Querido Jose Maria H., me ha conmovido tu carta abierta a cualquiera que quiera darte alguna luz. Me siento motivada a intentarlo, y es que nada más leerte me vino el sentimiento de decirte que quizá sea hora de dejar de buscar fuera y entrar dentro de ti, donde se encuentra todo lo que necesitas para ser y sentirte un hombre pleno y feliz. Precisamente acababa de leer un relato de Tagore (perdona, pero aquí tengo que mandar un risueño saludo a Zartan que fue compañero suyo de colegio y lo conoce mejor que nadie!! ::JJ) Quiero copiarte un trocito de ese relato porque me parece que te puede dar luz a la par que recuerdo a los sesudos críticos de Damián (23.11.09,) aun teniendo razón, que no soy nadie para corregirlos.

Así decía Tagore un 12 de diciembre de 1895:

“El otro día leía en un libro inglés una critica literaria llena de elucubraciones sobre la poesía, el arte, la belleza, etc. Pensaba yo laboriosamente a través de estas disertaciones artificiales y mis facultades cansadas se creían errantes por un mundo irreal, infestado por un espíritu burlón. Era ya tarde y cerrando bruscamente el libro lo eché sobre la mesa. Después apagué la lámpara para acostarme. Apenas se extinguió la luz. El claro de luna inundó la estancia entrando por las ventanas abiertas y me hizo palpitar de emoción.

La lucecita de la lámpara se había burlado de mi como un Mefistófeles; su mezquina llamita había conseguido ocultarme la claridad de gozo inefable nacida del profundo amor que llena el Universo.

¿Qué iba yo a buscar en la vacía verborrea de aquel libro? ¡La cosa estaba allí llenando los aires, esperando en silencio todas aquellas horas!...

Si me hubiese acostado con las ventanas cerradas sin darme cuenta de la visión, del mismo modo hubiese estado allí... imperturbable y discreta, esperándome aún como me había esperado desde el tiempo remoto...!”

Quizá es hora de mirar dentro, de dejar que Dios hable y que tu calles y escuches, para poder caer en la cuenta de esa luz que siempre estuvo ahí, solo que tu no la miraste. Hablas de lo acogedor que sería morir. La muerte física puede ser estúpida como dices, pero no la del ego que va como loco dirigido por la mente, distorsionándolo todo e impidiéndonos ver la Realidad. Puede que te hagan falta, como a mi y como a todos, unas gafas nuevas para mirar de un modo radicalmente nuevo, quitarte los tapones de los oídos y dejar de hablar creyendo que sabes lo que quieres, para empezar a escuchar de una  forma nueva a quien te hizo y sabe lo que necesitas.

De todas formas, perdona por mi consejo porque yo voy en camino como todos y no he logrado nada, pero creo que tu estado de hoy es muy buena señal. Cuando se toca fondo sólo queda empezar a subir. Y esa inquietud, esa necesidad vital de Dios, de eternidad no puede quedar sin respuesta. Confía en la Vida! No te agarres a creencias y doctrinas porque Dios habla al corazón de cada criatura y la situación más insospechada te puede abrir los ojos.

Un consejo, para, deja de buscar fuera, ríndete y deja que la Vida te guíe, pero la Vida, no tu mente, tus miedos, tu ego. Un libro que a mi me ayudó mucho, y que no es ningún clásico de espiritualidad es “El poder del ahora” de Eckhart Tolle. Con sus palabras yo comprendí por primera vez la hondura de lo que siempre  entendimos por  rendirse a la voluntad de Dios.

Si quieres escribirme, mi correo es carmencharo@euskaltel.net

Un fuerte abrazo y ¡animo!