Querida Estrella,

 

Te envié un email similar que no ha sido publicado, supongo que por despiste mío que no le dí a enviar bien. Lo primero de todo es transmitirte la gran pena que siento por no poder ayudarte y estar cerca ahora en estos momentos duros. Porque lo que no puedes evitar Estrella, es reconocer que estos momentos son duros para tí, duros para todos los que de verdad queremos acompañarte en esto. Cuando tardas días en contestar los emails nos inquietamos porque ya creemos que te están prohibiendo leer estas páginas...

 

Mira Estrella, como ya te comenté, creo que ya tienes asumido que estás en crisis. Y bien, lo que yo quiero plantearte es que una crisis es un momento puntual en la vida, un tiempo acotado... no puede durar como está durando, más de dos años.

 

Admites que estás más animada después de tu curso anual (leer escrito) con más ganas de hacer eso que Dios te pide. Y sigues creyendo que Dios te pide que continúes con serias dudas sobre tu entrega... Y si me dices que es porque hasta ahora no has puesto suficientes medios, te puedo recordar lo que, para mi, sí me parece que ha sido toda una lucha interior. Te recuerdo tus listas de mortificaciones: Ducha de H2O fría, minuto heroico, hablar en los desayunos, no correr con el coche, escuchar con calma a X que te cuesta, puntualidad en las normas, leer correo al día, llaves, puertas, movil...

 

Puedo recordarte también cómo, el año pasado, tenías esa sensación extraña de que te mantenían en un Consejo local para que no te fueses de la Obra; cómo te exprimen al máximo tu tiempo para que no le puedas dedicar ni un minuto a tu familia o a tus amigas o, quién sabe, para que no pienses; cómo te martirizas pensando en que no das todo lo que deberías en el centro mientras llegas continuamente tarde al trabajo por ocuparte de las cosas de la gente de la Obra; cómo llegas a la charla y no encuentras consuelo y te remuerde la conciencia por no contar... eso que tu y yo sabemos; cómo cuando pasaste por el peor momento de tu vida, sólo supieron entenderte de verdad unas personas que no estaban precisamente vinculadas al Opus Dei.

 

Y todo esto lo tienes dentro y te empeñas en no admitirlo, en seguir subida al carro porque "te han" empeñado en que tienes vocación. Yo no lo sé, porque no estoy dentro de tí, no puedo leer tu conciencia, sólo sé de lo que me has ido contando. Y como pasa el tiempo y veo que no te aclaras, yo te animo a que decidas lo que decidas, lo hagas ya.

 

Y que tengas en cuenta que la alegría, y esto lo repitió muchísimo S. Josemaría, está intimamente vinculada a la vocación.

 

Un saludo,

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