Estimad@s Orejas,

Hace unos dias iba con mi mujer en el auto camino a casa de unos amigos para celebrar el cumpleaños de uno de ellos. Y asi como no quiere la casa, la buena de mi mujer me dice, ¿y que temas estan en el candelero en Opuslibros?. La verdad es que me quede medio duro y al cabo de unos instantes y por eso de la paz conyugal le respondi alguna vagedad poco elaborada. A lo cual ella, que es periodista de profesion, no se conformo y me siguio insistiendo. Y sabiendo que cuando una mujer insiste la consigue le dije: Por que no te metes tu en la pagina y le echas un vistazo. Muy seria ella me responde: "Mira, cada vez que entro me da la sensacion que la pagina de Opuslibros solo la entendeis los que habeis pasado por el Opus Dei. Esta demasiada escrita en clave del Opus Dei y me cansa descifrarla". Y la verdad es que pensandolo despues y no es que lo diga mi mujer que por cierto es una Santa, Sabia y Gran mujer..... algo de eso tiene la pagina.

Yo generalmente cuando me encuentro con alguien que me pregunta sobre el Opus Dei mi experiencia dentro o mi opinion lo que suelo hacer es dirigirlos a esta pagina para que la lean. Y ya han sido varios los que me comentaron que todo bien, pero que les costo bastante leer dicha pagina precisamente por la terminologia y estilo de comunicacion que tiene. Esto no quiere ser una critica para nadie y menos para los orejas que dedican tiempo y esfuerzo en manter esta llama encendida. Pero creo que seria bueno darle un par de vueltas de tuerca precisamente para hacerla mas "llegable a todas gentes¨.

Y pienso que fundamentalmente el cambio que se requiere es por parte de los que escribimos o damos testimonios en la pagina. Me parece que deberiamos ser mas directos. Se nota demasiado la impronta en nuestra prosa de los años dentro del Opus Dei, medio acartonados y barrocos. Seguro que alguien que se dedique profesionalmente a estos temas nos puede ayudar a profundizar en el tema y conseguir que esta herramienta que es esta pagina web sea mas eficiente. Un fuerte saludo a todos desde la Argentina.

Gómez

Nota de Agustina.- Querido "gómez", es que es muy difícil que alguien que no haya estado dentro, entienda algo. Trabajo nos cuesta, cuando nos piden salir en reportajes o entrevistas, que no se centren sólo en "el cilicio", que parece ser lo más llamativo. Y lo del cilicio, respecto a las prácticas sectarias de control mental, no tiene ninguna importancia. No sé si te habrá sucedido a ti pero a mí sí; es cuando a una madre o padre, o un buen amigo o amiga, te desahogas contándoles qué te pasó, cómo actuaron... y para rizar el rizo, intentas explicarles lo que se entiende por el "buen espíritu", las contradicciones entre lo que predican de puertas para afuera -así fue como nos captaron- y lo que se vive en realidad -por lo que nos fuimos-, etc. Y tras horas de desahogo, cuando crees que te han comprendido, se quedan con los ojos abiertos y preguntan: Si el opusdei es así, ¿por qué te metiste???? Y empiezas de nuevo: es que no es así como te lo presentan, tienen su proceso de captación, yo no sabía nada de lo que luego descubrí... Conclusión: que una mente "normal" que no haya estado en la obra es incapaz de entender cómo se hacen las cosas dentro ni cuál fue nuestro proceso de entrar y años después, salir. ¿Por qué crees que los miembros de la obra no se pueden confesar con sacerdotes que no pertenezcan a la prelatura? ¡Porque no hay sacerdote católico que los pueda entender ciñéndose a la doctrina del magisterio de la Iglesia!!! No se trata de hacer los testimonios más sencillos, se trata de que no hay quien -desde fuera- se pueda imaginar que lo que narramos pueda ser real. Tu esposa tendrá que hacer "un acto de fe" en ti y creer lo que le dices o si no, no encontrará respuestas racionalmente entendibles en ningún testimonio, tampoco en el tuyo. Esa es otra de las incomprensiones con las que nos encontramos los que estuvimos dentro, que la gente "normal" piensa que esas prácticas son imposibles o si no, no hubiéramos estado ahí. Es el mundo de las sectas, tan alejado de ellos pero tan cercano, desgraciadamente, a la experiencia de cada uno de los que nos fuimos. Un gran abrazo, Agustina.