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 Tus escritos: YO CONFIESO (I). Las mentiras de mi diario.- Dolce Vita

010. Testimonios
Dolce Vita :

YO CONFIESO

LAS MENTIRAS DE MI DIARIO. ASÍ SE ESCRIBE LA HISTORIA

 

 

“Desde los comienzos, surgió la práctica de anotar en un cuaderno los hechos más importantes de la vida de cada Centro […] Los temas surgen espontáneamente de la preocupación apostólica, de la visión sobrenatural, de la ilusión y del cariño humano que caracterizan el ambiente del Centro: pequeños detalles de ambiente de familia; anécdotas del apostolado; hechos edificantes narrados con naturalidad, etc.” (Experiencias de los Consejos Locales, 19-III-2005, cap. 7, pp. 159-160)

 

Mentí. Mentí mucho y a sabiendas. Aprendí a mentir muy bien. Por eso me encargaron tantos años del diario del centro: mis “diarios” no daban guerra. Aprendí a escribir lo que las directoras querían leer, y aprendí a callar parte importante de la verdad: el lado oscuro, pero real...



Mentí a sabiendas…, pero a sabiendas de que no engañaba a nadie. Ni a las directoras, conocedoras de la verdad, ni a las destinatarias, porque las generaciones futuras no tendrían un pelo de tontas, y no se tragarían el cuento de hadas. Eso no importaba. Lo único que importaba es que quedaran los papeles bien guardados en los archivos, diciendo lo que tenían que decir. Más o menos, todos lo mismo. La misma monotonía, la misma estructura, la misma mentira. Eso sí, muy ordenados, todos iguales, lomos encuadernados, margen determinado a ambos lados, siguiendo un mismo criterio. Amorfa redacción, sin personalidad, sin firma, sin autor. Pasadas las primeras malas experiencias, aprendí a mentir mejor todavía, y empecé a aplicar  pequeños trucos para  que el diario pasara la criba de las de arriba, porque en la Delegación se encarga a una persona la aburrida tarea de revisar los diarios de todos los centros dependientes y de las distintas actividades organizadas. (“Es conveniente revisar con frecuencia el diario […] tanto para subsanar posibles olvidos, como para hacer las correcciones oportunas.Experiencias de los Consejos Locales, Anexo 13, p. 205).

 

Al hablar de malas experiencias, me refiero a la devolución del diario corregido, con nota amarilla adjunta: “Lamentamos que no hayáis vivido el criterio…” […] “Lo que nos enseñó Nuestro Padre y se ha vivido siempre…” En fin, que había que cambiar el argumento, mentir mejor, si no querías repetir cuaderno. Sí, repetir cuaderno. El truco era comprarlos muy delgados, a pesar de que estaba indicado su grosor, así como otras mil indicaciones: “En todas las páginas se deja un margen amplio, para añadir posibles aclaraciones […] Una vez terminado un cuaderno, se manda en mano a la Comisión Regional en la primera oportunidad.” (Experiencias de los Consejos Locales, Anexo 13, p. 205). El diario tenía que ser ejemplar, no podía haber tachones, ni correcciones, ni borrones, ni nada que no fuera perfecto en su forma y contenido. La noche era larga para repetir cuadernos, para inventar “mentiras.”

 

Tan refinada era la mentira, que no podías olvidar de vez en cuando manifestar las dificultades por las que podía pasar la vida del centro, todas ellas superadas con la alegría, buen humor, y espíritu deportivo que nos caracterizan. (“Se anotan también, si ocurren, algunos sucesos o circunstancias que, de no relatarse, darían una visión deformada, irreal, de la marcha del Centro: dificultades ambientales, falta de medios, contradicciones, etc.” Experiencias de los Consejos Locales, 19-III. 2005, p. 160).

 

Hablar de las “dificultades del centro” era un eufemismo. La verdadera dificultad la tenían las personas. Las personas sufrían, las personas estaban solas, las personas rabiaban de impotencia, las personas, agotadas, a veces se marchaban… Eso no importaba, eso no era “reflejo de la realidad”. La realidad que había que describir era la programada, la prevista por el fundador, no había otra realidad. ¿Quién podía salirse del guión? ¡Sería un mal ejemplo para las generaciones futuras que leyeran la “verdadera historia de la Obra”!

 

Otro tema que no debía pasar por alto: Los días de “fiesta”. (Meditaciones, Tomo V y VI). Si no querías recibir notas amarillas adjuntas, no podías olvidarte de reflejar el espíritu de regocijo con el que se recibían las fiestas de familia. (Obviando, naturalmente, que la causa del regocijo podía ser la liberación del cilicio). Y así lo hacía. Y así mentía.

 

Y yo, para no recibir notas amarillas adjuntas, reflejaba lo mejor que podía el vibrante espíritu que animaba todas las fiestas de familia. Y así lo hacía. Y así mentía.

 

Como directora, conocía también lo tediosas que resultaban las tertulias filmadas del fundador y sucesores que, según el buen criterio, teníamos que ver con frecuencia aún a sabiendas de que las podíamos repetir de memoria. Pues bien, en el diario quedaba descrita la euforia con la que todas recibíamos la noticia de que en lugar de tertulia, película. Y así lo hacía. Y así mentía.

 

Como mentía al contar que otra adolescente se había decidido a pitar, cuando en realidad era solo el resultado de su agotamiento ante el plan de acoso y derribo al que había sido sometida (cfr. “27 PASOS PARA QUE PA (Pida la Admisión) UNA AL MES”. DELEGACION DE MADRID, publicado en “Documentos internos” de esta Web).

 

Como mentía al silenciar que alguien dedicaba un tiempo, demasiado tiempo según el criterio, a su familia.

 

Como mentía al describir el idílico ambiente de cariño fraterno manifestado, por ejemplo, en las tertulias…, ocultando los enfados, los desencuentros, las incomprensiones, las soledades y angustias. Porque la tertulia era muy importante: “Imitando a Jesucristo, nuestro Padre ha querido que en la Obra exista la tertulia, que es un medio de formación, una muestra de verdadero cariño de familia […] Es la alegre reunión de todos para contar los sucesos del día o para contar algo de la maravillosa historia de la familia […] siempre con tono positivo, evitando en absoluto las discusiones y polémicas; hablando con sencillez, sin rebuscamiento, con un poco de sentido sobrenatural, y sabiendo contar también cosas divertidas –de nuestro Padre-”. (Programa de formación inicial, B-10. Ap. II. Charla 10.III)

 

Después de unos años fuera, una reflexiona sobre estas cuestiones aparentemente nimias y pacíficas, llegando a la conclusión de que así se ha inventado y reconstruido toda la historia del Opus Dei desde un ideal utilitarista. Es lo mismo que ha pasado con las hagiografías del fundador, con los cambios de fecha de sus escritos…, con el denominado espíritu… La realidad no importa nada, sólo importa la ortodoxia, como en los viejos totalitarismos donde casi todos ven con los ojos del que manda. En este caso el absolutismo se mezcla con una buena dosis de fanatismo iluminista. 

 

Y así una detrás de otra:

para que quedara el testimonio,

para que tuvieran un referente,

para que no llegaran indicaciones que me hicieran repetir cuaderno…

Porque en el diario, no hay borrones, ni correcciones, ni tachaduras,

porque todo ha de ser y es perfecto.

Porque hay que cuidar lo pequeño…

Porque ese en nuestro espíritu.

 

Así mentí, yo confieso.

Y así se ha escrito la historia del Opus Dei.

Otro día, más.

 

Dolce Vita.

 

 

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Publicado el Wednesday, 14 May 2008



 
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