bien fuera la última hija en salir de la casa paterna. A veces se da el caso de que pitan de agregadas, no porque cumplan estas condiciones, sino porque iban a un centro de agregadas, y a las agregadas solo se les ocurre plantear la vocación de agregadas o de supernumerarias” (nunca me especificaron si había una la lista de enfermedades o deficiencias establecida),

 

Quizá, igual que los documentos internos están actualizándose, también lo hayan hecho estas definiciones de supernumerario y agregado. Ahora mismo no tengo especial curiosidad en saberlo. Lo que sí me quedó claro es que todas las vocaciones en el Opus Dei son la misma vocación, pero con circunstancias diferentes.

 

Esto de hacer prácticas en equipo tenía sus inconvenientes. Como había que quedar fuera de clase a realizar los trabajos en grupo que nos pedían los profesores, intercambiábamos los números de teléfonos fijos. En una ocasión llamó un compañero de carrera al centro al que yo pertenecía. Habíamos quedado en su casa para hacer una práctica, junto con otras compañeras y compañeros de la carrera, y comunicaba que había un cambio en la hora. La directora buscó una salita para comunicarme el recado y me preguntó si tenía algo más que decirle. Como yo no tenía nada que decirle, sino darle las gracias por darme el recado, ella me invitó a pasear por la Alameda, para interesarse por mi estado, digamos, afectivo. Menos mal que no fueron un día a verme a clase, y contaron la cantidad de chicos que había frente a la cantidad de chicas, en la Escuela de Ingenieros Industriales hace una década.

 

En una ocasión, entré en un aula a hacer un examen de recuperación de una asignatura, creo que era Estadística. Esta vez la proporción chico-chica era más acentuada. En aquel aula habían sesenta chicos y una chica. Si pudiera volver a aquellos tiempos cantaría a todo pulmón esta canción: It´s raining men! ¡¡Alleluia!!

 

Matilde

Capítulo I

Capítulo II




Publicado el Friday, 19 March 2010



 
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