El que sea de fundación divina la opus me importa un bledo. Tenemos claros ejemplos en la Historia, lo poco que nos importa a los hombres para hacer barbaridades en nombre de lo más sagrado.

                El comportamiento sectario que se predica de algunas organizaciones nacidas en el periodo de entreguerras del pasado siglo, es la condición necesaria para entender el horror y el terror que hemos soportado.

                Nada de lo que se pueda decir de la opus es original. Nada de lo que nos ha ocurrido deja de ser un ejemplo más de cómo nos comportamos unos con otros. Las connotaciones especiales son las propias de un siglo terrorífico....

                Lo que no entiendo es cierta posición especial ante la opus como si el resto de la Humanidad viva en el  Huerta de las delicias, número 2, 09223 Paraiso2.

                Nada de la situación de la Humanidad dentro de la mejor tradición católica se puede explicar fuera de la Fe, la Esperanza en la vida futura, lo que produce la aparición de la Caridad como la forma de vida en la que nos instalamos por esa Fe y Esperanza.

                Está claro que mucho ha sido el sufrimiento, la injusticia y la maldad de unos con otros. Los no nacidos, los nacidos condenados a la peor de las muertes, las vidas sometidas a la esclavitud más cruel, no sólo han sido destinos individuales queridos por terceros sino que culturas enteras se cimentan sobre esa insoportable maldad.

                Tal crueldad interpela, desde los primeros días de nuestra civilización a la concepción que se tenía de los dioses y, más cerca de nuestros días, al Dios Amor católico. Imposible compadecer a ese Dios que deja al hombre libre para acometer las peores maldades. ¿Qué esconde sino la justificación moral de los totalitarismos, incluido la pretensión de la opus, sino el evitar el pecado a toda costa? ¿Por qué es un síntoma claro de todo movimiento totalitario el vivir en el puritanismo y una moral bicolor? ¿No es el deseo de todos el cerrar el progreso humano, el predecir la llegada de una sociedad perfecta, para acometer sin piedad la limpieza de todos los supuestos malvados y la reivindicación de los que se consideran los buenos, elegidos u oprimidos?

                La Fe es virtud gratuita y teologal porque nada evidencia la existencia de un Dios Amor, la Esperanza ha de ser gratuita y teologal porque la presencia de la Iglesia y de sus innegables signos de santidad, nos muestran lo imposible de llegar a un Paraíso en la Tierra. La Caridad es virtud gratuita y teologal porque el amar al prójimo como a uno mismo no es una actitud recomendable aún viviendo en las más altas cumbres de las supuestas virtudes humanas.

                Lo interesante, lo importante, es no intentar racionalizar lo que carece de sentido sino fiarse, esto es, tener la Fe de que Dios es Padre amoroso a pesar de las evidencias en contrario.

                Por eso, la rebeldía ante Dios tiene un fundamento real. La evidencia del mal y de la injusticia, hace responsable a Dios. Ante la supuesta libertad del hombre, a la que se tiene que ver limitada la acción divina, se le reprocha el haberla concedido, haber dado esa libertad que el hombre no iba a saber usar.

                De ahí nacen todos los intentos por negar la existencia de esa libertad o, aún existiendo, sea lo primero que hay someter para que el mal no siga siendo la causa de los males. Y eso está a pie de calle. Los progresistas, en sus modelos más aguados y, por tanto, más cínicos, creen en la paternidad del Estado y la necesidad del mismo para controlar a un perenne inmaduro como es el hombre.

                La verdadera y más dura prueba es aceptar que Dios es así, esto es, que por respetar la dignidad del hombre es capaz de consentir la negación de la dignidad de otros a través de actos perniciosos  y crueles, en los grados que se quiera.

                Lo verdaderamente duro de admitir es que Dios NO se coloca en primera línea del dolor. Dios no tiene la pretensión de algunos para entender el dolor como algo necesario para crecer como personas o como supuesto camino de madurez. Lo verdaderamente duro de admitir es que Dios va a aparecer después, que la Resurrección exige la Cruz, que  la Cruz no deja solos, a oscuras, sin consuelo alguno, dejados de la mano de Dios.

                El levantar nuestra alma tras esa Cruz nos lleva a Resucitar con esas heridas y tenemos que asumir haberlas recibido de forma gratuita, injusta y e irracional. Que nososotros mismos las infringimos de forma gratuira, injusta e irracional. Que Dios no moverá un dedo si, por ejemplo, un desgraciado le da una paliza a mi hijo y muere. Sé que esto no es lo definitivo y que la justicia humana, como mucho, evitará que ese desgraciado lo vuelva a hacer aunque, últimamente, parece que ni eso tenemos garantizado.

                Por eso no entiendo que algunos recomienden dejar la Fe y la religión tras el paso por la opus. Es una decisión personal y la excusa no puede ser que exista la opus.

                Es un momento anterior el que nos hiere. El descubrir la maldad humana y la terrible inseguridad en la que nos movemos dentro la libertad ante la dejación de Dios, en medio del desierto, de todo poder sobre todas las naciones, nos deja al pairo de los poderes de este mundo.

                La escenificación de la Pasión nos interpela para reconocer que todos los actores presentes en el mundo, desde siempre y para siempre, condenarían a Cristo.

                La Cruz, la Pasión, jamás desaparecerá. Y eso hay que entenderlo desde la fe más profunda.

                Lo que nos duele, y en lo que luchamos, en lo que condenamos, y en lo que denunciamos, en estas páginas, es que algunos de nuestros hermanos en la Fe, hayan usado y pretendan usar las armas de los poderes de este Mundo para someter a otros y que esos otros se conviertan en esclavos de unos pocos. Pero no porque no sepamos que exista esa pretensión del mal en el corazón humano, sino porque se hace desde las creencias compartidas con otros. Creencias que tienen como imperativo moral la liberación del pecado y la entrega de la vida en reparación del mismo. Creencias que tienen como raíz espiritual el encontrarse en el misterio de la Cruz con la Resurrección que vivimos tras la muerte en la Cruz, y no para vengar la muerte de Cristo. No podemos soportar que parte de la Iglesia reproduzca el mal del mundo, que caiga en las Tentaciones que el mismo Cristo evitó.

                Por eso me importa poco que sea de fundación divina. Por eso, denunciar como secta me parece poco. Lo que me parece relevante es que son sólo una pobre gentuza como la de un partido político o un grupo humano que me quiere “salvar”, “redimir”, por mi raza, por mi clase, por mis creencias o por lo que sea. Lo realmente asqueroso es que se descubran, una a una, todas las formas de maldad del mundo dentro de los que se creen verdaderos creyentes.

                Denunciar y aclarar todos estos excesos cometidos, los coloca en su verdadero lugar: una panda de listos, como otras tantas pandas que existen, y un puñado de "victimas colaterales" que un cobarde ha tenido a bien llamarnos. Y en eso creo haber encontrado, con toda humildad y toda ternura, la mejor muestra del Amor de Dios, en ser víctima y no verdugo. Quien quiera entender que entienda.

coplasuelta