Chico, Satur, estamos a miércoles y yo sin enterarme de que habías escrito algo para mí: “SETIÉN, LA OPUS Y JULIA” y mira que el título está vistoso. No me gusta NADA, pero nada de nada me mezcles con Setién. Reconozco que “nadas” en el lenguaje, o sea que eres pluma ágil, pero “corazón” cuando hablaba de Don A. A. (aquí lo escribo completo, ahí saldrán las iniciales) estoy más que segura que no me refería a ti.

Me da que Don A. era muuuucho más sutil. Su discurso sonaba como el “canto de sirenas” a los marineros y tu rascas pelín, seguro que no es culpa tuya, te habrás contagiado de esas compañías que frecuentas en Hospital, cuando tu padre se enferma. Mira, yo hace ya muchos años que ni me rozo con ellos, y si algún día, por mi trabajo, o fruto de la casualidad, me topase con alguno, creo que llegaría a ser hasta cruel. Claro que en ese caso siempre podrían decir aquello de: no digas que está persona te ofende, sino que te santifica, o algo parecido que diría el pater. Bueno, pues nada más y que se mejore tu padre de lo suyo y tú de lo tuyo.

Julia